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España

Zapatero aún da lecciones al PSOE: pide más pactos con el Gobierno y reivindica el papel del Rey

El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero en su conferencia de este martes

Alfredo Pérez Rubalcaba tuvo una coartada perfecta para justificar su ausencia de la conferencia de Zapatero en el Club Siglo XXI, el mismo foro en el que José María Aznar se reinventó hace quince días, porque a esa hora se votaba en el Congreso el pacto alcanzado con el Gobierno sobre Europa. Para que no hubiera lecturas retorcidas, asistieron al acto cuatro miembros de la Ejecutiva federal, Elena Valenciano entre ellos, que fueron sentados en primera fila. No estaban al principio dispuestos así los asientos, pero una empleada de la Oficina del ex presidente que acudió al salón una hora antes de comenzar el acto, insistió mucho en colocarles bien visibles.  Zapatero se vio abrigado también por la mayor parte de los que fueron sus ministros- Elena Salgado, José Bono, Miguel Sebastián, Mercedes Cabrera, y José Blanco, entre otros-, por su amigo el ex fiscal general del Estado Cándido Conde Pumpido, por su jefe de la Oficina Económica, Javier Vallés, que acudió acompañado de su mujer, la ex directora del Tesoro Soledad Núñez, y por solo dos empresarios: el expresidente de Sacyr Luis del Rivero, y Juan José Hidalgo, de Globalia. No hubo ni rastro de Pedro Solbes ni de ningún histórico del Partido Socialista como Felipe González o Alfonso Guerra, aunque del ‘clan de la tortilla’ sí se vio a Manuel Chaves.

El ex presidente envió a una empleada de su Oficina una hora antes de que comenzara el acto para que colocara en primera fila a los miembros de la ejecutiva federal

El pleno que se celebraba a esa hora en el Congreso también sirvió de pretexto para no acudir a escuchar a Zapatero a diputados socialistas cuya presencia hubiera sido interpretada en clave de padrinazgo sucesorio, algo que ninguno de ellos desea. Dirigentes y parlamentarios del partido como Eduardo Madina, Carmen Chacón, Patxi López u otros que están en las quinielas a futuros candidatos, como es el caso de Emiliano García Page, tampoco fueron a oír las lecciones del ex presidente, seguidas atentamente por una docena de embajadores, entre ellos los de Rusia, Bosnia, Georgia, Ucrania, Rumanía, Marruecos y Guatemala. El ex jefe de la Casa Real Alberto Aza y el conductor del acontecimiento, el ex ministro del PP Eduardo Zaplana, que fue el más lisonjero con Zapatero – “El presidente es una gran persona”- añadieron exotismo al aquelarre.

La conferencia tuvo poca densidad, pero Zapatero se atrevió en ella a dar doctrina sobre economía e, incluso, a hacer algunos pronósticos. Europa, en su opinión, no tiene demasiado tiempo para hacer sus reformas. Hay que “comunitarizar” la deuda, hay que ir a la unión bancaria, y debe hacerse aprisa si no queremos que el toro de los mercados nos pille. Fue en este contexto cuando el ex presidente se retrató a favor del acuerdo sobre el Consejo Europeo alcanzado entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba y cuando aprovechó también para recomendar al secretario general de su partido que amplíe el abanico de pactos con el Gobierno a la reforma de las administraciones públicas, la educación y el mantenimiento de los servicios sociales. “Ojala vengan más acuerdos políticos”, defendió al priorizar también el que, en su opinión, más necesita España, uno contra el paro. Para vencer el desempleo, España tiene pendiente “determinar la etiología del problema”, algo que deben explorar el Gobierno, los partidos y los sindicatos en el marco también de un acuerdo de Estado. “Yo no le gané la batalla al paro”, reconoció Zapatero en tono de confesión, situado a pocos metros de Elena Salgado, con unos brotes bien reconocibles en su cara que la han rejuvenecido diez años. Los dos dejaron una herencia de casi cinco millones de desempleados.

No se vio ni rastro de Pedro Solbes ni de ninguno de los que figuran en las quinielas como posibles candidatos a la sucesión de Rubalcaba

Y como lazo final para esta especie de rendición de cuentas, una reivindicación del papel del rey Juan Carlosporque los grandes países”, argumentó el ex presidente, “no vacilan a la hora de reconocer la tarea de quienes han desempeñado una misión integradora”. Él, que a juicio de algunos de los que fueron sus ministros llegó a creerse que era el presidente de la III República, se ha vuelto con el tiempo monárquico y advierte lo que pocos se creen en su partido, que quiere “interferir lo menos posible” porque su único afán, asegura como colofón, “es ver progresar a España”.

Este domingo, Zapatero recibirá de su partido el premio Carmen Cerdeira, la secretaria de movimientos sociales del PSOE que falleció a una edad temprana, una nueva oportunidad para acentuar también las leyes que promovieron sus gobiernos –Igualdad, matrimonio gay…- y de las que parece sentirse más orgulloso. Después de escucharle ayer junto a casi todos los hombres y mujeres que le rodearon en el Gobierno, está claro que vuelve, aunque no se sabe todavía muy bien para qué, y que se resiste a ser enterrado en vida

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