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España

Temor en Moncloa a la "respuesta" que dé Bárcenas al discurso de Rajoy

Mariano Rajoy "está tranquilo", afirman en el entorno del presidente del Gobierno, pero no lo están tanto muchos de sus colaboradores que temen la "respuesta" que el ex tesorero del PP dé desde la cárcel de Soto del Real a la comparecencia del próximo jueves en el Congreso de los Diputados. Moncloa intenta que esta cita sirva para "zanjar" en alguna medida la riada de acusaciones de Luis Bárcenas contra su antiguo partido, en general, y contra Rajoy, en particular, pero saben que el hoy preso funciona en muy buena medida a la contraofensiva, por lo que no descartan que a través del diario "El Mundo" intente, el mismo jueves o al día siguiente, soltar otra andanada contra el jefe del Ejecutivo.

En unos momentos de fuerte descrédito de la clase política, en que "hay sed de políticos corruptos", como dice muy gráficamente un colaborador de Moncloa, los ciudadanos parecen más dispuestos "a dar credibilidad a alguien como Bárcenas" que al presidente del Gobierno, lamentan. En este juego de credibilidades Rajoy debe intentar despejar todas las dudas sobre su persona, fundamentalmente, si cobró o no dinero en negro, algo que él ha desmentido ante el comité ejecutivo de su partido; por qué mantuvo contacto con Bárcenas tras conocerse que éste era titular de cuentas corrientes opacas en Suiza, o si le prometió buscarle alguna salida a él y a su esposa. Pero si algo quiere dejar claro el presidente del Gobierno, es que su intención es agotar la legislatura ante las más que previsibles peticiones de dimisión que vendrán de las filas socialistas y de Izquierda Unida.

Además, volverá a reiterar Rajoy algunas de las medidas del paquete anticorrupción que ya anunció en el debate sobre el Estado de la Nación del pasado 20 de febrero aunque poco o nada se ha avanzado desde entonces. Incluso la Ley de Transparencia, que estaba prácticamente terminada, ha quedado orillada por el "caso Bárcenas". El jefe del Ejecutivo propuso entonces la regulación de los procedimientos de contratación de los partidos políticos así como de la actuación de los tesoreros y gerentes de los mismos, de modo que éstos, además de tener que colaborar con el Tribunal de Cuentas, estarían obligados a comparecer anualmente ante el Parlamento. Las cuentas y la gestión de los partidos quedarían bajo supervisión de una Ley Orgánica de control de la actividad económico-financiera, por la que también se fiscalizaría a las Fundaciones de los partidos, muchas veces, fuente de financiación indirecta de los mismos. 

Arriola quería llevar a Rubalcaba a la moción de censura, Moragas, en contacto con las cancillerías extranjeras, ganó la partida para ir a una comparecencia parlamentaria

La elaboración de un Estatuto del cargo público o auditorías externas sobre el patrimonio de los altos cargos al término de sus mandatos fueron otras ideas desgranadas por el jefe del Ejecutivo en su comparecencia de febrero y que, previsiblemente, recordará pasado mañana. A todo ello se unía el endurecimiento del Código Penal, con la consideración de delito de la financiación ilegal de los partidos, la agilización de los procesos judiciales por corrupción y el alargamiento en el plazo de prescripción de estos delitos.

El discurso ya está en manos de Pedro Arriola, con quien Rajoy dará los últimos retoques al texto. Pero no siempre se sale con la suya. Tal y como publicó "La Vanguardia" este domingo, el sociólogo era partidario de dejar que el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se viera abocado a presentar la moción de censura que había anunciado. Era una manera de desviar el foco de atención de Rajoy al líder socialista, que tampoco pasa por el mejor de los momentos. Pero esta postura tenía detractores importantes, entre ellos, según ha podido saber Vozpópuli, el director de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, persona muy en contacto con la embajadas y cancillerías y, por tanto, sabedor de que la resistencia a comparecer en el Congreso provocaba una fuerte incomprensión en los países de nuestro entorno.

Bien es cierto que un formato de moción de censura era, en práctica parlamentaria, mucho más "cómodo" que un debate que Moncloa pretende que no sea monográfico sobre Luis Bárcenas, aunque por mucho que Rajoy pretenda vender "brotes verdes" y una EPA esperanzadora, todo quedará subsumido por las andanzas del ex tesorero del partido.

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