Quantcast

España

Rajoy busca a la desesperada salvar Valencia del zarpazo de Ciudadanos

Mariano Rajoy con Isabel Bonig, presidenta del partido en Valencia.

Mariano Rajoy acude este fin de semana a Valencia para presentar en sociedad el programa electoral del PP. Ya ha estado por la zona un par de veces en los últimos meses. Algunas voces se inquietaban por la tardanza o lentitud en su elaboración. Lo cierto es que el texto base está ultimado desde hace ya tiempo a la espera del mitin de presentación. El atentado de París forzó un cambio de calendario y debió retrasarse. Ciudadanos ha aprovechado para improvisar una intervención de Albert Rivera, lo que evidencia el interés de ambas formaciones por un electorado fundamental. Los sondeos son complacientes con Rivera en esta Comunidad. Algunos incluso le dan ganador, con diez escaños, en tanto que el PP se quedaría con ocho. Todo está por ver pero la 'guerra' va a ser intenta en estas próximas fechas.

No entrará en detalles el presidente del partido a la hora de explicar el texto programático. Lo importante es el acto, el marco, el tono y el color. Mil personas llenarán el Hemisfèric  valenciano, en una ceremonia que pretende ser una especie de conjura de los tiempos pasados, de pasar página con la etapa más negra del partido en esa región. Una especie de vacuna mental contra el poso de la corrupción que aún hiede en las paredes y dependencias de las sedes levantinas del PP.  

Rajoy enunciará las líneas generales del documento y tendrá, según dicen, alguna sorpresa preparada por Moragas

Rajoy enunciará las líneas generales del documento, desvelará, según dicen, alguna sorpresa que ha preparado su jefe de campaña, Jorge Moragas, y se centrará primordialmente en lanzar un mensaje de ánimo a su tropa, tremendamente alicaída. Mencionará, naturalmente, la guerra contra el terrorismo yihadista y recordará la tradicional posición española en el frente sirio, siempre junto a sus aliados. El líder conservador no se plantea ni remotamente desmenuzar el material que ha elaborado, parsimoniosa y concienzudamente desde hace semanas, un equipo dirigido por Andrea Levy, vicesecretaria del partido, con la supervisión final de Moncloa. El texto recoge escasas novedades ya que, por lo que ha trascendido, apenas hará mención de asuntos como la democratización interna, la renovación ideológica, la regeneración del aparato, la elección directa de los cargos y candidatos. En suma, el fin del 'dedazo'. Todo eso queda para febrero, para el gran Congreso Nacional en el que todo puede cambiar, según sea el resultado de las generales.

Las palabras del presidente irán dirigidas a su gente, a la militancia, a los simpatizantes. Será el pistoletazo de salida de la precampaña en un territorio imprescindible para alcanzar un buen resultado en las urnas. La Comunidad Valenciana es, junto a Madrid, el tradicional vivero de votos del PP. La corrupción ha arrasado con esa tradición. En las últimas generales, logró el 53 por ciento del voto de la comunidad, 1.400.000 papeletas y 20 diputados. En las recientes municipales más 700.000 votantes se dieron la fuga, muchos de ellos rumbo a Ciudadanos, que cosechó 300.000 respaldos. 

Una comunidad decisiva

El pulso entre los populares y el partido naranja en este territorio es a muerte. Ambas formaciones se disputan un nicho sociológico muy parecido. Tanto que Albert Rivera ha contraprogramado a Rajoy y ha montado un acto este mismo sábado en Valencia. El PP se congrega a las 11.00 y Ciudadanos a las 12.30. Ya no hay disimulos ni titubeos. En esta autonomía se puede decidir buena parte del resultado del 20D para el centro derecha nacional. La izquierda socialista y Compromís puede sufrir un retroceso con relación a los resultados de los comicios locales. 

Rajoy liquidó sin pestañear a los viejos líderes territoriales de su partido. A algunos los ha acogido mansamente en el Senado, como a Rita Barberá y Alberto Fabra, que han desaparecido de la actividad pública. Huyen de los medios y se centran en cuestiones muy concretas o asuntos estrictamente extraoficiales. Otros, han desaparecido del mapa, como Francisco Camps, una especie de 'apestado' del la zona y un zombi entre los de sus siglas. Isabel Bonig está desde el verano al frente. Es la 'Thatcher levantina', fuerte, firme, combativa, muy beligerante con la izquierda zigzagueante que ocupa ahora el Gobierno de la región y el Ayuntamiento de Valencia. Pero no ha tenido tiempo suficiente para rehacer equipos y, por supuesto, para limpiar la imagen de un partido sin apenas crédito entre la población. Los sondeos anuncian que el PP puede perder al menos diez de la veintena de escaños que aporta al Congreso. Un desastre. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.