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España

Rubalcaba se vende solo como líder de transición en el PSOE

 Rubalcaba no ha formalizado aún su candidatura, pero actúa ya como si hubiera dado el paso. No quiere aparecer abrigado por el ‘aparato’ de Ferraz porque sabe que a la militancia le apesta cualquier componenda tejida desde Ferraz, sobre todo después del descalabro electoral del 20-N. Por eso anda con mucho tiento, midiendo sus movimientos al milímetro. Y uno de ellos ya lo ha hecho saber a diputados de su confianza: sus miras están puestas en ser un secretario general de transición, alguien que ponga orden en una organización desnortada por la falta de proyecto y la pérdida de casi todo el poder territorial. Y luego, a casa.

La venta de esta mercancía, posiblemente averiada, puede tener éxito en la carrera hacia el 38º congreso, porque ni siquiera los más fieles a Rubalcaba le ven ahora como candidato al cartel electoral en las legislativas de 2015. Por esta razón, sus ambiciones se limitan, al menos es lo que confiesa en privado el interesado, a liderar el PSOE de forma provisional garantizando una sucesión ordenada y sin traumas, en un partido que en palabras de Patxi López, pronunciadas en el último comité federal, podría disolverse “como un azucarillo” si las cosas se hacen mal.

Otro de los resortes que Rubalcaba está empleando para alimentar su ascenso a la secretaría general y facilitar el cierre de filas, es la apuesta por un solo mandato de Mariano Rajoy. Este viernes les ha prometido a los parlamentarios socialistas que se ejercitará desde el primer momento en una oposición intensa, dentro de una estrategia que podría conducir a un rápido desgaste del nuevo Gobierno por el azote cada vez más duro de la crisis.

Según fuentes socialistas, Rubalcaba mira de reojo a Chacón y observa con cierto desdén la posibilidad de que surjan nuevas candidaturas. El ex ministro considera, además, que Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Comunicación y marido de la ministra de Defensa, es en esta guerra su principal aliado, precisamente por las fobias que despierta el personaje en amplios sectores del PSOE, la fuerte influencia que ha ejercido desde 2000 en Zapatero, y el repudio que suscita el lobby que opera en su entorno. “En plena tormenta no estamos para bromas”, comenta un veterano diputado que irá como delegado al cónclave sevillano y dará su voto a Rubalcaba.

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