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España

El exministro José Blanco se enrola en la lista de aspirantes socialistas a la candidatura europea

La candidatura europea se ha convertido para numerosos dirigentes socialistas en un venerado objeto de deseo, pues en su gran mayoría hacen un análisis muy pesimista sobre la crisis interna del PSOE debido a la forma en la que Alfredo Pérez Rubalcaba la ha venido conduciendo desde que tomó las riendas de la secretaría general hace veinte meses. El último en enrolarse a la lista de aspirantes a la candidatura europea ha sido el ex ministro José Blanco, hasta el pasado mes de julio imputado en el ‘caso Campeón’. Libre de investigaciones judiciales, Blanco se propone recomponer poco a poco su imagen pública, muy dañada desde que apareció como una de las muletas principales del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en su acceso al timón del partido y, posteriormente, al Gobierno.

José Blanco quiere recomponer su imagen pública desde que el Supremo levantó su imputación el pasado mes de julio

La ejecutiva federal que se formó en el último congreso federal, celebrado en Sevilla, se ha desmoronado. La vicesecretaria general, Elena Valenciano, quiere encabezar la lista europea, el secretario de Organización, Oscar López, es considerado “un becario” en las distintas federaciones, el exlendakari Patxi López, está enfrentado a Rubalcaba por la sucesión en el cartel electoral, el presidente del partido, José Antonio Griñán, tampoco comulga con el secretario general y sigue haciendo piña con Susana Díaz, la nueva baronesa andaluza, mientras que el exministro Jesús Caldera, acaba de ser defenestrado de la Fundación Ideas y el equipo económico mantiene serias discrepancias entre sí. “Un drama”, así lo define gráficamente un miembro de la actual dirección, aturdido por la guerra interna que se ha abierto en su partido “para repartirse la nada”.

Rubalcaba, según las mismas fuentes, no quiere que Valenciano retorne a su escaño como eurodiputada porque dejar un vacío en la vicesecretaría general en las actuales circunstancias sería interpretado a todas luces como una señal de que el actual ‘aparato’ ha tirado la toalla. Sería algo así como una deserción provocada por el actual desorden que sufre el PSOE y que está influyendo también en las actitudes de quienes aspiran a dejar Madrid para empezar a disfrutar en Estrasburgo de mayor tranquilidad y una remuneración más generosa y estable.

Rubalcaba apenas dispone ya de personas de su entera confianza en la actual ejecutiva, donde se acrecienta la tentación de huir al Parlamento europeo

No es el destino que busca el actual responsable de asuntos autonómicos, Antonio Hernando, pero éste ya ha comunicado también a Rubalcaba su intención de marcharse a vivir fuera de España, concretamente a Panamá, donde tiene a su familia. La próxima escapada de Hernando es otra señal a tener en cuenta, pues forma parte del grupo que el ex ministro José Blanco amamantó para que se introdujera en las parcelas de poder del partido, al lado de Oscar López y del diputado Pedro Sánchez.

De su confianza plena, solo le queda a Rubalcaba en la ejecutiva federal, además de Valenciano, el andaluz Gaspar Zarrías y el joven diputado Juan Moscoso, bien conectado al comisario europeo Joaquín Almunia. Aunque mantiene buen trato aparente con casi todos los miembros de la dirección del PSOE, para la toma de decisiones no cuenta con casi ninguno de ellos, ni siquiera con el exministro Ramón Jáuregui, uno de los más veteranos, al que le ha tocado el difícil papel de lidiar la semana que viene una conferencia política que se antoja todo menos pacífica.

La mayoría de los dirigentes socialistas se sienten engañados por el secretario general, pues pensaban que tenía asumido un liderazgo transitorio

Una de las principales causas del desbarajuste que sufre la cúpula de Ferraz proviene, según estas fuentes, de la desafección hacia el liderazgo de Rubalcaba que profesan la mayor parte de los barones regionales, pues muchos de ellos se han sentido engañados al comprobar que su verdadera intención no es poner a punto la maquinaria del partido sino, más bien, volver a encaramarse al futuro cartel electoral. La crisis en Cataluña ha hecho el resto, ya que Rubalcaba, en opinión de quienes le rodean en el Congreso, no ha sido capaz de encajar la relación con el PSC y, además, ha demostrado la pérdida total de autoridad frente al poderío emergente de la presidenta andaluza, Susana Díaz.

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