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España

Moral Santín esgrime 34 facturas de comilonas para justificar el uso de su tarjeta `black´

Moral Santín y parte de las facturas que ha presentado en la Audiencia Nacional.

Un solomillo, muchos rodaballos y alguna copa de orujo. El exconsejero de Caja Madrid y Bankia en representación de IU, José Antonio Moral Santín, imputado en la causa de las 'tarjetas black' tras dilapidar con la suya 456.522 euros, ha presentado en la Audiencia Nacional un escrito con el que pretende demostrar que el uso que hizo de su 'visa opaca' fue lícito. Para ello, ha incorporado a la causa 34 facturas de comilonas que él abonó con la tarjeta que en su día le entregó Caja Madrid. Eso sí, ninguna de ellas son del periodo investigado (2003-2012), sino de 1995 y 1996, justo antes de la llegada de Miguel Blesa a la presidencia de la entidad. Con ellas, el exconsejero, célebre por haber hecho un sin fin de disposiciones de efectivo en cajeros con su 'plástico', intenta demostrar que ya entonces estas tarjetas se utilizaban para algo más que gastos de representación y que nadie de la entidad, ni siquiera Jaime Terceiro, en aquellos años máximo responsable y hoy uno de los testigos de cargo contra ellos, les puso "ningún tipo [de] reclamación ni comprobación".

Moral Santín quiere demostrar con esas facturas que ya antes de la llegada de Blesa a Caja Madrid él pagaba con su tarjeta de Caja Madrid gastos que no eran de representación

El escrito, presentado este lunes y al que ha tenido acceso Vozpópuli, es, de hecho, un ataque a las declaraciones que este antiguo presidente de Caja Madrid hizo en calidad de testigo ante el titular del Juzgado Central de Instrucción número 4, Fernando Andreu. En ellas, Terceiro aseguraba que en su etapa al frente de la entidad se pedían recibos y justificantes de los abonos que se hacían con las tarjetas que se entregaban a consejeros y directivos para comprobar que los mismos eran 'de representación'. Moral Santín asegura en su escrito que eso es falso y que también se utilizaron "para gastos propios de los señores consejeros". Un hecho, asegura, que era conocido y consentido de modo "expreso" por el entonces máximo responsable de la Caja. Para respaldar sus afirmaciones entrega esas 34 facturas pagadas todas ellas entre los años 1995 y 1996, la mayoría de restaurantes de Madrid, aunque también hay un par referidas a pagos en una librería.

Según detalla el escrito, con la 27 primeras "facturas originales" quiere demostrar que en la época de Terceiro se hicieron cargos que "nunca fueron controlados y fiscalizados". Con las siete últimas, que dichos gastos también se hacían en fines de semana y festivos sin que se le hiciera ningún tipo de objeción. En las mismas, todas ellas en pesetas, se pueden ver cargos en restaurantes como Arce, Las Cuatro Estaciones, La Máquina, El Bodegón, O'Grelo, Vatel, Porto Marín, La Ancha, el asador La Dehesa, Los Remos, Portonovo, L'Albufera y la marisquería Parrillón, su favorito a la vista de las veces que se repiten las facturas de este local. El importe de las mismas se sitúa entre 8.035 y 44.200 pesetas de aquellos años (entre 48 y 265 euros). En la relación de las consumidores hay de todo. Desde "croquetas de la abuela", raciones de chistorra y potajes, a numerosos platos con el rodaballo como protagonista, algún "besugo a la bilbaína" y bastantes raciones de "pulpo a la gallega".

Un chuletón de buey y sorbete de limón

Tampoco faltan los platos de carne, como tres raciones de "chuletas tomillo", un "churrasco", solomillos, cabrito asado y un chuletón de 300 gramos de "buey al carbón". Ni los postres, que van desde el "sorbete de limón con vodka" y los helados, a la "leche frita", tartas de todo tipo y más de una "fruta del tiempo". En cuanto a las bebidas, en las facturas aparecen detalladas numerosas botellas de vino de diferentes marcas y denominaciones de origen, cañas de cerveza, botellas de agua mineral, los inevitables cafés y más de una copa de orujo. La mayoría de las facturas abonadas por Moral Santín muestran también la 'generosidad' de la que el consejero de Caja Madrid y Bankia hacía gala con cargo a la tarjeta que le facilitó la entidad. Así, muchas de ellas muestran escritas a mano las propinas, de entre 1.000 y 2.000 pesetas (de 6 a 12 euros) que dejaba para los camareros pero que él abonaba a cuenta de la 'visa'. Gastos todos ellos que, según destaca, "obedecieron a la tarea profesional" que ejercía para la entidad.

El exconsejero de Bankia también cargaba a su 'tarjeta black' las propinas que dejaba a los camareros de los restaurantes donde acudía

De hecho, Moral Santín insiste en otro punto de su escrito que "a estas alturas" de la instrucción del sumario ya no se puede "discutir" que "las tarjetas emitidas en favor de los consejeros de Caja Madrid fueron debidamente autorizadas por los órganos competentes" y que seguir utilizando la expresión "al margen de circuitos ordinarios" para referirse a su origen es un error. También destaca que es incierto que las tarjetas "fueras emitidas exclusivamente para mantener los gastos de representación de los consejeros", sino que estaban autorizados para cubrir con ellas "al menos los costes en que se incurre en el ejercicio de su función". Para todo ello, recupera fragmentos de varias actas de Consejos de Caja Madrid celebrados en mayo y noviembre de 1988, y en octubre de 1995. Documentos, insisten, que "evidencian los errores de interpretación" que han servido para mantener la imputación contra él y el resto de consejeros.

Moral Santín también recalca que su tarjeta no era "de empresa" ya que su condición de "consejero no ejecutivo" de la entidad descartaba cualquier relación laboral o mercantil de él con Caja Madrid y Bankia. En este sentido destaca que el uso que le dio a su tarjeta fue "para gastos de representación de libre disposición" y que su finalidad, además de "compensarle los gastos en el ejercicio de cargo", era agradecerle los "esfuerzos y dedicación" en la entidad. Además, recuerda que el contrato de su 'visa', en la que Caja Madrid aparecía como titular y él como beneficiario, permitía a la entidad "rechazar cuantos gastos considerara improcedentes, cosa que no realizó jamás". 

Por último, el consejero insiste en que las disposiciones con la tarjeta que le atribuye el informe de Bankia que permitió abrir la causa contra él y el resto de titulares de las 'black' "tampoco han sido probada". En la misma línea de defensa que han esgrimido otros imputados en los últimos meses, recalca que "se ha dado valor de prueba a una simple hoja Excel" y que en ningún momento se ha mostrado "las justificaciones de los supuestos cargos y disposiciones". En este sentido, añade que la "supuesta información" que se incorporó a la causa se obtuvo de "forma improcedente e irregular" y que, en su opinión, muestra indicios de que "habría sido obtenida de manera ilícita y, en consecuencia, [es] sospechosa de inveraz"

'FAN' DE LOS CAJEROS AUTOMÁTICOS

La relación de gastos de José Antonio Moral Santín incorporado al sumario de las 'tarjetas black' muestra dos rasgos llamativos. En primer lugar, por ser el segundo consejero que más dinero desembolsó gracias a los polémicos 'plásticos'. Nada menos que 456.522 euros, sólo por detrás del 'número 2' del banco, Ildefonso Sánchez Barcoj. Pero también por su 'afición' a extraer dinero en metálico de cajeros automáticos. En total, retiró 367.800 euros con una metódica cadencia: una vez cada semana acudía a hacerse con el máximo que le permitía la 'visa' en cada periodo. Así, desde enero de 2003 hasta finales de 2004, la práctica totalidad de los reintegros eran de 300 euros. A partir de 2005 la cantidad subió hasta los 500 euros, el nuevo límite que entonces le fijó la entidad. En julio de 2007, los montantes ascendieron a los 600 euros y así se mantuvieron hasta diciembre de 2012. El resto del dinero dilapidado por Moral Santín con su 'black' lo fue en restaurantes y hoteles, principalmente en Madrid y de lujo. No obstante, también hizo gastos fuera de la capital. Así, abonó casi 1.000 euros en tres días en un Golf Beach Aparthotel de Girona y numerosas facturas en restaurantes de El Bierzo (León), de donde es oriundo. 

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