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España

Cospedal enseña los dientes a los 'cobardes' que pretenden volar cabezas en Génova

Dolores Cospedal, secretaria general del PP, atajó ayer en forma contundente todo el ruido de cambios y de sables que circula en las últimas semanas por el partido. El estropicio cotidiano que provoca la corrupción ha puesto en el punto de mira la estabilidad de la estructura de Génova. Las voces críticas suben de tono e incluso se amplían. Ha llegado a esgrimirse, por ejemplo, la inminente salida de González Pons como vicesecretario general, como el momento adecuado para dar un golpe de timón y cambiar piezas en la jerarquía del equipo conservador.

Aprovechó Cospedal la comparecencia de los lunes para decir basta y, al tiempo, para enviar algunos mensajes a los correveidiles que circulan por algunos despachos próximos a la presidencia del Gobierno. Cierto que hay inquietud en el partido y que a los dirigentes territoriales no les llega la camisa al cuerpo a la espera del CIS y, lo que es peor, del momento de las urnas. Pero la secretaria general no quiso ayer desperdiciar la oportunidad de poner las cosas en su sitio. Incluso con mal genio. "Nadie me ha pedido cambios, más allá de los comentarios ánimos que me gustaría que fueran directos, porque creo que tiene mucho de cobardía. Las cosas hay que decirlas a la cara". Cospedal irritada y tronante. En estado puro. Marcando su territorio y respondiendo a las críticas.

Cospedal no quiso desperdiciar ayer la oportunidad de poner las cosas en su sitio. Incluso con mal genio

Envidias e insidias

González Pons ha asumido desde este sábado el puesto que ocupaba Arias Cañete al frente de los europarlamentarios populares en Bruselas. Se da por hecho que Pons cederá sus responsabilidades orgánicas en el PP, donde ejercía como vicesecretario de Estudios. Imposible compatibilizar sus cargos en la Cámara de la UE (es también vicepresidente del grupo popular europeo) con el día a día de Génova. Además, tampoco el trasiego incesante de Génova, objetivo de envidias y de insidias, resulta ahora mismo demasiado estimulante.

De ahí que hayan cobrado aún más cuerpo la rumorología y las presiones. Pretende, así, colar a martillazos la versión de que la salida de Pons provocará un terremoto en el aparato, con la salida de algunos nombres y la entrada de nuevas caras. En suma, se busca con insistencia, y ya sin demasiados disimulos, arrebatarle cuotas de poder a la secretaria general. 

En algunos medios, escasamente amigos del PP, ha circulado incluso la posibilidad de que se celebre un congreso extraordinario antes de afrontar la campaña electoral de las autonómicas. Rumorología que se alienta desde algunos despachos perfectamente identificados, al decir de los veteranos del lugar. Dirigentes con ganas de vendetta y fontaneros monclovitas con altavoces bien modulados. Demasiadas interferencias y muchas sintonías en el dial.

La rumorología se alienta desde algunos despachos bien identificados, al decir de los veteranos del lugar

El mes más cruel

Octubre ha sido el peor mes vivido por la formación conservadora desde el tremendo agosto de Bárcenas, el pasado año. Apenas ha habido un día sin sobresalto, una jornada sin titulares escandalosos en los medios. "El partido ha hecho cuanto puede hacer. Nosotros no podemos meter a la gente en la cárcel", señaló ayer Dolores Cospedal. Los dirigentes veteranos saben que gran parte de la mugre que emerge estas semanas viene de casos y tiempos pasados. Y que otros episodios igualmente dañinos y corrosivos para la imagen del PP, como el de Granados, no son precisamente del área de responsabilidad directa de Génova. "Y luego escriben artículos sobre cómo combatir la corrupción", mencionaba esta fuente, en alusión directa a un artículo publicado ayer mismo por Esperanza Aguirre.

De ahí el mensaje que envió ayer Cospedal, dirigido en buena parte a quienes alientan vientos de mudanza y a cuantos pretenden socavar la autoridad de su dirección. "Llegan incluso a inventarse encuestas sobre retroceso electoral del PP en Castilla la Mancha", comentaba ayer una fuente bien conocedora de estas pugnas intestinas.

El problema es que el partido no sólo tiene un agujero enorme en Madrid. Tiene el caso de la alcaldesa de Alicante, que ayer provocó un episodio incómodo con el Rey y este martes hará lo propio con Rajoy. Y más delirante el caso del presidente de la Diputación leonesa, que pretende regir los destinos de su cargo desde la prisión.

El PP es un partido atravesado por los dardos de la corrupción con un horizonte preñado de inquietudes. Cospedal intentó ayer transmitir la idea de fortaleza y, de paso, tapar las bocas de los propios. Necesitará que las palabras de transformen en hechos. Rápidamente, porque en contra de lo que enunciaba en su discurso, es evidente que quedan muchas cosas por hacer.

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