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España

Arenas consuma una amarga victoria: ambiente de funeral en la sede regional del PP andaluz

A la cuarta no pudo ser. "Mis primeras palabras son de gratitud". Un cariacontecido Javier Arenas se asomó pasadas las 10 de la noche al balcón de la sede regional del PP andaluz, en la calle San Fernando, a escasos metros del legendario hotel Alfonso XIII.

Los cientos de militantes que se han acercado para arropar a su líder, en las horas más bajas, no daban crédito. Les resultaba increíble lo que tenían ante sus ojos. Todas las encuestas se han equivocado, porque ninguna vaticinó un resultado tan exiguo para el eterno aspirante a la presidencia de la Junta de Andalucía, con tan sólo 50 escaños. La cincuentena sirve para presumir de ser la fuerza más votada, por primera vez en Andalucía, pero no para gobernar. PSOE e Izquierda Unida se convertirán en socios de gobierno sumando ambas 59 escaños.

Un comentario sobresalía entre los fieles a medida que el escrutinio pronosticaba el futuro gobierno PSOE-IU: "A quién se le ocurre hacer dos reformas laborales en puertas de las elecciones andaluzas". El primer culpable para muchos, en este inesperado escenario, era el Gobierno que preside Mariano Rajoy.

Algunas banderas de España, entre los más activos militantes de Nuevas Generaciones trataban de dar alegría en una calurosa noche en los termómetros, pero gélida y más propia de un funeral en la sede del centro-derecha andaluz.

La primera comparecencia de la noche en la sede popular, protagonizada por el secretario general, Antonio Sanz, ya hacía presagiar que algo iba mal, por su tono de voz, bajo y decaído al anunciar que el PP había ganado las elecciones en Andalucía. Todo ello en base al primer sondeo de Ipsos Consulting, para Canal Sur, que daba al PP una horquilla de 52-55

Algunos, hilando fino, sospechan que el PP andaluz tenía serias dudas en cuanto a alcanzar la mayoría absoluta en las urnas y por eso, sorprendentemente, rechazó la idea de contratar un hotel para celebrar lo que todos los medios de comunicación vacitinaban como una clara victoria, con amplias posibilidades de gobernar en solitario. Como mal menor con el apoyo de UPyD, que finalmente se queda fuera del Parlamento.

Estaba claro que el eterno gurú de Génova, Pedro Arriola, tenía ya sus propias encuestas israelitas internas, que sembraban el desconcierto y la incertidumbre entre las huestes de Arenas al cerrar los colegios electorales.

"Nos vamos a comportar como lo que somos, la primera fuerza política", anunció Arenas en el balcón de la derrota que tuvo otros padres: Los ministros Fátima Báñez y Cristóbal Montoro, además de Antonio Sanz y el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido.

Qué lejos queda aquella imagen de la victoria de Zoido, en las pasadas elecciones municipales, al triunfar en el feudo socialista que representaba el ayuntamiento de Sevilla.

Javier Arenas no ha desvelado su futuro más inmediato, al margen de anunciar su labor de oposición parlamentaria, pero está claro que no durará mucho en la Cámara autonómica. Su tiempo parece haberse agotado tras una victoria que, a la postre, supone su cuarta derrota frente al PSOE.

De nuevo ha sacado a relucir la palabra "humildad", la misma que repitió tanto durante la campaña para que sus votantes no se confiaran, ante las triunfalistas encuestas que les otorgaban la mayoría absoluta.

Lo cierto es que el PP no logra distanciarse del PSOE por más de un punto porcentual. En las pasadas elecciones generales la diferencia fue de nueve. Los 400.000 votos que obtuvo el PP andaluz con el tirón de Rajoy, por encima del PSOE, han quedado ahora reducidos a tan sólo 40.000

Está claro que a José Antonio Griñán le ha salido redonda su jugada de separar las elecciones generales de las autonómicas, a la espera de ver qué efecto han tenido los recortes del Gobierno central entre los votantes andaluces.

Arenas cerró su intervención anunciando que luchará "contra la crisis económica y contra el paro". Quiso acordarse de los andaluces que han perdido su trabajo y de los jóvenes que "no tienen horizontes"

"Los tiempos que nos toca vivir son difíciles, pero los vamos a superar, porque no hay mejor tierra en España que Andalucía". Acto seguido quiso agradecer a Rajoy "toda su amistad y apoyo".

Poco después, en el hotel Barceló Renacimiento, un exultante Griñán incrédulo ante el resultado que le permitirá gobernar, esperaba a que Arenas concluyera para dirigirse a su militancia: "Este es un partido increíble", dijo en el arranque de su alocución.

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