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España

Sánchez presume de haber noqueado a los barones y se ve candidato en unas terceras elecciones

Pedro Sánchez habla con el responsable de Organización del PSOE, César Luena.

Pedro Sánchez no ha elegido de manera improvisada la corrupción en la sesión de investidura de Mariano Rajoy como causa definitiva para negarle la abstención, según fuentes socialistas. Es plenamente consciente de que señalando directamente al presidente del Gobierno de ser el culpable del problema anula el margen de los barones del PSOE para exigirle que cambie de actitud y facilite mediante la abstención de los 85 diputados la continuidad del candidato del PP en La Moncloa. Ahora Sánchez presume ante su círculo de confianza de haber dado en la diana, convencido de que ningún dirigente regional se atreverá a presentarle batalla en el comité federal.

Sánchez cree haber dado en la diana señalando a Rajoy como principal responsable de la corrupción

La reunión del máximo órgano del PSOE entre congresos no tiene todavía fecha y lo más probable es que se celebre después de las elecciones gallegas y vascas, aunque ya hay barones regionales que están presionando a Ferraz para adelantar la cita, algo que sería posible si lo solicita un tercio de los casi 300 miembros que componen dicho comité. Si Pedro Sánchez logra sobrevivir a estos comicios, está convencido de que podrá concurrir sin problemas como candidato a unas terceras elecciones generales, en las que él tiene poco que perder y mucho que ganar a nada que los socialistas consigan mejorar tímidamente los resultados de junio.

Fuentes de Ferraz consideran que Sánchez actúa de forma decidida, persuadido de que los dirigentes regionales que secundan a la presidenta andaluza, Susana Díaz, van a abrazar un argumento parecido al que esgrimieron después de las legislativas del 20D: “Si no queda más remedio que volvernos a estrellar en las urnas, mejor que se la pegue el culpable de habernos llevado al desastre”, defendieron entonces los más próximos a la lideresa del sur.

Las elecciones gallegas y vascas prolongan el bloqueo

A favor de Sánchez y del bloqueo político juega, además, la campaña de las elecciones gallegas y vascas. Sería considerado una deslealtad hacia los candidatos que concurren a ellas con el dorsal del PSOE que otras federaciones abrieran la caja de los truenos exigiendo que la actual dirección federal acabe con los juegos florales y deje gobernar al candidato más votado en dos legislativas consecutivas. Galicia y el País Vasco pueden acabar imponiendo el silencio en las filas socialistas dentro de un proceso de tregua que solo podría romperse si después del último domingo de mes Alberto Núñez Feijóo revalida la mayoría absoluta y los socialistas se quedan fuera de juego dejando al PNV que elija al PP como socio alternativo.

Esta posible ofensiva contra Sánchez después del 25S ni siquiera se ve segura en las federaciones más críticas, como la que dirigen Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara en Castilla-La Mancha y Extremadura, donde algunos diputados que pertenecen a ellas recuerdan que también se daba por acabado al secretario general si en junio obtenía peores resultados que en diciembre. Lo consiguió, perdió cinco escaños, y pasando de los peores resultados de la historia del PSOE (20D) a los peores resultados de su historia (26J), no pasó nada.

Susana Díaz y sus fieles tienen la tentación de dejar a Sánchez que se estrelle en unas terceras elecciones aunque presionan para adelantar el comité federal

Estas y otras federaciones trabajaron hasta la semana pasada con la esperanza de que Sánchez dejara el miércoles algún resquicio para facilitar dentro de un mes la investidura de Rajoy. Pudo haberlo hecho perfectamente haciendo descansar sobre los errores de la política económica del PP el rechazo a su candidato. Una oferta posterior de Rajoy para elaborar unos Presupuestos estatales más sociales, podría haber servido después a los socialistas de salvoconducto para cambiar el sentido de su voto a finales de septiembre o primeros de octubre, a tiempo de que el Gobierno mande las cuentas de 2017 a Bruselas. Pero Sánchez ha apostado por un discurso sin retorno, comprometiendo con él al conjunto del partido. “¿Alguien va a arriesgarse a defender ante nuestra militancia y nuestros votantes el apoyo al máximo responsable de la corrupción?”, se pregunta un parlamentario forofo de su líder.

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