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Moody's dice que seguirá vigilando la deuda soberana de los 27

La agencia de calificación crediticia Moody's ha anunciado este lunes que mantiene su intención de revisar la calificación de la deuda soberana de todos los países de la Unión Europea (UE) durante el primer cuatrimestre de 2012, a pesar de los acuerdos alcanzados en la cumbre de Bruselas del pasado viernes. Además ha reiterado la deuda de la eurozona está aún bajo presión por la ausencia de medidas políticas decisivas tras la cumbre de Bruselas. En un comunicado divulgado hoy, la agencia señala que espera estudiar la revisión de las calificaciones de las deudas soberanas europeas en el primer trimestre de 2012.

"Como anunciamos en noviembre, si las condiciones del mercado crediticio no se estabilizan en un futuro cercano, nuestras calificaciones de todas las deudas soberanas de los países de la UE deberán ser revisadas", ha dicho la agencia a través de un comunicado.

Moody's explica que el comunicado de la cumbre de Bruselas celebrada el pasado viernes "no cambia esta perspectiva", ya que aunque "ofrece algunas medidas", "los peligros sobre la cohesión de la eurozona siguen en aumento". En concreto, considera que dicho comunicado, "refleja las continuas tensiones entre el reconocimiento de la necesidad de aumentar el apoyo a los países fiscalmente más débiles y la significativa oposición a hacerlo dentro de los países más fuertes".

La presión sobre la UE "ha aumentado"

En este sentido, apunta que, a pesar de que "la presión sobre los líderes de la eurozona para que actúen rápidamente para restaurar la confianza del mercado crediticio ha aumentado, las restricciones a las que se enfrentan van también aumento".

Además, advierte de que "cuanto más se prolonga esta situación, mayor es el riesgo de que adversas condiciones económicas se sumen a los ya considerables desafíos que afrontan las autoridades en sus esfuerzos de coordinación y reducción de la deuda". En dicha cumbre, los líderes de la UE acordaron una reforma de los Tratados para reforzar la disciplina fiscal del bloque comunitario y aportar 200.000 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI) para contar con un nuevo instrumento en el combate a corto plazo contra la crisis de deuda.

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