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España

Ministros del núcleo duro de Rajoy reclaman una "operación limpieza" de barones en el PP

La vicepresidenta del Gobierno Soraya Saénz de Santamaría, la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal y el presidente Mariano Rajoy

Los llaman 'los caciques' y 'los señoritos de provincias'. Algunos de ellos gozan de un aprecio estimable en el Gobierno. Las cosas han cambiado. La campaña electoral evidenció que muchos barones del partido iban por libre. Basaron sus mensajes en las críticas a la política del Gobierno y en los reproches al Ejecutivo. Algunos ministros del núcleo duro del presidente están indignados con estos personajes a quienes consideran responsables últimos del cataclismo.

El principal detonante de la erupción del larvado malestar ha sido la fuga por sorpresa de varios dirigentes territoriales, como Fabra o Bauzá. Una reacción indigna, según ellos: "Las cosas no se hacen así. Esto se advierte, se habla, se negocia y se ejecuta de acuerdo con lo que diga el presidente", comentaba este miércoles un miembro del Gobierno. "No se puede dar un portazo de este calibre y de esta forma".

No dan la talla

Varios ministros mantienen el criterio de que la catástrofe electoral no puede atribuirse precisamente a la Moncloa, sino más bien a los líderes territoriales que no han actuado conforme a lo que se esperaba de ellos. Consideran que algunos no dan la talla, otros han actuado desde un planteamiento estrictamente egoísta y, los más, han ignorado por completo los logros alcanzados por el Gobierno a lo largo de estos años.

Algunos ministros hablan de una campaña de queja permanente contra determinadas líneas de gestión del Ejecutivo

Están convencidos de que al ir tan por libre, al pretender alejarse de las siglas de su formación, al plantear una campaña de queja permanente contra determinadas líneas de gestión del Ejecutivo, se han cavado su propia fosa. "Han pagado esta deslealtad en las urnas", señala una de las fuentes, que dan por hecho el tremendo error de estrategia de varios candidatos autonómicos.

El caso más palmario es el del presidente de Castilla y León, que arrancó el martes con el estridente reproche a Rajoy de que "se mire al espejo" antes de presentarse como candidato y derivó este jueves en una acerada crítica del portavoz de la Junta contra el ministro de Industria. Las ayudas a la minería tienen la culpa. Herrera considera que los recortes al carbón le han costado votos. Y la ha emprendido contra Soria. Lo nunca visto. En público y sin paños calientes. Este gesto de ira sublevada ha producido una reacción de indignación general en el Gobierno, cuyos miembros no forman precisamente un cuerpo unido y homogéneo.

Los reproches se retroalimentan

La vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría, saltó a la palestra en petición de calma. Una iniciativa infrecuente en ella, que sólo comparece ante los medios en las ruedas de prensa de los viernes. Las aguas bajan demasiado revueltas. Los reproches se retroalimentan. Alguno de estos ministros airados consideran que habría que aprovechar el proceso de renovación de estructuras del partido y del Gobierno que el presidente anunció el martes para ampliarlo a los líderes territoriales. No hay prisas. Los congresos regionales del partido están previstos para después de las elecciones.

No hay ni un presidente de Comunidad del PP que haya mantenido la mayoría absoluta, de ahí la "operación limpieza"

Sería llegado el momento de dar el vuelco. Ya no hay imbatibles ni intocables, como antaño. En su momento Pedro Sanz, Ramón Valcárcel y el propio Herrera, se situaban en la galería de los indiscutibles. Vencían elección tras elección. Ahora todo ha cambiado. No hay ni un presidente de Comunidad del PP que haya mantenido la mayoría absoluta. Ha llegado el momento de emprender la "operación limpieza" como lo denominaba uno de los ministros consultados. Hasta el fondo y sin limitaciones.

Piensan que no es Dolores de Cospedal la culpable directa del estropicio, en contra de lo que se ha pretendido trasladar en los últimos días. Los barones tienen gran parte de responsabilidad y están permanentemente abrazados a la queja.

Rajoy ha tomado nota de la actitud de alguno de ellos. Efectúa estos días una ronda de conversaciones telefónicas para tomar la temperatura del ambiente y transmitir una serie de instrucciones. La sangría de renuncias se ha frenado. Ha llegado ahora el momento de hacer la lista de los cargos periféricos que no pueden continuar. Y, según parece, Rajoy está descontento con bastantes de ellos.

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