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España

Atentados en busca de autor: el misterio aún rodea 13 de los 38 cometidos en 2011

Pequeños artefactos explosivos caseros. Bombonas de butanos convertidas en peligrosas bombas. Cócteles molotov lanzados al amparo de la oscuridad. Durante el año pasado, y pese a la inactividad de las dos principales bandas armadas, ETA y los GRAPO, España registró 38 acciones violentas de naturaleza terrorista. De ellos, las investigaciones han permitido adjudicar cinco atentados a los llamados taldes-Y de kale borroka, siete a miembros de Resistencia Galega y otros trece a grupos anarquistas violentos. Sin embargo, trece de esos actos violentos siguen siendo un misterio. No sólo se desconoce la identidad de sus autores materiales sino que, incluso, se ignora qué grupo armado estuvo detrás de ellos.

La provincia de León, con tres atentados, es la que registró el año pasado un mayor número de estos actos violentos de origen aún desconocido

Así lo recoge la recién publicada Memoria de la Fiscalía General del Estado, que destaca el fuerte incremento en el número de estos enigmáticos atentados, ya que de los tres contabilizados en 2010 se pasó a trece sólo un año más tarde. El informe del Ministerio Público también detalla que León, con tres de ellos, fue la provincia más afectada, seguida de Madrid y Barcelona con dos. Valencia, Murcia, Guipúzcoa, Pontevedra, Orense y La Coruña sufrieron uno cada una. Tres de estas acciones se dirigieron contra sedes de sindicatos, una contra la de un partido político, y el resto se repartió entre órganos judiciales, locales de empresas, cajeros de banco, oficinas de la Agencia Tributaria y la vivienda de un particular. La Policía intuye el móvil de la mayoría de ellos, pero hasta ahora ha sido incapaz de esclarecer qué hay realmente detrás de ellos.

El primero de estos ‘misteriosos’ atentados se registró el 11 de enero en la localidad leonesa de Ponferrada. Un artefacto de fabricación casera colocado junto a la puerta trasera de un centro asistencial de la Mutua Asepeyo estalló originando el incendio de la puerta y daños en una estancia interior. La Policía constató que el artefacto estaba compuesto por una garrafa de cinco litros de capacidad con un líquido inflamable al que se le había unido con cinta de carrocero dos botes de gas de los utilizados para rellenas mecheros y dos petardos. Año y medio después no se conoce ni el móvil de la acción ni quién lo cometió.

Cócteles molotov contra IU

Tampoco se conoce la identidad de los dos “individuos” que días más tarde lanzaron un artefacto incendiario contra la fachada de la sede de IU en la localidad madrileña de Alcalá de Henares. El atentado, nunca reivindicado, ocasionó escasos daños materiales: el ennegrecimiento de una parte de la fachada y varios cristales rotos. Tampoco causaron desperfectos los desconocidos que, semanas después, lanzaron artefactos incendiarios contra la puerta principal de la sede de CC.OO. en Murcia.

Más grave fue, sin embargo, el registrado el 7 de febrero de 2011 en Pasajes (Guipúzcoa), donde dos bombonas de butano con clavos colocados en sus bocas y unidas por un cable estallaron en un local en obras destinado a acoger la cafetería del puerto de la localidad. La Policía ha descartado que se trate de una acción de violencia callejera de apoyo a ETA. También con bombonas de butano como protagonistas se registró tres días más tarde un atentado en Vigo (Pontevedra). El objetivo en este caso fue el cajero automático de una sucursal de Caixanova que resultó dañado por las llamas.

El quinto atentado tuvo lugar en Madrid, en concreto, en la oficina de la Agencia Tributaria en el madrileño barrio de Usera. Sus autores se tomaron la molestia de abrir un agujero de 10 centímetros de diámetro junto a una ventana para intentar introducir por el hueco un artefacto incendiario. No lo lograron, pero las llamas que provocaron causaron un pequeño conato de incendio junto a la verja de seguridad del local. También frustrado fue el registrado en mayo en Orense. Allí, en una ventana de una edificio judicial, la Policía halló una bolsa con dos botellas con líquido inflamable, una de ellas con un cinturón de cerillas alrededor, junto a un bote de pólvora provisto de una mecha. Un fallo en ésta, que había prendido sólo en parte, evitó que el artefacto estallase.

Dos artefactos simulados en Barcelona

Ese mismo mes, en Barcelona, fue hallado un artefacto simulado en un autobús urbano de la línea 22. El artilugio, compuesto por un tubo de plástico con una pila de tipo petaca y un interruptor de color planteado, no contenía ninguna sustancia explosiva en su interior. Un mes después, un paquete similar fue encontrado en el interior del templo barcelonés del Tibidabo. El falso artefacto contenía pilas y cables, lo que provocó la alarma.

Desconocidos colocaron una bomba casera en la puerta de la casa de un vecino de Valencia que criticó en internet a la ultraderecha

El 26 de mayo fue El Ferrol (La Coruña) el escenario de uno de estos atentados aún ‘en busca de autor’. Desconocidos lanzaron dos cócteles molotov contra la sede de UGT, rompiendo las lunas de entrada del local y causando daños en la pared por efecto de las llamas. Más misterioso fue, sin embargo, el registrado el 8 de julio en Valencia, donde la Policía encontró un artefacto casero elaborado con una bombona de gas en el rellano de la escalera de un inmueble situado en la calle Cuba dla capital levantina. El vecino que lo halló aseguró entonces a los agentes que sospechaba que él era el destinatario del mismo ya que tres días antes había criticado en internet los incidentes violentos que habían provocado militantes de extrema derecha durante la presentación de un libro en un centro comercial de la ciudad.

Los dos últimos atentados tuvieron lugar el mismo día, el 20 de julio de 2011, y como escenario, la misma localidad, León, lo que hace sospechar a la Policía que sus autores son los mismos. Primero estalló un artefacto colocado junto a una oficina de empleo de la Junta de Castilla y León ue provocó daños en la fachada del inmueble y en dos vehículos estacionados en sus alrededores. El segundo, también con una bomba casera, tuvo como objetivo la sede del sindicato CC.OO. Como en los anteriores, todavía se investiga el nombre de sus autores materiales y el 'apellido' del grupo terrorista.

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