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España

Los críticos de la Asamblea Nacional Catalana acusan a Forcadell de autoritarismo y se disuelven

Carme Forcadell clausura un acto de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) en la plaza de toros de Tarragona.

Apenas un mes de contestación interna. Eso es lo que le ha durado a la líder de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) --la plataforma civil de cabecera del independentismo catalán-- la coexistencia con una corriente surgida para cohesionar y defender la pluralidad en el seno de esta asociación. El grupo Essència, integrado por unos cincuenta miembros de la ANC, ha anunciado su disolución de facto tras la reelección de Carme Forcadell al frente de la entidad separatista. Pero este paso atrás del sector crítico no ha llegado sin ataques velados a la gestión autoritaria de la cabeza visible del colectivo secesionista.

Con motivo de su puesta de largo el pasado 16 de abril, los promotores de Essència se propusieron fomentar la participación en la democracia interna de la entidad y trabajar en el incremento de la transparencia y vertebración dentro del territorio catalán a fin de que la ANC tuviese "más proyección", colaborando con actores sociales con finalidades similares. Sin embargo, el triunfo de Forcadell en las elecciones, que supone la permanencia de la ANC bajo control de Esquerra Republicana (ERC), ha resultado determinante para que los díscolos entierren el hacha.

"Hemos llegado al final de una etapa. En muchos sentidos. Estas elecciones al Secretariado Nacional de la Asamblea significaban para muchos de nosotros: un último intento de conseguir que los máximos órganos de representación de la ANC fueran realmente transversales. Pero esto intento, lleno de buenas intenciones, ha resultado fallido", sostienen los miembros de Essència. No obstante, afirman que no piensan desvincularse de la plataforma separatista y prometen seguir trabajando "como hemos hecho siempre, desde la base, sin hacer ruido" para que "Cataluña pueda llegar a ser un Estado independiente".

"Los proyectos se tienen que construir sobre la pluralidad de ideas y de personas", advierten los díscolos de la ANC a su líder, reelegida el pasado sábado con una baja participación

Dicho esto, los integrantes de Essència matizan que antes de cerrar este capítulo se ven obligados a realizar algunas reflexiones sobre el funcionamiento de la ANC. Así, señalan, por ejemplo, que todavía están convencidos de que "ha habido un distanciamiento progresivo del conjunto de la dirección de la entidad respecto de las bases". "Las decisiones han dejar de tomarse de bajo hacia arriba para seguir la dirección que acostumbran a tener en un partido político, de arriba hacia bajo", subrayan. Y dirigen un mensaje implícito a Forcadell: "Los proyectos se tienen que construir sobre la pluralidad de ideas y de personas".

En esta línea, la extinta corriente crítica sostiene que "podremos encontrar todas las justificaciones que queramos, y todas serán buenas, pero pensamos que continúa siendo negativo para el proceso que la ANC pierda la virtud que inspiró los primeros años de funcionamiento", en alusión a una participación ciudadana desinteresada.

Asimismo, desde Essència critican que desde el principio atribuyeran "malintencionadamente" a este sector "toda una serie de voluntades negativas". "Nos dijeron que éramos los que queríamos romper la ANC, un submarino del unionismo, agentes del CNI y un montón de barbaridades más", recuerdan. Y así, acto seguido, lanzan un ataque directo a la línea de flotación de la plataforma independentista: "Nos han descalificado aquellos que nos consideraban unos enemigos dentro de la organización, sólo porque cuestionábamos el uso del instrumento".

La "paz del cementerio"

Especialmente duros con la prensa afín al soberanismo se pronuncian en esta despedida. "Con una acritud que algún día será digne de estudio, los medios nos han colgado la etiqueta de malhechores, de destructores… Todo por hacer una cosa tan simple como pedir más participación, más democracia, más territorio. Unos valores que tendrían que inspirar el camino para la consecución del Estado propio, pero que son desterrados en virtud del logro de una paz que, si no vigilamos, se convertirá en la paz del cementerio", sentencian desde Essència.

En este sentido, consideran que "el ruido mediático, avalado por una cantinela destripadora en las redes sociales de quienes nos querían destruir, ha hecho imposible que nuestro mensaje llegara allá donde hacía falta. No hemos podido explicar qué queríamos, ni como lo queríamos", apostillan. A juicio de los promotores de Essència, en circunstancias diferentes, "con más juego limpio", habría habido "un espacio para nuestra voz".

Estas fisuras en las filas de la ANC confirman la tesis de que la plataforma secesionista no goza del músculo del que presumen. A ello se suma la baja participación en las elecciones del pasado sábado, para las que fueron habilitadas más de 190 sedes. La capacidad de movilización de Forcadell quedó en entredicho al constatarse que sólo acudieron a votar 6.501 simpatizantes (el 93% apostó por ella), apenas un 20% de los 30.000 miembros con derecho a voto que pertenecen al colectivo.  

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