Quantcast

España

Rajoy no escuchará al nuevo líder del PSOE hasta haber hablado con Mas

Descolgó finalmente el teléfono Mariano Rajoy la semana pasada para aceptar la demanda de un encuentro solicitada por Artur Mas, tras largos meses de un curioso tira y afloja. En Moncloa piensan que Mas está con el agua al cuello, no encuentra una salida razonable al callejón independentista en el que se metió él solito, sin haber previsto un plan B o alguna fórmula alternativa sensata y aceptable. Mucha gente en su partido ya le da por finiquitado, a la espera de un relevo, aún sin perfil claro. 

Rajoy conversó con Mas telefónicamente para aceptar la cita, que será seguramente en Moncloa y cuyos detalles están por perfilar. No habrá esta vez secretismos, en contra de lo ocurrido la última vez que se vieron ambos dirigentes. Se sabe que el presidente del Gobierno quiere que la reunión se celebre cuanto antes para poner distancias con el que habrá de mantener con el nuevo líder del PSOE, quien será proclamado formalmente en el congreso del partido el próximo 27 de julio. Sólo después de ese formalismo el presidente del Gobierno entablará su primer encuentro con el sucesor de Rubalcaba. 

Fuentes catalanas conocedoras de los entresijos de la negociación han comentado que el equipo de La Moncloa pretende poner toda la distancia posible entre los dos encuentros para evitar un efecto 'contaminación', es decir, que se solapen o anulen informativamente el uno con el otro. La charla con Mas, por lo tanto, tendrá que llevarse a cabo cuanto antes, muy posiblemente esta misma semana, según las previsiones de la parte catalana consultada por este diario. 

Escasas expectativas 

Nadie espera grandes resultados de la charla entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat. Rajoy ha dejado siempre muy claro cuál es la posición de su Ejecutivo. La soberanía nacional reside en el pueblo español y nada hay que negociar en torno a eso. Lo ha subrayado el Parlamento y lo ha ratificado el Constitucional. Pero en círculos de Convergència se señala que Artur Mas plantea llevar algunas sugerencias imaginativas para intentar alguna salida digna a su difícil situación. 

Se habla por ejemplo de una fórmula de consulta que no contravenga lo dispuesto por la Constitución. Un encaje de bolillos que se adivina ahora mismo ciertamente complicado. Todos los mensajes que a través de diversos emisarios se le han hecho llegar al líder de Convergència han sido desechados de raíz. No se han atendido consejos, ni se han escuchado sugerencias. El frontón colocado en las puertas del Palacio de la Generalitat ha resultado inexpugnable. 

El abrazo del oso 

Artur Mas tiene un enorme problema en su territorio. Tanto ha avanzado en su planteamiento secesionista que resulta casi imposible dar marcha atrás, puesto que ya hace tiempo que su futuro político está depositado en manos de los independentistas de ERC que no quieren saber nada que ponga en riesgo la celebración del referéndum.

De este asunto, por supuesto, tratará de hablar Rajoy en la primera entrevista que celebre en su momento con el nuevo líder de la oposición, tal y como en su día hizo con Pérez Rubalcaba, quien no ponía reparo alguno a la firmeza del Gobierno ante el reto de los nacionalistas. Quiere el presidente del Ejecutivo que su línea de diálogo con el PSOE se mantenga al mismo nivel y en similares parámetros por los que discurría hasta ahora. 

Por eso Moncloa quiere que su encuentro con Mas se cierre cuanto antes, para así proceder luego a dar el primer paso en el diálogo con el nuevo secretario general del PSOE. Dos entrevistas importantes que pueden orientar en buena parte el desarrollo de los acontecimientos políticos de nuestro país en los próximos meses.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.