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España

Enterrad al corrupto: Moncloa alardea de su mano dura con todos

El exvicepresidente se enteró el martes, casi al tiempo que publicó la noticia Vozpópuli. Estaba siendo investigado por el Servicio Ejecutivo de Prevención y Blanqueo de Capitales (Sepblac) a raíz de los datos cruzados tras acogerse a la amnistía fiscal de 2012. Blanqueo de capitales y alzamiento de bienes pueden ser los presuntos delitos por los que la mano derecha de Aznar era detenido, pasadas las ocho de la tarde.

La noticia cayó como una bomba en el PP y en buena parte del Gobierno. Muchos gestos se torcieron. El terremoto coincidía con el desfile de altos cargos del socialismo andaluz imputados por el escándalo de los EREs. Y en plena precampaña electoral. Rato representa al partido mucho más que el extesorero Bárcenas.

La detención tiene lugar en plena precampaña electoral. Y Rato representa al partido mucho más que el extesorero Bárcenas

El momento no puede resultar más inoportuno. Al menos en el sentir general de la formación conservadora. Otras versiones se inclinan por la sofisticada vía del golpe de efecto ejemplarizante. El Gobierno no mueve un dedo para ayudar a 'uno de los suyos'. Cuando habla de combatir la corrupción va en serio.

La tarde de este jueves fue de guión bien perfilado. Largas horas de registro policial, detención y paseíllo una hora antes de los telediarios de la noche. Como un reloj. Incluso el juzgado número 35, encargado del asunto, cuya titular se encuentra de vacaciones, casualmente.

Montoro salta a la palestra

Las instrucciones emanadas desde el Gobierno son bien sencillas. El exvicepresidente no militaba en el partido desde hace tiempo, nada tenía ya que ver ni con la formación ni con su estructura. Es asunto del pasado. Una revisión, corregida y ampliada, de lo organizado en torno a los 'papeles de Bárcenas'.

Se decidió salir en tromba para dejar las cosas claras. José Luis Ayllón, el segundo de Sáenz de Santamaría, marcó el guión oficial desde el principio. No importan los nombres y apellidos, sino el 'qué'. Apuntó que no habrá miramientos, que el Ejecutivo será implacable con el caso y respetuoo con la Justicia. En la misma línea se pronunció el ministro Cristóbal Montoro, muy señalado ya que Rodrigo Rato se acogió a la regularización fiscal impulsada desde Hacienda en 2012. ¿Quién lo sabía? ¿Sonaron las alarmas? ¿Había sospecha de blanqueo? Nadie dijo nada. Más de 700 'sospechosos' aguardan también la misma inspección. Hay nombres relevantes en la lista de espera. Y habrá sorpresas, comentan. Montoro señaló por la mañana en el Congreso que sobre esa materia no se puede informar. Una actitud algo diferente a la mantenida en los caso de los Pujol y hasta de Monedero. Montoro quiso subrayar su distanciamiento hacia Rato, de quien fue su colaborador y amigo.

"Escandalizaría si la Agencia Tributaria no pudiera investigar a personas de relevancia social", señaló el ministro. "Por encima de amigos y enemigos", añadió en el Hemiciclo, antes de que se produjera el registro. "Todas las instituciones van a cumplir con su labor y con la ley", señaló De Guindos. Muchas miradas se han orientado en estas horas hacia el titular de Economía de quien depende el Sepblac.

Hace unas semanas, llamaron poderosamente la atención unas palabras de Montoro, cuando afirmó, también en un pasillo del Congreso, que "la lista Falciani no es más que el aperitivo". Parecía desvelar la que se venía encima. O lo que se estaba preparando.

Hace unas semanas, llamaron la atención unas palabras de Montoro, cuando afirmó, también en un pasillo del Congreso, que "la lista Falciani no es más que el aperitivo"

Una voz discordante

En el partido circulan los rumores a velocidad de vértigo. Se habla del 'fuego amigo', naturalmente, se buscan razones, conspiraciones, responsables, circunstancias singulares. Madrid era un hervidero, como en las grandes tardes que depara la política. Circulaban historias sobre el futuro reparto de Bankia, sobre luchas de poder. Rato ya era un juguete roto. Doblemente imputado por la Justicia, su figura había caído en el descrédito. Rajoy le había abandonado. No se le ponía al teléfono los supuestos amigos del partido de toda la vida. Sólo Martínez Pujalte se desmarcó tibiamente de la línea oficial: "Rato ha sido y será mi amigo".

Salieron en tromba los portavoces y algún ministro. Como el de Justicia, Rafael Catalá, que confirmó el dato de que el exvicepresidente se había acogido a la amnistía fiscal. Algo de improvisación y mucha precipitación en la respuesta. En Moncloa se insistía en subrayar el lado positivo. "Así se demuestra que la Justicia es implacable y que no nos casamos con nadie, quien la hace, la paga". Hay que sepultar al exministro Rato, como si nunca hubiera estado allí. Nunca existió. Es un personaje del pasado, no tiene nada que ver con el PP del presente.

El PSOE olió sangre y se lanzó sobre el asunto de cabeza. "Hoy sufrimos un gobierno que no es ejemplar", dijo Pedro Sánchez. Desde la oposición se reclamaba la comparecencia parlamentaria de Montoro y del propio Rajoy. UPyD dio el primer paso. Como lo hizo con Bankia.

El ruido mediático estaba asegurado. Largas horas de espera y revuelo de medios frente a las puertas de la casa de Rato. El show de la bronca y los mangoneos en la formación del Parlamento andaluz quedaba en un desvaído segundo plano. Veteranos militantes del PP mostraban su desacuerdo ante el ensañamiento de su partido con la figura de quien fue vicepresidente todopoderoso. Pero Moncloa no titubeó. Había que contrarrestrar la imagen de Rato saliendo detenido de su casa con la firmeza granítica de la actitud del Gobierno frente a los corruptos y los granujas.

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