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España

Podemos se mantiene como tercera fuerza en intención de voto (21,2%) y se acerca peligrosamente al PSOE (22,3%)

El líder de Podemos, Pablo Iglesias.

Podemos sería la tercera fuerza política del Congreso si se celebrasen hoy elecciones generales, superado a duras penas por un PSOE que, lejos de remontar, mantiene su caída libre. Esto es lo que se deduce del sondeo de Sigma Dos de intención de voto para las generales con el que comienza el curso político y que publica este domingo El Mundo.

Desde que el pasado 25 de mayo Podemos diera un golpe sobre el tapete político español y obtuviera un inésperado 9,2% de los votos y cinco escaños, la espada de Damocles pende sobre el bipartidismo, afectado por los efectos de una larga crisis económica, los interminables casos de corrupción de todos los colores y el descrédito en general de la clase política. No obstante, muchos consideraron el resultado electoral como un correctivo puntual y temporal.

La encuesta confirma, sin embargo, que la formación de Pablo Iglesias no es flor de un día y que ha llegado para quedarse. Es más, experimenta  un avance inédito en la historia de la democracia para una formación recién creada. Si se celebraran elecciones generales hoy, Podemos  conseguiría el 21,2% de los votos, poco más de un punto de distancia frente al segundo partido, el PSOE.

Bipartidismo imperfecto

El sondeo, realizado tres meses después de las europeas, confirma la tendencia que los españoles ya dejaron clara a la hora de votar para elegir a los representantes en el Parlamento Europeo. El bipartidismo imperfecto protagonizado por PSOE y PP está severamente amenazado. Si en las europeas ambos no alcanzaron el 50% de los votos, tres meses después el sondeo confirma esta tendencia a la baja. Han perdido más de 20 puntos desde las últimas generales de 2011.

El PP sigue siendo el partido más votado con un 30,1%. Mejoran el resultado obtenido en las europeas (26%) pero se han dejado por el camino más de 14 puntos desde que se celebrara el último sondeo para las generales a principios de año. Por su parte, el suelo de los socialistas parece haberse evaporado. La ventaja del PP sigue inalterable en más de ocho puntos y la intención de voto al PSOE cae hasta el 22,3%.

Parece que, si bien el PP se desgasta por la acción de Gobierno,  el PSOE también lo hace en su labor de oposición, sin que le haya servido de mucho la renovación de su liderazgo. Ni el uno ni el otro parecen dar con la tecla adecuada para frenar el descrédito de la clase política que ha dado alas a Podemos.

Los minoritarios también se resienten

El PSOE no es la única víctima de Podemos. Lo son también los partidos más pequeños como IU y UPyD. La intención de voto de IU se resiente, según el sondeo. Pierde más de dos puntos en relación con las generales y se deja siete sobre el resultado de las europeas, en las que logró el 11% de los votos.

El avance de UPyD en las últimas convocatorias electorales también se ha frenado. Según el sondeo, la formación de Rosa Díez pierde más de dos puntos en intención de voto sobre su resultado en las europeas, si bien sube un poco en relación con las generales. La encuesta señala, sin lugar a dudas, que la apuesta soberanista ha sido un mal negocio para CiU, cuyo retroceso en generales es notable, en tanto que ERC sigue escalando posiciones.

Descontento ciudadano

El curso político que da comienzo será decisivo, ya que desembocará en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015, antesala de las próximas generales.

En la encuesta queda claro que persiste el descontento ciudadano con el Ejecutivo -el 88,1% tiene una imagen regular, mala o muy mala del Gobierno- y una inmensa mayoría -el 92%- no cree que España haya salido de la crisis.

Tampoco el plan de regeneración democrática y electoral parece entusiasmar demasiado a los españoles. Una mayoría de los encuestados  (48,9%) no está de acuerdo con la reforma que propone el PP para que el alcalde sea el candidado de la lista más votada.

El escenario poselectoral que dibuja la encuesta es inquietante para la gobernabilidad del país, debido a la fragmentación del futuro Parlamento. El PP no estaría en condiciones de gobernar en solitario, pero la alternativa de una alianza de todos los partidos de izquierda también es inverosímil a día de hoy. 

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