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España

Los viejos dinosaurios del PSOE, con González a la cabeza, dejan de lado a Sánchez y apuestan por Susana Díaz

Susana Díaz, entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Felipe González.

El temor de Felipe González a que el PSOE deje de presentarse ante los electores como un partido de Gobierno y también a que le aguarde una larga travesía del desierto antes de recuperar el poder, no es nuevo. Sin embargo, en las últimas semanas sus opiniones sobre la gestión desarrollada por Pedro Sánchez al frente de la secretaría general enfatizan que se están cumpliendo sus peores pronósticos, una actitud que, finalmente, ha incentivado a la presidenta andaluza, Susana Díaz, a prepararse para coger el tren que dejó pasar en el congreso extraordinario de julio cuando renunció a pelear por la secretaría general.

Fuentes del socialismo andaluz reflejan un juicio muy crítico por parte de Felipe González sobre la situación que atraviesa el PSOE desde la retirada de Alfredo Pérez Rubalcaba. El expresidente considera que debido a la presión ejercida por Podemos, Pedro Sánchez se está corriendo hacia posiciones netamente de izquierdas, abandonando la centralidad que siempre acaba decidiendo unas elecciones generales, máxime en un momento en el que, a su juicio, el PP ha emprendido un proceso de derechización excesivo para recuperar el voto más conservador.

Felipe González cree que el PSOE puede perder su vocación mayoritaria y el espacio de centro

El propio expresidente exponía así esta misma preocupación en una reciente entrevista concedida al Diario de Sevilla: “El PSOE corre el riesgo de no ser lo que conseguimos que fuera después de la muerte de Franco, que es la alternativa necesaria a cualquier opción de derecha. Eso es lo que me preocupa. El PSOE no debe perder su vocación mayoritaria, y no debe perderla porque es la única alternativa razonable si el partido es capaz de ocupar ese espacio”.

En la misma entrevista, González reconocía de forma implícita que Pedro Sánchez todavía no ha sido capaz de cuajar su liderazgo y se expresaba en estos términos al referirse a Susana Díaz y a su previsible salto a la política nacional: “La conozco bastante, he estado con ella bastantes veces desde que tiene la responsabilidad. Susana Díaz tiene temperamento político. Conoce los problemas, creo que ve los elementos de diferencia entre una política conservadora y otra que estimule el crecimiento de mano de la demanda, aunque tiene poco margen, porque no sólo depende del Gobierno español, sino también de los errores de la política europea. Y tiene liderazgo, cosa que es un bien escaso en estos momentos… No  excluyo [su salto a la política nacional], como cualquier persona con liderazgo potente de una zona con liderazgo como Andalucía, no lo excluyo”.

La vieja guardia respira por las heridas

Son las mismas opiniones que el expresidente ha dejado caer a miembros relevantes de su partido en Andalucía y que el PSOE regional está convencido de que representan también a la llamada vieja guardia, en la que se incluye también a Rubalcaba. En este desprecio a la valía de Pedro Sánchez como líder de su partido se suman numerosos  agravios. En la actual ejecutiva se reconoce que el secretario general “ha pisado muchos callos” y se interpreta que antiguos dirigentes del PSOE lo único que hacen es “respirar por sus heridas”.

La vieja guardia no ve otra salida que sustituir a Pedro Sánchez para evitar la debacle electoral

El propio González, preguntado en la entrevista antes referida sobre el rechazo por parte de Sánchez de las llamadas puertas giratorias, se explaya con este razonamiento: “Se habla de puertas giratorias y veo que los más exigentes hablan de extender el periodo de incompatibilidad a cinco años. No se atreven a ir más allá de cinco años. ¿Por qué no lo proponen para toda la vida? Y que saquen las consecuencias de que quien no tenga autonomía personal para no depender de la política, deberá depender de por vida de la política. Por tanto, se encaminarían hacia el error que quieren evitar: la creación de una clase, o casta, de políticos que sólo pueden hacer eso”.

La mayoría de los barones y dirigentes socialistas se suman a estas críticas de los dinosaurios de su partido y no ven otra salida posible, para evitar la debacle electoral, que la de dar entrada por la puerta grande a Susana Díaz. De hecho, casi nadie en la actual dirección cree que Sánchez conseguirá sobrevivir a la embestida de la presidenta andaluza, por mucho que se aferre a la celebración de las elecciones primarias el próximo julio. A no ser, es evidente, que la lideresa se la pegue en los comicios de marzo y el PSOE salga airoso de las municipales y autonómicas de mayo. En el fondo, todo sigue en el aire.

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