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España

El juez Anglada, la pesadilla de los Pujol, decidirá en la querella contra Artur Mas

Tres magistrados decidirán si se admite la querella presentada por la Fiscalía contra Artur Mas, su vicepresidenta Joana Ortega y su consellera Irene Rigau por los episodios del plebiscito apócrifo del 9N. Miguel Ángel Gimeno, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), integra el trío junto a José Francisco Valls, encargado de elaborar la ponencia. El tercer juez es Enric Anglada, un excelente jurista (vinculado al Foro Judicial Independiente) cuya carrera ha vivido momentos de importancia excepcional. Dos veces se ha topado con los Pujol y ahora le toca decidir sobre Artur Mas. Anglada ha sido para los Pujol sinónimo de la 'bicha', el togado que se les aparece en sueños y se convierte en pesadilla.

Un momento decisivo

Primero se encontró con Jordi Pujol, el fundador de Convergència e impulsor de una Cataluña independiente que nunca existió. Anglada fue designado juez instructor adjunto para el caso Banca Catalana, en el que la Fiscalía se querelló contra el entonces presidente de la Generalitat, junto a otros 17 consejeros del banco. Esta querella señaló decididamente la evolución de la Cataluña contemporánea. Allí arrancó casi todo.

La querella de la Fiscalía contra Pujol en el caso Banca Catalana señaló la evolución de Cataluña. Allí arrancó casi todo

Pujol salió al balcón del Palacio de la Generalitat y, ante cientos de miles de catalanes, convirtió la querella judicial en una afrenta a Cataluña, a una agresión contra su país, a una campaña del Estado opresor. "A partir de ahora, de moral y ética hablaremos nosotros", proclamó ante la marea humana que lanzaba gritos contra el Gobierno del PSOE, contra Madrid, y aireaba senyeras sin pausa. Felipe González sustituyó al fiscal general Burón Barba por el acomodaticio Moscoso, se cerraron las diligencias, la causa se archivó y no pasó nada. En aquel trance histórico ya estaba el juez Anglada, en su papel de instructor auxiliar, llevando a cabo una labor precisa y meritoria, más de 60.000 folios que los intereses políticos del momento entonaron en el subsótano de la historia.

Las corrupciones del tres por ciento

Fue aquel el primer episodio reseñable en el largo capítulo de las corrupciones varias del nacionalismo catalán. Del pujolismo, en concreto. De Banca Catalana al 'tres por ciento'. Y algo más. El entonces president apareció en el balcón totémico y la masa hipnotizada le adoró como a su nuevo gran gurú, al líder prometeico que les conduciría hacia la salvación y la independencia. Dos décadas después, el simpar conductor del pueblo de Cataluña confesó ser un defraudador, un embustero, un evasor. "Primero se envolvió en la bandera y luego se meó en ella", relataba hace unos días el gran Juan Marsé.

Dos décadas después, el simpar conductor del pueblo de Cataluña confesó ser un defraudador, un embustero, un evasor

Hace unos meses, Anglada volvió a toparse con los Pujol en un asunto de corrupción. En este caso el encontronazo, y bien sonado, fue con Oriol Pujol, el único de los siete miembros de la prole que se dedicó a la política. Era Oriol diputado y secretario general de Convergència y estaba llamado a ocupar el sillón de la plaza de San Jaime cuando el prudente y contumaz juez Anglada se cruzó en su camino. Le imputó por el feo asunto de las concesiones de sedes de las ITV, un negocio pestilente, le acusó de tráfico de influencias y cohecho y el hijo de Pujol tuvo que renunciar a su carrera política.

Ahora le ha tocado en suerte Artur Mas, quien se autocalificó de 'hijo político' de Pujol. Anglada, junto a los magistrados Valls y Gimeno, ha pasado a formar parte de la sala de admisiones que decidirá sobre la querella presentada contra el actual president. Otro momento notable en la historia de Cataluña pasa por las manos de este magistrado. El destino se empeña en acercarle las causas de mayor trascendencia. Precisamente las que tienen en común la corrupción y la familia Pujol y alrededores.

Nadie duda de que Anglada y sus compañeros de sala darán finalmente el visto bueno a la admisión de la querella. Otra cosa es adivinar lo que ocurrirá finalmente con Mas una vez se sustancie todo el trámite jurídico de esta peliaguda cuestión jurídico-política que tiene enfangada la actualidad catalana.

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