Quantcast

España

La reaparición de Barberá destroza la puesta en marcha del plan de choque electoral del PP

Alberto Fabra, Mariano Rajoy y Rita Barberá.

Javier Maroto tuvo que lidiar con la más fea. El vicesecretario general del PP acudió el lunes a la tradicional cita con los medios, para transmitir las iniciativas que proyecta el partido de cara all posible adelanto electoral. Todo se fue al traste. El dirigente popular tuvo que hacer frente a una lluvia de preguntas sobre el polémico asunto que envuelve a los escándalos de su formación en Valencia y, en particular, a la figura de Rita Barberá, quien ha emergido de nuevo en el corazón de la polémica al ser invitada por el juez del “caso Taula” para que se persone a declarar antes de trasladar el asunto al Supremo, al tratarse de una aforada.

Maroto hizo frente como pudo a las cuestiones periodísticas, repitió la consigna oficial sobre que Barberá no está imputada, mencionó que es la protagonista del caso quien debe decidir sobre si acude a los tribunales o no, y finalmente se abrazó a la doctrina Rajoy sobre el particular, que recuerda que en su partido ha habido decenas de encausados, incluido un ministro, que luego resultaron inocentes. El presidente del PP aconsejó en su día a los suyos 'no caer en la histeria' al afrontar este tipo de cuestiones.

La necesaria purga

Los jóvenes dirigentes de Génova se han pronunciado en forma contundente, sin mencionar nombres, contra la corrupción. Tanto Maroto como Andrea Levy o Pablo Casado han sido tajantes en la necesidad de que el PP lleve a cabo ‘una purga’ para limpiar todo lo que huela a podrido en la estructura de la formación.

El affaire valenciano crispa los nervios y dispara la irritación de los dirigentes de Génova y de Moncloa, conscientes del enorme daño que Barberá causa a su formación

Con Barberá han pinchado en hueso. La veterana dirigente hace caso omiso a todas las sugerencias, e incluso a los consejos inequívocos que llegan desde el centro de operaciones de Madrid, desbordado y saturado por este asunto. Se considera inocente, pese a que la práctica totalidad de su equipo municipal ha sido imputado, y en su reciente rueda de prensa declaró que ni ha recibido sobres, ni sabe de una contabilidad B, ni ha tiene idea alguna sobre supuestas comisiones, ni ha cometido nada ilegal.

En plena negociación de los pactos para intentar desbloquear la situación política nacional, el affaire valenciano crispa los nervios y dispara la irritación de los dirigentes de Génova y de Moncloa, conscientes del enorme daño que Barberá causa a su formación. No es opinión unánime, puesto que algunos veteranos se alinean con la postura que viene aireando el propio Mariano Rajoy quien, sin defenderla a fondo, esgrime siempre la teoría de la presunción de inocencia y del posible error judicial. Su muletilla tradicional es recurrir al caso del ministro de Industria, José Manuel Soria, quien pasó por un trance judicial muy complicado y finalmente resultó eximido de toda responsabilidad.

La doble derrota de Sánchez

Barberá ha destrozado la presentación de los planes de Génova para relanzar la imagen del PP, después de varias semanas de aparecer como un segundón en el juego de los acuerdos de cara a formar una alianza de Gobierno. El presidente del Gobierno en funciones había despertado de su abatimiento tras la derrota de Sánchez en su doble intento de investidura y había encargado a sus lugartenientes que pongan en marcha la maquinaria del partido para afrontar unas elecciones que todos anuncian ya para junio. La estruendosa reaparición de Barberá coincide además con la segunda imputación de Gómez Besteiro, el líder de los socialistas gallegos que ha debido renunciar a su candidatura a las autonómicas de otoño. “Nadie va a hablar de los hedores del PSOE en Galicia, todo se va a centrar en Rita”, se lamentaba este lunes un alto cargo del PP.

Antes de ser bombardeado por la unánime prensa en torno al caso de la exalcaldesa, Maroto pretendía transmitir su mensaje sobre las actuaciones que tiene previsto el partido en estas próximas semanas. Cinco convenciones sectoriales, en las que participarán personajes independientes de relieve, la primera de ellas esta misma semana; una reunión con presidentes de diputación de toda España amén de otro tipo de cónclaves para transmitir la sensación de que el PP se mueve. Apenas pudo desgranar algunos párrafos sobre el particular. El vendaval levantino lo arrasó todo. El malestar en la cúpula del PP es notorio, ya que, aunque entienden los motivos para no forzar la retirada de la aludida, no comprenden cómo no ha decidido echarse a un lado, retirarse por el bien del partido en el que ha militado desde hace décadas. También en privado le reprochan a Rajoy no haber actuado con mayor contundencia, aunque comprenden que tiene las manos atadas, ya que Barberá no ha dado muestras de ceder y el presidente no puede salir en público a exigir su retirada con el riesgo de quedar en evidencia. "No nos quitamos de encima la peste de la corrupción, por una causa o por otra. Fue nuestro peor enemigo, y lo sigue siendo", clama la fuente mencionada.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.