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Gibraltar no retirará los bloques de hormigón pero dedicará 165.000 euros a crear "praderas marinas"

Un buzo de la Guardia Civil toma medidas a uno de los bloques de hormigón lanzados al mar por Gibraltar.

Un intento de acercamiento a las autoridades del Peñón. Tal fue la pretensión del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, en su comparecencia el martes en comisión y a petición propia en el Congreso de los Diputados. El jefe de la diplomacia del Ejecutivo de Mariano Rajoy saludó el "gesto de buena voluntad" del Gobierno socialista de Fabián Picardo, el cual, según explicó García-Margallo en base a últimas informaciones que habían llegado a su departamento, está dispuesto a modificar su ley de protección de la naturaleza, lo que podría redundar "en beneficio de los pescadores".

Sin embargo, detrás de las palabras del ministro, que sí dejo claro que el Gobierno español no reconoce a Gibraltar derecho a legislar sobre unas aguas en conflicto, no se esconde más que un movimiento táctico, tendente a reconducir la relación entre los principales actores a un lado y otro de la Verja.

La intención de Gibraltar de revisar su ley de protección de la natura no es algo nuevo. El Gobierno de Fabián Picardo ya publicó el pasado junio el proyecto que enmendará la Ley de Protección de la Naturaleza (Natura Protection Act) con el objetivo de regular por medio de la concesión de licencias todas las formas de pesca y el buceo en un espacio natural marino. Actuaciones encaminadas por parte de Gibraltar a “permitir una pesca sostenible” en las aguas que reclama como suyas, regulando las formas de captura y salvaguardando a especies protegidas.

Este borrador normativo se basa en un informe encargado hace meses a “algunos de los mayores expertos del mundo”, en el que participaron también asesores españoles. Desde las autoridades del Peñón también se ha insistido en que su deseo no es excluir a los pescadores españoles y ha reiterado que 59 de sus barcos podrán faenar en dicha aguas “en base a la antigüedad de su práctica”.

Las autoridades del Peñón ya publicaron el pasado junio el proyecto que enmendará la Ley de Protección de la Naturaleza (Natura Protection Act) con el objetivo de regular una "pesca sostenible" por medio de la concesión de licencias

Precisamente fueron las recomendaciones del citado informe las que llevaron al Ejecutivo de Picardo a lanzar al mar los 70 bloques de hormigón para la construcción de un “arrecife artificial” destinado a “proteger las poblaciones de peces de la zona”. Este arrojo de monolitos fue el desencadenante del encontronazo diplomático de este verano y del endurecimiento de los controles de la Guardia Civil en la Verja, que, según insinúo ayer García-Margallo, va a continuar. Y es que los verdaderos planes del Gobierno gibraltareño pasan por acometer una “segunda fase” de los trabajos de dicho arrecife artificial.

Según fuentes del Ejecutivo de Picardo, no hay intención de lanzar más bloques de hormigón para crear un segundo caladero de tales características, recoge el Gibraltar Chronicle. Desde el número 6 de Convent Place -sede del gobierno de la colonia británica- se desmiente así lo publicado por un medio de comunicación español, que informaba de una ampliación del arrecife con cubos de hormigón seis veces mayores a los actuales.   

Un caladero que estará bajo vigilancia

No se arrojarán al mar más monolitos, pero los 70 bloques que ya tocan el fondo marino se mantendrán. La segunda fase del proyecto, añade el decano de la prensa gibraltareña, cuenta con un presupuesto de 140.000 libras esterlinas (165.000 euros) y consistirá en “la plantación de praderas marinas -estarán protegidas por los bloques de cemento- y su vigilancia”.

De este manera, el Gobierno de Picardo también echa por tierra la teoría -también publicada por otro rotativo español- de que más cubos de hormigón iban a ser instalados para “proteger el tendido hasta el Reino Unido de un cable telefónico submarino” que permitiría al Peñón independizarse de España en materia de telecomunicaciones y “garantizar el juego online”.

El hecho de que Gibraltar no vaya a retirar los monolitos indigna a los pescadores españoles, que no renuncian a faenar en ese caladero como lo hacían antes. Desde la Cofradía de La Línea de la Concepción (Cádiz) aseguran que si fuera por ellos sacarían los bloques de hormigón "con ayuda de buzos". Un extremo que difícilmente permitirían la Guardia Civil y la Policía gibraltareña.

Más de 8.500 metros para una central eléctrica

Entretanto, a más largo plazo, el diputado nacional del PP y alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, denunció ayer en el Congreso un nuevo proyecto de relleno en la zona norte del puerto de Gibraltar, a 50 metros de los bloques de hormigón que originaron el actual conflicto, en el que el Gobierno del Peñón prevé instalar una central eléctrica de fuel.

Durante su intervención en la Comisión de Asuntos Exteriores, donde compareció García-Margallo, Landaluce se refirió a esta nueva "agresión contra los intereses de España" y afirmó que con este proyecto, que acaba de ser registrado, la colonia prevé crecer en una extensión similar a un campo de fútbol, más de 8.500 metros cuadrados, según sus datos.

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