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España

Blanco fue investigado por un desvío de fondos en el Instituto de la Juventud de Galicia

El ex ministro de Fomento José Blanco, en un acto electoral.

Blanco tuvo responsabilidades al frente del citado Instituto entre 1986 y 1989, cuando la Xunta estaba gobernada por el tripartito pactado entre los socialistas, Coalición Gallega y el Bloque. Una auditoría interna, recuerdan los responsables políticos de entonces, descubrió que las cuentas del organismo, creado para encauzar "una política global para la juventud", no estaban claras: facturas de dos y hasta de tres comidas en el mismo día, compra de ropa y de joyas, viajes al extranjero no justificados…un sinfin de irregularidades que llegaron a conocimiento del presidente regional, el socialista Fernando González Laxe, y que éste ordenó investigar al entonces director general de Deportes del Gobierno gallego, José Otero.

 Algunos empresarios de la construcción se reprochan no haber frenado entonces la carrera de Blanco

La investigación se abrió y se cerró al poco tiempo en la consejería de Educación que dirigía Aniceto Núñez, militante de Coalición Gallega. Según algunas fuentes, el propio Otero pidió ayuda a varios empresarios de la construcción que disfrutaban entonces de la concesión de obra en varios polideportivos para que taparan un agujero cercano a los dos millones y medio de las antiguas pesetas. Así lo hicieron y el expediente informativo abierto por el departamento de Educación de la Xunta se archivó sin pena ni gloria. De lo acontecido en aquella época también tuvo conocimiento muy cercano el entonces secretario general del PSG-PSOE, Antolín Sánchez Presedo, ahora eurodiputado en Estrasburgo, quien utilizó su influencia en el partido para interceder por Blanco. Argumentó que era joven, inexperto y que si se daba demasiada publicidad a lo sucedido, podría marcar la carrera del joven ‘pepiño’ para toda su vida. 

Este pecado de juventud quedó en nada, en un pequeño susto para los afectados,  pero no pocos empresarios gallegos de la construcción que se sienten perjudicados por la política de concesiones de Blanco durante su reciente paso por Fomento, se duelen de no haber jaleado más este episodio en la vida de adolescente del ex ministro y suelen recordar su error a políticos que también entonces tuvieron sus responsabilidades en la Xunta.

Las aguas que lamen las playas pontevedresas de Sanxenxo suelen ser visitadas todos los veranos por el yate del empresario Jacinto Rey (constructora San José), frecuentado por políticos de postín y famoso desde que fue fotografiado a bordo, en 2009, el ex vicepresidente de la Xunta Anxo Quintana. En una de estas divertidas tertulias marítimas coincidieron hace varios veranos un grupo de médicos amigos del constructor vigués, habituales en estos encuentros, y Aniceto Núñez. A la hora del aperitivo y entre cerveza y copa de vino, alguien se quejó de lo lejos que había llegado Blanco en su carrera política y se reprochó no haberla frenado a tiempo dando publicidad al expediente abierto en su día en la Xunta. Pero el ex consejero de Educación salió en su defensa y mantuvo que la investigación concluyó en nada…

En realidad, decía la verdad, aseguran las mismas fuentes. Acabó en nada porque en aquella época reinaba en Galicia lo que un veterano político conocedor directo de estos hechos describe como una especie de omertá o ley del silencio: a nadie le interesaba airear un escándalo que podía terminar salpicando a todos ya que en el Consejo de la Juventud se sentaban formaciones de todos los colores.

Una sucesión traumática

Blanco salió sano y salvo del Consejo de la Juventud al ser nombrado senador en 1989, convirtiéndose con 27 años en el parlamentario más joven de la Cámara Alta. El escándalo, en realidad, trascendió después cuando le sustituyó al frente del Consejo Isidro Nieto Caamaño. Las irregularidades entonces se dispararon, se encargó una nueva auditoría interna y el caso terminó siendo investigado por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, que condenó a Nieto a cuatro años de inhabilitación para cargo público y a pagar el dinero que se había esfumado en facturas sin justificar, alrededor de millón y medio de pesetas.

La investigación partió del supuesto desvío de 22 millones de pesetas al pago de prendas de vestir, fiestas, viajes y joyas. Incluyó la apertura de un procedimiento penal contra el propio Nieto y contra su antecesor al frente del Consejo, José Blanco. Al final, este último ni siquiera fue llamado a declarar. La indagación judicial comenzó en febrero de 1993 y no hubo sentencia hasta doce años después, condenatoria para Nieto.

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