El tándem Díaz/Madina se prepara para desalojar a Sánchez de la secretaría general

Hace una semana, el Grupo Socialista renovó a Antonio Hernando como portavoz parlamentario en el Congreso para la XII legislatura mientras un expresidente autonómico que participó en la reunión comentaba a un diputado que tenía a su derecha y escuchaba entre bostezos el discurso de Pedro Sánchez: “A este chaval le huele el culo a pólvora, nunca he visto al partido en situación de tanta interinidad”.

"A este chaval le huele el culo a pólvora", comentó un exbarón socialista cuando Pedro Sánchez comparecía ante el grupo parlamentario

Previamente a esta elección, Susana Díaz había explorado desde tierras andaluzas con algunas federaciones socialistas su predisposición a retirar a Hernando de la circulación y colocar en su lugar a Eduardo Madina. La ‘sultana del sur’ no recibió la unanimidad que buscaba y optó por aplazar esta batalla.

En el PSOE se reconoce que la dirección del grupo parlamentario, tanto en la Cámara Baja como en el Senado, está enteramente condicionada por la provisionalidad, ya que en el 39º Congreso previsto para el otoño todos los cargos del partido, sin excepción, deberán poner sus responsabilidades a disposición de los nuevos órganos de gobierno que se elijan. Susana Díaz ha optado, pues, por retrasar la apuesta por Madina como portavoz parlamentario, una jugada maestra que le hubiera amargado la vida a Sánchez en lo que algunos de los barones regionales intuyen pueden ser sus últimos meses como secretario general de la organización.

Batalla por el control del grupo parlamentario

El aplazamiento de esta batalla por el control del grupo parlamentario tiene algunas ventajas para Susana Díaz, se reconoce en el cuartel general de la calle Ferraz. La primera es que quienes quieren acabar con la etapa más demoledora para el partido en términos electorales, prefieren que Sánchez se cueza en su propia salsa, pues haga lo que haga es difícil que salga “de la ratonera en la que él mismo se ha metido”. “Lo más letal para Sánchez sería que después de llevar al partido a los peores registros de su historia, acabara reinstalando a Rajoy en La Moncloa con su abstención. Es difícil que con esta bagaje se atreviera siquiera a rendir cuentas en su informe de gestión ante el 39º Congreso”, resume uno de parlamentarios electos que le da por finiquitado. Esta misma fuente, añade: “la otra falsa salida consistiría en forzar unas terceras elecciones. Es obvio que él no sería el candidato, por lo que su liderazgo político puede decirse que lo damos todos por evaporado”.

A Susana Díaz, como al resto de los barones regionales que la secundan, no le gustaría tener que asistir a otro comité federal en el que tuviera que defender en alto la conveniencia de facilitar la continuidad de Rajoy en La Moncloa. Ya lo ha hecho en anteriores reuniones del máximo órgano del partido entre congresos, acompañada por un discurso de Madina en el que ha acentuado la falta de autocrítica de Sánchez después de haber conducido al PSOE al suelo del 22% de voto.

Si Sánchez le salió rana a Susana Díaz, ¿por qué no le puede pasar lo mismo con Madina?, se preguntan en el PSOE

Tal y como se prevé ahora desde algunas federaciones socialistas el manejo de los tiempos por parte de la presidenta andaluza, Susana Díaz y Eduardo Madina pegarían el salto a la vez el próximo otoño, la primera como secretaria general y el segundo como hombre fuerte en el Parlamento. Para ser candidata, la ‘sultana’ tendría que esperar a la convocatoria de otras elecciones generales, lo que no deja de conllevar un riesgo nada desdeñable para ella: si Pedro Sánchez le salió rana en el verano de 2014 cuando, después de auparle a la secretaría general, comenzó a volar solo, nadie le garantiza a ella que Madina no haga lo mismo, vistas las ambiciones que lució el diputado vasco cuando se enfrentó en primarias al propio Sánchez y también al miembro de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias, hace tan solo dos años. Este es otro de los interrogantes que sobrevuela ahora sobre los cuadros del partido.