Quantcast

España

La irresistible ascensión de Moreno Bonilla, 'máster' del Universo

El candidato a la presidencia del PP-A, Juan Manuel Moreno Bonilla.

La vocación política le llegó en los ruedos. José Manuel Moreno Bonilla tenía 19 años cuando acudió en el coso malagueño a un mitin electoral de José María Aznar. Ahí se hizo la luz, se deslumbró y se enroló en el PP. No ha parado desde entonces. Carrera meteórica, ascensos vertiginosos, escalada fulminante. Hasta convertirse de hecho de uno de los "barones" con más futuro del partido.

Nacido en Barcelona de hijo de emigrantes, simpático, de aspecto agradable, agudo, rápido y de buen verso y mejor conversación, Moreno Bonilla ya era a los 23 años presidente de Nuevas Generaciones de su provincia. Dejó entonces sus estudios (ahora tan manoseados) para integrarse en las listas municipales de Celia Villalobos.
Concejal dos años, saltó luego al Parlamento andaluz mientras pasaba de presidente de Nuevas Generaciones andaluzas a presidente de las juventudes del PP nacional. Allí conoció, entre otros, a Alejandro Agag, otro jalón en su carrera. Otro mojón en el aznarismo. En el 2000 ya dio el gran salto a Madrid, al Congreso de los Diputados. Él, con ese acento y ese garbo, iba de "paracaidista" por las listas de Cantabria. Ozú! Luego entró de rebote por las de Málaga y así hasta 2011, cuando dejó la Carrera de San Jerónimo para pasar a la secretaría de Estado de Servicios Sociales e Igualdad con Ana Mato, otra de sus "madrinas".

El embrión de la actual Moncloa

Políticamente nació con Aznar y su entorno, pero su ascenso llegó del actual núcleo duro de Moncloa. En los áridos años de la oposición parlamentaria, Moreno Bonilla, trabajador y siempre dispuesto como un 'boy scout' de la política, pasó a formar parte del equipo que preparaba los debates e intervenciones parlamentarias de Rajoy. Allí estaban Jorge Moragas y Soraya Sáenz de Santamaría, dos de sus más firmes valedores y dos elementos clave en su procelosa designación al frente del PP andaluz. Aquello era el embrión de la actual Moncloa. Junto con Javier Arenas, naturalmente, la sombra omnipresente en todo a cuanto hace a la formación conservadora al sur de Despeñaperros.

En ese grupo de 'escritores de discursos' y de elaboración de papeles para Mariano Rajoy coincidió también con Pedro Arriola, factótum demoscópico del partido, amen de esposo de Villalobos, su antigua jefa en la circunscripción malagueña. Tanta intensidad de trabajo en Génova le granjeó excelentes amistades y privilegiados contactos que han sido decisivos en la áspera derrota de Cospedal/Zoido en las carnes de José Luis Sanz. El trofeo andaluz se fue de Génova a Moncloa casi sin pestañear.

Exotismo académico

Pero si curiosa es la fulgurante ascensión de Moreno Bonilla a las cumbres del partido, más exótico resulta su tránsito por diversos centros de enseñanza para redondear su curioso currículum, que ha sido objeto de chanzas y rechiflas esta semana por lo fabuloso e inverosímil. Una debilidad común a nuestra clase política es su tendencia a acumular títulos universitarios, preuniversitarios y postuniversitarios como si de oro en barras se tratara. Cuando no es más que quincalla de baratillo.

Los economistas Luis Garicano y Jesús Fernández-Villaverde han desentrañado la trayectoria académica del nuevo triunfador en un texto pleno de humor e ironía. El resultado es desopilante. Como ha reseñado Vozpópuli, Moreno Bonilla tiene un grado (tres años de estudios) en "Protocolo y organización de eventos" por la Universidad Camilo José Cela en 2007. Esta fecha indica que Moreno fue elegido en tres ocasiones diputado nacional sin estudio académico ninguno.

Está luego el ingenioso hasta el ridículo juego de los másteres. Malabarismo ilusionista. El primero de los que aparece en su currículum es un "Máster en Dirección y Administración de Empresas" por el EADE, que supuestamente comentó a estudiar en 2011, justo el año en que fue nombrado secretario de Estado. ¿Es ello posible? ¿Tenía este hombre tiempo para hacer un MBA y cumplir con sus responsabilidades de Gobierno simultáneamente? ¿Y no los tenía para estudiar una carrera cuando era un simple diputado?

Lo que nunca existió

Aparece también el 'Máster en Programa para el Liderazgo en la Administración Pública', por el prestigioso centro de Estudios IESE. Un Máster que, como tal, nunca ha existido. Lo que hizo Moreno en el IESE fue un Programa para el Liderazgo en la Administración Pública consistente en unas jornadas intensivas de un día al mes, almuerzo incluído. Cuarenta jornadas con sus cuarenta respectivos almuerzos. Pero no era un máster.

También vistió de máster una especie de premio/distinción que otorga una inopinada asociación de catedráticos y empresarios, que se denomina precisamente así: 'Máster de Oro del Real Forum de Alta Dirección'. O sea, un galardón, un detalle distintivo para un buen amigo. Pero no era un máster.

Cabría incluso mencionar algunas otras referencias de su currículum. A lo largo de tres legislaturas, el perfil académico de Moreno Bonilla que aparece en el Congreso de los Diputados pasó de 'Licenciado en Administración y Dirección de Empresas' en 2000 a tan sólo tener "estudios en Dirección y Administración de Empresas" en 2004. Finalmente, cuando revalidó su escaño por tercera vez, al revalidar su currículum desapareció todo rastro de título, estudios o referencias a la Dirección de Empresas. Luego ya, en 2011, al ser nombrado secretario de Estado, incluyó en su biografía académica aquello del grado en Protocolo y Organización de Eventos. Nada por allí, algo (muy poquito) por acá.

Un club de hipérboles

Tres másteres fallidos. Una trayectoria académica distorsionada que derivó finalmente en un titulito de Protocolo. Moreno ha pasado a integrar el Club de los currículum hipertrofiados de la clase política española. En él figuran, con categoría cum laude, Pilar Rahola (tertuliana independentista); que nunca tuvo un doctorado; Tomás Burgos (secretario de Estado de Seguridad Social) que nunca fue médico; Elena Valenciano, que no terminó ni Derecho ni Políticas; Pepiño Blanco, que nunca concluyó Derecho; Patxi López, que jamás culminó ingeniería o Carme Chacón, que no redondeó sus estudios de Derecho con el doctorado que se atribuye. Hay muchos más pero el tedio nos abruma.

Detrás de cada currículo falseado, hipertrofiado o hinchado hay un político acomplejado o de ética relajada. Todo vale, todo cuela en el país de la picaresca. En una democracia tradicional, el sinuoso recorrido estudiantil del joven Moreno llevaría a su emplazamiento inmediato en la categoría de los sospechosos. En esa gavilla a "los que nunca le compraría un coche usado". Y menos aún, le votaría,

Moreno Bonilla empezó muy pronto, se subió a la estela de Aznar, acompañó afanosametne las correrías de Arenas por territorio andaluz, para pasar luego al equipo de jóvenes "sorayos", como se les denomina dentro del partido, que, una vez en el Gobierno, han ocupado los principales resortes de la ardministración y del poder.

El silencio de Cospedal

Dolores Cospedal no contaba con eso. Esta semana no ha abierto la boca, no ha emitido ni una declaración, no ha dicho esta boca es mía. Su protegido, Sanz, cuentan que se encuentra en fase mohína, con cara de perdedor. La secretaria general ha acusado el golpe con los dientes apretados, en silencio. Mujer fuerte y luchadora, no va a dar la batalla por perdida. pero su horizonte aparece ahora mucho más nublado que hace ocho días. Blindó y defendió a Rajoy de los embates del extesorero (presunto) trincón del partido como un escudero leal. Tal empeño le granjeó la enemiga de decenas de dirigentes populares de la era del aznarismo. Arenas ha vuelto a pasearse sonriente por Génova, con su apestoso fardo del "caso Bárcenas" a las espaldas, incólume y poderoso, sonriente y torero, en su mejor estilo "campeón".

Al margen de su inextricable rosario de títulos y másteres, tan fiables como un Ferrari de hojalata, Moreno Bonilla ha dado un salto fundamental dentro de los esquemas de paulatina ocupación de los resortes del poder en el PP. Las jóvenes promesas que crecieron junto a Soraya Saénz de Santamaría, "sorayos" y "sorayas" de diferente índole como les llaman en Génova, algunos con brillantísimos estudios como los hermanos Nadal, otros más menesterosos como el simpático y brillante Moreno, extienden ya su poder por los puestos clave de la organización. Son conscientes de que el futuro post-Rajoy es suyo. En ello están. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.