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España

Cañizares llamó a Sáinz de Santamaría para restar importancia a la polémica sobre el pregón de Valladolid

Soraya Sáenz de Santamaría

Cañizares telefoneó a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en cuanto conoció la polémica que suscitó su designación como pregonera de la Semana Santa de Valladolid, ciudad natal de la misma. Según han indicado fuentes de toda solvencia a Vozpópuli, el empeño del prefecto de la Congregación para el Culto Divino, fue hacerle llegar a la "número dos" del Ejecutivo que no había ningún tipo de objección a esa elección, que no suscitaba ninguna clase de recelo o susceptibilidad.

Uno de los más importantes cargos de la Santa Sede pretendía poner fin así a una discrepancia sobre la que la vicepresidenta siempre se mantuvo muy cauta, sin querer hacer ninguna mención, ni siquiera cuando recibió apoyos públicos de hasta diputados de la oposición, como el socialista Ramón Jáuregui. La polémica se produjo tras unas palabras del arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, quien en una conversación informal con periodistas el pasado mes de enero dijo que le hubiera haber gustado ser consultado sobre la elección de Sáenz de Santamaría, "debido a su situación matrimonial", esto es, que la vicepresidenta está casada sólo por lo civil, en una ceremonia que se celebró en la embajada de España en Brasil.

Aunque hubo desmentidos posteriores, los periodistas que allí estaban, entre ellos el de la agencia EFE, se reafirmaron no sólo en las palabras pronunciadas por Blázquez sino, incluso, en el hecho de que se le preguntó hasta dos veces si podían dar publicidad a las mismas, con respuesta positiva por parte del arzobispo.

En todo caso, la propuesta del ayuntamiento de Valladolid se mantuvo, y la vicepresidenta salió ayer de la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros con destino a su Valladolid natal para pronunciar el pregón que tanta polvareda levantó en su momento. Horas más tarde, fue recibida por el propio Blázquez en la catedral de la ciudad desde donde proclamó que "algunos creemos que, últimamente, en España nos pasamos más tiempo identificando diferencias personales, locales y regionales que buscando similitudes. Pues bien, la Semana Santa tiene una virtud colectiva: nos ayuda a entendernos como españoles".

Mezclando vivencias personales, al vicepresidenta, apeló a una festividad  en la que "sin obligaciones, sin falsas tradiciones inventadas, sin ataduras, España ha conmemorado la muerte de Cristo de esta manera desde hace tanto tiempo que parece difícil que nada lo amenace. Sí, la Semana Santa es algo muy español". Además, invitó a observar durante este tiempo de penitencia la existencia de conceptos como la honradez, solidaridad, amistad y fidelidad, que contraponer a la imperante "crisis de valores e incertidumbre", informa Efe.

El actual Ejecutivo ha reconducido las relaciones con la Iglesia a los dos Ministerios competentes a tal efecto: Justicia, al que corresponde la relación con las distintas confesiones religiosas, y Exteriores, quien asume las relaciones diplomáticas con la Santa Sede. En las legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero fue primero la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y, luego, el ministro de la Presidencia, Ramón Jauregui, los que se encargaron de la interlocución con la Iglesia, trufada de enfrentamientos a cuenta del matrimonio homosexual o de la Ley del Aborto.

De hecho, la Conferencia Episcopal promovió distintas movilizaciones y manifestaciones a las que no pocas veces se sumaron significativos dirigentes del PP. El Partido Popular acabó llevando ambas reformas al Tribunal Constitucional, que todavía no se ha pronunciado sobre ninguna de ellas, aunque el titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha anunciado que se volverá a la una norma de supuestos y no de plazos en el caso del aborto. En cuanto al matrimonio homosexual sí esperarán un pronunciamiento del Al0to Tribunal.

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