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España

Pedro Sánchez teme un aluvión de pactos entre el PSOE y Podemos después de las municipales

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

El equipo de Pedro Sánchez tenía claro que si no quitaba a Tomás Gómez el bastón de mando del Partido Socialista de Madrid (PSM), éste acabaría por obedecer las órdenes de Susana Díaz en Andalucía y de Ximo Puig en Valencia para dificultar que el todavía secretario general pueda auparse al cartel electoral en las primarias previstas para el verano. La operación exprés será culminada con éxito este fin de semana con la elección del exministro Ángel Gabilondo como candidato a la comunidad de Madrid, pero los problemas para Pedro Sánchez no han hecho más que empezar.

Sánchez ha desarticulado al PSM y su alianza con Susana Díaz y Ximo Puig, pero lo peor para él empieza ahora

“Tenemos que afrontar un calendario diabólico ya que saldremos de las elecciones de mayo y nos meteremos de hoz y coz en las elecciones primarias de julio, si es que llegan a celebrarse”, afirma un miembro de la ejecutiva socialista. Lo más lógico, revela esta fuente, sería que el 25 de mayo, después de conocerse los resultados en comunidades autónomas y ayuntamientos, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez o altos dirigentes de los dos grandes partidos, se reunieran públicamente o en secreto para fijar una estrategia de pactos postelectorales que evite el acceso de Podemos a las instituciones. Pero esta lógica queda en nada cuando se observan las debilidades de la actual dirección del PSOE para imponer criterios fijos sobre alianzas electorales que puedan ser compartidos por las 17 federaciones socialistas.

Un primer aviso lo lanzó recientemente la federación balear, que no hace ascos a un pacto con Podemos si con ello puede alcanzar el gobierno regional, objetivo por el que estaría dispuesta, incluso, a renunciar a sus siglas. Este es un problema, refieren fuentes socialistas, que se va a dar en muchos lugares de España a partir del 25 de mayo, cuando numerosos dirigentes locales y provinciales vean que su única opción para ganar poder territorial y hacerse con alcaldías e, incluso, alguna presidencia de comunidad autónoma, a es a través de los acuerdos con Podemos.

La federación balear anticipa la indisciplina que se abrirá en las federaciones socialistas después de mayo

En la dirección federal del PSOE se insiste en que, a pesar de la demostración de fuerza hecha por Pedro Sánchez en Madrid, no se le ve con autoridad suficiente como para imponer a todas las  federaciones criterios comunes a seguir después del 24 de mayo.

Fuentes del PP explican que la disposición de la cúpula del partido a frenar el acceso de Podemos a las instituciones es positiva, pero ven la posibilidad de un acuerdo para ello con el PSOE como un escenario de ciencia ficción, ya que la experiencia demuestra que en aquellos lugares donde el PP no consigue la mayoría absoluta, acaban imponiéndose acuerdos entre las fuerzas de la izquierda, salvo contadas excepciones como la de José Antonio Monago en Extremadura.

En las direcciones de los dos grandes partidos no se oculta que todos los pactos que alcancen los socialistas con Podemos serán rentabilizados por el PP en las elecciones generales, pues Mariano Rajoy tendrá hecha parte de su campaña electoral azuzando el miedo a la llegada de una especie de Frente Popular que controle el futuro Parlamento y devuelva a España al clima de inestabilidad política y económica que se respiró en el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Cinco elecciones en diez meses pueden abocar a un cambio radical del paisaje político

Las voces más potentes de la vieja guardia del PSOE, entre ellas las de Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, ven este 2015 como el año más trascendental para España desde el inicio de la Transición, teniendo en cuenta el cambio radical de paisaje al que puede abocar un ciclo electoral que alberga en solo diez meses cinco convocatorias electorales y desembocará, sin duda, en un Parlamento mucho más fragmentado que el actual y en un Gobierno que, muy probablemente, se verá obligado a gestionar el mapa político con unos apoyos parecidos a los que tuvo la UCD en la primera etapa de Adolfo Suárez. “El posible fin del bipartidismo y el desenlace soberanista en Cataluña obligarán a gestionar una aritmética parlamentaria radicalmente distinta para la que se requerirá mucha experiencia”, razona un dirigente del PP al que también le inquieta el boquete que puede abrirle Ciudadanos a su partido por el centro derecha.

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