Quantcast

España

Obama piensa en Larry Summers, tejedor de la crisis, para la presidencia del Banco Mundial

Al terminar el laureado documental Inside Job, su director, Charles Ferguson, solía contar una anécdota relacionada con la teoría de la puerta giratoria –el frenético ir y venir de dirigentes del sector privado al público, y viceversa, en el mundo financiero-. “Allí donde rodaba siempre había una figura que planeaba sobre todas las historias: la de Larry Summers”.

Judío de Connecticut, Lawrence H. Summers lo es todo en el templo de las finanzas contemporáneas porque su puerta giratoria ha sido la más ha rotado: Larry Summers, el ex secretario del Tesoro durante la etapa de Bill Clinton; Larry Summers, el hombre que en 1999 abolió la Ley Glass-Steagal para separar la banca privada y la banca de inversión; Larry Summers, el asesor de Barack Obama que se agenció hasta seis millones de dólares de firmas que luego fueron rescatadas; Larry Summers, el profesor de Harvard; y, últimamente, Larry Summers, la persona en quien Obama piensa para sustituir a Robert Zoellick al frente del Banco Mundial (BM). 

Según un cable de Bloomberg, Obama “considera seriamente su nominación”. De hecho, Summers habría dado ya el sí y cuenta con el aval del actual responsable del Tesoro, Timothy Geithner, y del consejero del presidente norteamericano Gene Sperling. Otros nombres suenan para el puesto, empezando por la secretaria de Estado, Hillary Clinton. Pero muchas fuentes visten a Hillary de vicepresidenta, en tándem con Obama para derrotar a los republicanos.

Cruzando de nuevo el umbral

Tradicionalmente, un europeo se hace con la jefatura FMI y un estadounidense encabeza el BM. Si el presidente Obama no piensa en otra personalidad o no cambia de idea, pronto Summers, considerado como uno de los urdidores de la presente crisis, podría volver a cruzar la puerta.

No hace tanto, el ex profesor de Economía de Harvard fue muy criticado por haber traspasado aquel umbral. En 2010, dejó el Consejo Nacional Económico, el grupo que asesoraba a Obama en la materia. Por aquel entonces –precisamente cuando se rodaba Inside Job-, se le reprochó no haber dejado a Estados Unidos en la senda de la recuperación. Y por si fuera poco, varios medios le acusaron tiempo después de tráfico de influencias por embolsarse varios millones de dólares procedentes de hedge funds y grandes bancos. Sí, Summers está vivo y colea.

Si hay algo por lo que se conozca a Míster Lawrence es por sembrar discordia allí donde pasa. Tarde o temprano. Y no solo en temas económicos. No contento con dar rienda suelta a la banca de inversión –la mayoría de las entidades dedicadas a este menester quebraron o fueron absorbidas en 2008 tras una inyección estatal de 700.000 millones-, Summers demostró su sapiencia en otros campos. Por ejemplo, en la ecología: “Creo que la lógica económica que aprueba el vertido de residuos tóxicos en un país de bajos salarios es impecable. Es algo que deberíamos afrontar”, dijo en 1992. Pidió perdón, claro.  

No hace mucho, en diciembre pasado, brindó una conferencia en el edificio de la Bolsa española. Aunque no acudió físicamente, sino que sentó cátedra por vídeo. Compartió acto con, entre otros, el ministro de Economía Luis de Guindos, Manuel Pizarro o el embajador estadounidense en España, Alan D. Solomont.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.