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España

El Rey busca recuperar popularidad mientras crece el debate sobre la necesidad de la monarquía

El Rey Juan Carlos durante una audiencia en Madrid.

El pueblo llano sabe que una monarquía está en problemas cuando a la reina Sofía la reciben con gritos en el Teatro Real. O cuando a los Príncipes de Asturias les silban en no pocos de los actos a los que acuden.  O cuando al príncipe Felipe le niegan el saludo en una feria de móviles por no apoyar la causa nacionalista. Son escenas que ahora suceden a menudo y con cada uno de los miembros de la familia real allá donde van.

El cambio en la opinion pública ha tenido que ver con determinados comportamientos reales nada ejemplares, como que el Rey se dedicara a cazar elefantes mientras el país andaba sumido en una grave crisis institucional, económica y social. O que el juez Castro decidiera imputar a la infanta Cristina por el caso Nóos, situación que podría traducirse en el ingreso en prisión su marido, Iñaki Urdangarin, en caso de confirmarse su culpabilidad. 

Si echamos la vista atrás, nos encontramos con que, de acuerdo con la última encuesta publicada sobre el apoyo que recibe la monarquía en España, más del 60% de los españoles quieren que el Rey abdique. Es un dato histórico, teniendo en cuenta que el monarca siempre ha gozado de buena aceptación entre el pueblo español. También en el extranjero era percibido como un líder sólido. Hace apenas un año, Mariano Rajoy parecía ajeno a la situación. Preguntado por la falta de confianza en el actual modelo institucional español y singularemente en la Monarquía, el político gallego aducía que "la monarquía española cuenta con un apoyo muy mayoritario en la sociedad, que valora el papel que ha jugado el monarca en la Transición, así como en el 23-F, algo que demuestra la pujanza de la institución y por qué una gran mayoría de españoles siguen apoyándola como útil y valiosa para nuestro país", ello en contra de las encuestas publicadas. Sin embargo, los últimos dos años la suerte no ha estado precisamente del lado de don Juan Carlos.

La gente le agradecía lo que hizo en la Transición con su amigo Suárez. El pueblo le adoraba pero, ¿qué ha cambiado?

Miguel-Anxo Murado opinaba en las páginas de The New York Times que el Rey no ha cambiado, sino que lo ha hecho el país. Basaba este cambio de parecer en dos causas: la lejanía de la Guerra Civil y los problemas económico-financieros del momento. "Cuatro décadas después de la guerra, los recortes están dibujando en España el perfil de un nuevo país", sostiene el periodista en su columna.

A esa opinión se suma la de Alfredo Serrano Mancilla, doctor en Economía. Preguntado por Vozpópuli si sería conveniente una abdicación más o menos inmediata del Rey, este experto en casas reales es muy claro: "La monarquía debe acabar. Hablar de democracia manteniendo privilegios constitucionales para la familia real es muy contradictorio. Esto es algo que debería ser cuestión del pasado. Para dar lecciones de democracia afuera, lo primero que deberíamos de hacer es democratizar las relaciones sociales, económicas y políticas dentro. Y la monarquía, por muy parlamentaria que sea, equivale a seguir manteniendo un trato desigual muy evidente".

Capilla ardiente, foto y adiós

El último acto público en el que se pudo ver al Rey, presidiendo la capilla ardiente de Adolfo Suárez en el Congreso de los Diputados, evidencia los problemas del momento. Ataviado de riguroso luto y apoyado con su muleta, don Juan Carlos descendía del vehículo oficial con semblante serio, el necesario para ocasión tan especial. Aquella era una oportunidad pintiparada esa de demostrar al mundo, y al propio país, que España era capaz de mostrarse unida, con toda su clase política, en torno al feretro de un hombre elevado a los altares como "heroe de la Transición", en esta hora tan necesitada de héroes.

Antes de este acto en la Cámara Baja, han sido contadas las ocasiones en las que se ha visto a Su Majestad. Algunos actos en Palacio. Lo demás, hospitales, rehabilitación y mensajes de Navidad. ¿Buscaba aprovechar este momento para reconciliarse con el pueblo o simplemente se trataba de salir en la foto? "Con el deterioro reputacional sufrido, es complicado hace efectivo ese aprovechamiento, más allá del puro instante, el día de la foto", sentencia Serrano.

¿Será capaz el Rey de recuperar la imagen de que gozó tiempo atrás?

"La imagen del Rey está muy contaminada", dice Serrano. Opaca durante muchos años, su figura llegó a su punto más bajo cuando en 2012 se rompió la cadera cazando elefantes en Botsuana. Ahora, y a consecuencia de los problemas a los que se ha tenido que enfrentar tras el incidente, la familia real ha hecho un notable esfuerzo por recuperar prestigio, con decisiones como la de mostrar sus cuentas con una cierta transparencia. 

"Es complicado que la juventud española actual, a la que la transición democrática no le quiso enseñar la Historia de España, pueda justificar y defender el papel del rey cuando sigue sufriendo más de un 50% de desempleo, mientras el otro 50% malvive en un masivo empobrecimiento salarial", reconoce Serrano. Abandonar el bastón esta primavera se torna como el primero de los pasos adelante de un Rey que sigue en su madriguera esperando que la lluvia escampe.

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