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España

La popular Mercedes Fernández no quiere ser un "satélite" de Cascos y espera un gesto de Rosa Díez

Mercedes Fernández, en la sesión constitutiva de la Junta del Principado.

El “laberinto asturiano” no deja de deparar sorpresas, las últimas, la decisión de la Junta de Justicia de Asturias de anular el voto emigrante de la circunscripción Occidental para convocar de nuevo elecciones y el anuncio del PSOE de que irá hasta el Constitucional en pelea por ese escaño. Todo ello adobado por el órdago que lanzó la popular, Mercedes Fernández, adelantado por Vozpópuli, al que parecía su más que probable pareja de baile, Francisco Álvarez-Cascos, de presentar su candidatura a la presidencia del Principado. Esta maniobra, bastante incomprensible para ojos ajenos, responde al deseo del PP regional de no acabar convertido en un “satélite” de Foro e intenta recabar para sí el apoyo del único diputado de UPyD, Ignacio Prendes. Se pretende aparecer frente a Cascos de la mano de otra fuerza política de modo que se ceda la presidencia al PP, proceso cuando menos alambicado que necesita de demasiados condicionantes.

Y es que el primero de todos, no es tanto convencer a Ignacio Prendes, que procede de la izquierda y que, en principio sería más proclive a facilitar la presidencia del socialista Javier Fernández, con quiine lleva ya semanas hablando, sino a Rosa Díez, en el entendido de que la estrategia que pueda tener esta formación en Asturias “está condicionada a la estrategia nacional y es improbable que Díez quiera apoyar a los socialistas y facilitar un presidente asturiano”.  Y ya apuestos a elegir entre PP y Foro, están convencidos de que la formación magenta preferiría aliarse con los populares, entre otras cosas porque uno de sus caladeros de votos en la región podría estar entre los que votaron al ex vicepresidente del Gobierno.

Son muchas y muy variadas las dificultades de un acuerdo entre el centro derecha asturiano. Porque lo que ha quedado tras la ruptura que se produjo a finales del año 2010 con la espantada de Cascos es un odio cerril entre los dirigentes, las bases y los cuadros de uno y otro partido. “Aquí están los que rechazan a Cascos y a Foro porque si no fuera así se hubieran ido con él”, señala un miembro de la dirección regional del partido. Pero conciliar eso con un principio de acuerdo entre ambas formaciones parece poco menos que imposible. Sin embargo, no hay que dar nada por cerrado dado que esta telenovela por entregas en que se ha convertido la política asturiana puede deparar sorpresas.

Fuentes del PP asturiano califican de “trascendentales” las cuarenta y ocho horas que, por ley, deben transcurrir entre la primera votación parlamentaria para elegir presidente y la segunda si ninguno de los candidatos ha alcanzado la mayoría absoluta de los votos de la Cámara. Pero la verdad es que, a esa segunda votación sólo podrían presentarse los dos candidatos más votados, en principio, Javier Fernández y Francisco Álvarez-Cascos, quedándose fuera la popular Mercedes Fernández, que se vería en la obligación de retratarse respecto a si vota la candidatura de su antiguo compañero de filas. El hecho de que esta expresara su disponibilidad para respaldar un presidente de Foro para el Parlamento regional, era un claro, clarísimo, mensaje de que, al menos de momento, mantiene su órdago, porque según el acuerdo que Cascos ofreció a Fernández, era un dirigente del PP el que debía ocupar la responsabilidad máxima de la cámara autonómica.

En caso de empate, y pasados dos meses desde los comicios, habría que convocar de nuevo elecciones

Y es que Foro presentó al PP el pasado 20 de abril un documento de reparto de tareas entre los dos partidos. Así, señalaba que para al investidura, sendos grupos parlamentarios “presentarán conjuntamente como candidato a la presidencia del Principado a la persona designada por Foro”, esto es, Francisco Álvarez-Cascos. Por el contrario, la presidencia de la Junta General quedaría en manos de quien eligiera el PP con un vicepresidente de Foro. En cuanto a la composición del Gobierno, Cascos controlaría cinco consejerías y el PP cuatro, eso sí, “previo acuerdo de las carteras a desempeñar por cada uno”. Además, “las decisiones se adoptarán de forma solidaria, renunciando expresamente PP y Foro a la potestad de impulsar iniciativas o acciones unilaterales, con objeto de garantizar el carácter colegiado de la acción política del ejecutivo regional”, según reza el texto que llegó a la sede de los populares asturianos. Asimismo se establecía la constitución de una comisión paritaria de seguimiento del pacto, formada por tres miembros de cada partido, que elevaría a las direcciones respectivas las discrepancias que fueran surgiendo. La comisión celebraría reuniones trimestrales o cuando las solicitara una de las partes y siempre antes de las reuniones de la comisión bilateral Asturias-Estado y de las Mixtas de Transferencias.

Pero este acuerdo no deja de ser papel mojado una vez que tanto “Cherines” –como se la conoce en el partido—como Álvarez-Cascos van a presentar sus candidaturas a la presidencia del Principado, decisión en la que se han visto apoyados unánimemente por sus respectivos partidos. Esto facilita, sin duda, la presidencia del socialista Javier Fernández, aunque todavía se desconoce el destino del disputado escaño que decidieron los votantes residentes en el Exterior. El caso es que desde el pasado viernes, en que se constituyó la Junta General del Principado empieza a correr el plazo de diez días para el presidente de la misma convoque el pleno que elija al nuevo jefe del Ejecutivo autonómico. Podría llegar a darse el hipotético caso de un empate, de modo que, si pasados dos meses desde la constitución de la Junta no existiera presidente, se procedería, de nuevo, a convocar elecciones.

En definitiva, todo un laberinto de difícil resolución que convierte a Asturias en una región sin gobierno desde el pasado 22 de mayo.

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