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Urkullu aplaza el ‘derecho a decidir’ hasta 2015 a cambio de que Rajoy le abra las puertas de los ministerios económicos

En el PNV se reconoce que, de momento, la reivindicación del ‘derecho a decidir’, después de la experiencia cosechada en 2005 con el ‘plan Ibarretxe', no es más que un “mero fuego de artificio”, pues lo que realmente interesa al Gobierno vasco es la renovación en condiciones ventajosas de la ley quinquenal del cupo y una buena relación con los ministros que más pueden influir con sus políticas en la reactivación del País Vasco. Esto es, precisamente, lo que Mariano Rajoy le puso sobre la mesa a Íñigo Urkullu el pasado miércoles durante su entrevista secreta en La Moncloa, de la que salió el compromiso del lendakari de no ondear la bandera soberanista hasta 2015, un año antes de los próximos comicios, a cambio de obtener una mayor penetración en los despachos de los ministerios económicos, en particular los de Hacienda, Economía e Industria.

La prioridad del Gobierno vasco es la renovación ventajosa de la ley quinquenal del cupo, en la que ha heredado un contencioso pendiente de 800 millones de euros

Urkullu habló con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, el pasado otoño, antes de que éste último enarbolara con fuerza la enseña independentista, para informarle de que su prioridad en el País Vasco sería la salida de la crisis y, por tanto, mantener una buena relación con el Gobierno de Mariano Rajoy, blindado por la mayoría absoluta. Mas no siguió ni sus pasos ni sus consejos y en su programa primó la pulsión soberanista, estrategia que se ha visto obligado a reconsiderar en las últimas semanas por la grave asfixia financiera que padece Cataluña y, en parte, también por la crisis interna que ha estallado en CiU debido a los casos de corrupción que salpican a la familia Pujol.

Urkullu, en todo caso, no ha querido enterrar del todo el debate identitario en el País Vasco y seguir cediendo espacio electoral a Bildu, de ahí que haya asomado tímidamente la reivindicación de otro marco jurídico en el que insertar el derecho a decidir, una especie de ‘plan Ibarretxe 2” convenientemente edulcorado, que le permite coquetear esporádicamente con el soberanismo mientras centra su atención en el diálogo discreto con Hacienda para la renovación en condiciones ventajosas del cupo vasco, sobre el que pesan ya dos años de prórroga.

El PNV se propone coquetear de forma esporádica con el soberanismo mientras centra su atención en el diálogo discreto con Hacienda y el resto de los ministerios económicos

Fuentes del PNV confirman que esta apuesta de Urkullu por el derecho a decidir, incluido en un compromiso que esquiva los plazos precisos, pero que lo desplaza a 2015, solo intenta evitar en el electorado nacionalista “la impresión de que Cataluña le toma la delantera”.

Eso sí, advierten fuentes nacionalistas, Urkullu le trasladó al presidente del Gobierno que en el planteamiento que hace el PNV del autogobierno se defiende un nuevo encaje constitucional para el País Vasco y para el resto de las comunidades ‘históricas’ (Cataluña, Galicia y Andalucía) que accedieron a la autonomía a través del artículo 151 de la Constitución. “Con el resto de los territorios, el Gobierno puede promover un proceso de recentralización o lo que quiera, pero no con nosotros”, comentan las mismas fuentes, que justifican esta reivindicación con el argumento de que "el Estatuto vasco ha sido manoseado por demasiadas leyes básicas".

En el Gobierno, no se detecta preocupación por la actitud de Urkullu ya que se conoce el interés prioritario que tiene el Ejecutivo vasco por la crisis económica y por las ayudas que pueda recibir de Madrid para superarla. Al problema que encuentra el lendakari para aprobar los presupuestos de este año, con recortes de 1.200 millones en partidas sociales muy sensibles, se suman los 800 millones de euros que hay en juego en la renovación del cupo, la cantidad que el País Vasco paga cada año a la Administración central para sufragar las competencias propias del Estado que no han sido transferidas, entre ellas las de defensa o asuntos exteriores. Este es un enfrentamiento que proviene del quinquenio 2007/2011 y de la herencia dejada por el anterior lendakari, Patxi López.

Urkullu tiene todavía pendiente la aprobación de los presupuestos vascos para este año, que incluirán un recorte de 1.200 millones

El PNV, que ha conseguido una buena relación institucional con el Gobierno de Rajoy y con su grupo parlamentario, quiere que las negociaciones para renovar el cupo sean lo más discretas posibles, pues opina que si se airean mucho pueden excitar de nuevo la reivindicación de CiU y de otras fuerzas catalanas a favor del llamado pacto fiscal, concepto a través del que Artur Mas ha perseguido, hasta ahora sin éxito, las mismas ventajas de las que ha gozado el País Vasco desde 1981.

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