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España

Podemos se 'desangra' por las crisis territoriales y la desvinculación de sus fichajes estrella

La secretaria general de Podemos en Euskadi, Nagua Alba.

Podemos tiene dos chinas en el zapato, y ambas se ponen de acuerdo para molestar al mismo tiempo: las marcas territoriales y los fichajes estrella. Las primeras sirvieron para extender la implantación del partido tras su éxito en las Europeas de 2014; los segundos, para otorgar relevancia intelectual y mediática en los primeros momentos de vida del partido. Ambas estrategias están resultando ser, como mínimo, complejas de sobrellevar.

A las dimisiones y renuncias en el plano territorial –la última, este lunes, ha sido la de Emilio Delgado, secretario de Organización de la formación en Madrid– se une el distanciamiento de algunas de las personalidades que acompañaron la génesis del partido de Pablo Iglesias, como es el caso del exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo hace apenas una semana.

Podemos nació como un partido eminentemente centralista en torno a un núcleo duro de fundadores –Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, que ya no forma parte de la dirección del partido– y unos círculos provinciales mucho más atomizados, volubles e inestables. Desde un primer momento, el veloz crecimiento del partido en su base provocó disputas por el poder, desavenencias y desajustes de organización que se han saldado con dimisiones masivas.

En noviembre de 2015, la cúpula del partido en el País Vasco presentó su renuncia en protesta por la imposición del candidato desde la secretaría central. Su entonces Secretario General, Roberto Uriarte, y otros 19 miembros de la formación magenta criticaron que "no podían hacer su trabajo de manera digna" debido a las presiones de la Secretaría de Organización que, argumentaban, "funcionaba como en los viejos partidos". El partido en Euskadi ha estado sin cabeza visible hasta este 7 de marzo, cuando se ha dado a conocer el nombre de la nueva secretaria general, Nagua Alba.  

Lo que subyace a todas las crisis regionales de Podemos es una falta de autonomía de los líderes locales para decidir sus propios candidatos al margen de la opinión de la dirección central del partido

Otro caso sonado es el de Galicia, la comunidad autónoma que más quebraderos de cabeza le está suponiendo a la dirección de Podemos. La razón, la misma que en el caso vasco: la falta de autonomía de los líderes locales del partido para elegir a sus propios candidatos contra el juicio de los órganos centrales. El caso gallego, lejos todavía de haber terminado, ha provocado ya la dimisión de una decena de cargos de la formación. El mismo líder de Podemos en Galicia, Breogán Riobóo, está en la cuerda floja, enfrentado públicamente a Iglesias y su decisión de instalar una gestora que controlase la formación en la comunidad y preparase el terreno para nuevas primarias.

En Cataluña la formación de Iglesias también se ha enfrentado los últimos meses a serias desafecciones y contratiempos. Gemma Ubasart, la que fuera secretaria general del partido en esta comunidad, dimitió en octubre de 2015, poco después de las elecciones catalanas del 27-S, comicios en los que Podemos no obtuvo los resultados esperados. Desde entonces, el partido en Cataluña ha estado gobernado por una dirección provisional, sin que de momento en el horizonte se tenga previsto la celebración de primarias.  

También en La Rioja, donde hace un año saltó a la luz un caso de presunto fraude en la elección de los órganos del partido, se celebran estos días primarias. Hasta el momento y desde que los hechos salieran a la luz, la marca riojana de Podemos ha estado dirigida por una gestora que, pese a todo, no ha podido impedir que las crisis y las divergencias internas en la lucha por el poder fueran la tónica.

Los fichajes estrella se apagan

Otro foco donde Podemos ha tenido que lidiar con el desencanto y las dimisiones es el de los apellidos de notables que han otorgado legitimidad intelectual al partido y, al mismo tiempo, espacio en los titulares de los medios de comunicación. La semana pasada, el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo, referente ético para Iglesias y los suyos, se ha desvinculado definitivamente del partido al no estar de acuerdo en cómo la dirección ha llevado a cabo las negociaciones para formar Gobierno. Villarejo, que ya dimitió en julio de 2014 de su cargo de eurodiputado "por razones familiares y personales", asegura ahora que Podemos tendría que haberse fijado como meta, tras las elecciones del 20D, el desalojar al PP del poder, pero que no ha sabido hacerlo ni tampoco ha sabido cómo negociar con el PSOE.  

Un caso diferente, aunque similar en cuanto a los resultados, es el del economista Juan Torres. Torres fue el encargado, junto con el también economista Vicent Navarro, de elaborar uno de los primeros documentos económicos de Podemos, en diciembre de 2014. Torres, catedrático de la Universidad de Sevilla y miembro del comité científico de ATTAC, fue la baza usada por Iglesias para 'vender' a la opinión pública sus ideas en materia económica, hasta ese momento dispersas. Varios meses después de esta presentación en sociedad, Torres se lamentaba que ningún cargo de Podemos había vuelto a contactar con él para nada. "Han dejado de proponerme cosas", dijo entonces, "no sé si no les gustó lo que les dije".

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