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España

El Estado Islámico se establece en España y sustituye a Al Qaeda como principal amenaza terrorista

Yihadista detenido en febrero de 2015 en Cataluña como miembro de una red de captación.

Los atentados del 11M de 2004 en Madrid, los más graves cometidos hasta ahora en Europa, fueron la constatación de que España había dejado de ser un país de retaguardia del terrorismo yihadista para convertirse en un objetivo más. Doce años después, el Estado Islámico (EI) ha fagocitado a Al Qaeda en nuestro país, aunque su grado de implantación es muy inferior al que tiene en otros países de nuestro entorno, como Francia o Marruecos. Pese a ello, las fuentes antiterroristas consultadas consideran elevado el riesgo de atentado y están convencidas de que “cuando se produzca el primero habrá otros por imitación”. Lo prioritario, dice un mando del Servicio de Información de la Guardia Civil (SIGC), es “evitar ese primer atentado”.  

La proximidad con Francia, al norte, y Marruecos, al sur, dos países donde los estragos del terrorismo han sido muy elevados durante los dos últimos años, no ha tenido para España un efecto contagio, como demuestra el hecho de que desde el 11M no se haya registrado ni un solo atentado en nuestro país, y que el proyecto más avanzado para perpetrar uno contra el metro de Barcelona fuera desbaratado en enero de 2008. Una circunstancia que las fuentes antiterroristas consultadas explican por la ausencia de guetos, la menor radicalización de la comunidad musulmana que reside en nuestro país y una planificación antiterrorista que ha sido mucho más rápida y efectiva que en otros países europeos. También han contribuido las modificaciones del Código Penal y de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para actuar desde los primeros momentos en que se detecta la radicalización de una persona. “España no es ajena a la movilización yihadista promovida por el Estado, pero no es una de las naciones europeas más afectadas Islámico –dice el informe Estado Islámico en España, del que son autores Fernando Reinares y Carola García-Calvo, del Real Instituto Elcano-. La movilización más notable se da en aquellas naciones de nuestro entorno en cuyas colectividades musulmanas predominan las segundas generaciones”.

Solo 199 personas han viajado desde España a Siria e Irak para combatir con el Estado Islámico, frente a las 2.000 que han enviado Francia o Marruecos

Las cifras hablan por sí mismas, y mientras desde Francia o Marruecos se calcula que han viajado 2.000 personas a Siria e Irak, bastiones del Estado Islámico, las estadísticas reducen a 199 (180 hombres y 19 mujeres) el número de personas que lo han hecho desde nuestro país, la mayoría de origen marroquí y con edades entre 18 y 40 años, de las que se cree que 45 han fallecido, según los datos que manejan los servicios de inteligencia. El primer desplazamiento desde Madrid a las citadas zonas de conflicto se detectó en abril de 2012, cuando dos personas viajaron desde la capital hasta Estambul para dar desde allí el salto a Siria. Lo más importante, señala un miembro del SIGC, es que “no está previsto que la cifra se vaya a incrementar de manera significativa”.  

El retorno de los foreign terrorist fighters, los luchadores que marchan a Siria e Irak y regresan pasado un tiempo a sus países de origen con identidades falsas, convirtiéndose en potenciales integrantes de células dispuestas a atentar es también, por fuerza, muy inferior. Las fuentes antiterroristas consultadas cifran en tan sólo 29 el número de retornados a nuestro país, que están sometidos a un exhaustivo control para prevenir que puedan “activarse” pasado un tiempo. “El Estado Islámico dispone de un potente Aparato de Exteriores, que se encarga de preparar atentados en el exterior y se sirve de los retornados para ello”, dice un mando policial. Ellos son el mayor peligro.

Un retorno que se está produciendo en algunos casos aislados aprovechando los flujos de refugiados. “Hemos detectado que hay terroristas que entran en Europa aprovechando los flujos de refugiados, pero es un fenómeno muy limitado y sería injusto criminalizar por ello a todo un colectivo. Lo que sí ha conseguido el Estado Islámico con estos pocos casos es romper la unidad sobre política migratoria europea, y mientras hay países en los que prevalece la acogida, para otros es más importante la seguridad y han optado por cerrar sus fronteras”, señalan las fuentes de los servicios de información consultadas.

Base logística

El informe anual correspondiente a 2015 del Consejo de Seguridad Nacional, el órgano al que corresponde asistir al presidente del Gobierno en esta materia, sostiene que nuestro país es, sobre todo, una base logística para actuar en el resto de Europa. “Nuestro país sirve de base para la actividad logística de las redes de captación que actúan tanto en Europa como en el ámbito geográfico magrebí y mediterráneo evidenciando que, al igual que en el resto de Europa, desde nuestro país se trasladan, mediante diferentes redes de captación, individuos radicalizados a zonas de conflicto, especialmente Siria e Irak”.

Una afirmación que las fuentes antiterroristas de Policía y Guardia Civil consultadas matizan: “En este momento tenemos un poco de todo, desde captadores y personas que se auto radicalizan, a otras que tienen intención de atentar pero carecen de capacidad y medios para hacerlo. Se trata, en todos los casos, de personas sin planes elaborados ni objetivos establecidos que tienen, simplemente, la voluntad de hacer algo. La mayoría son lobos solitarios y no células organizadas”.

Desde los atentados del 11M en Madrid se han realizado 164 operaciones contra el terrorismo yihadista, con un saldo de 634 detenidos

La práctica totalidad de ellos han sido detenidos, y en este apartado las cifras de efectividad son elocuentes. Así, desde los atentados del 11M de 2004 se han desarrollado en nuestro país 164 operaciones contra el terrorismo yihadista, con un saldo de 634 detenidos, además de 18 operaciones más en otros países, en colaboración con los servicios antiterroristas de los mismos, que han permitido la detención de 59 terroristas más. Por años, 2004 registró el mayor número de detenciones, 131 exactamente, y 2012 el que menos, tan sólo 8. En lo que va de año se han llevado a cabo 16 operaciones que se han saldado con la detención de 31 personas.

La primera detención de militantes del Estado Islámico en nuestro país tuvo lugar en junio de 2013 en Ceuta en el marco de la Operación Cesto. Once personas fueron detenidas entonces por reclutar yihadistas para enviarlos a Siria (fue también la primera operación contra este tipo de redes), de los cuales se tiene constancia de que ocho murieron en acciones suicidas. Karin Abdeselam Mohamed e Ismael Abdellatid Al Lal, fueron condenados en 2015 a doce años de reclusión como dirigentes de la organización terrorista y los restantes nueve a diez años por pertenencia a la misma.

Las operaciones policiales y las detenciones no son, sin embargo, suficientes para aventurar una cifra de militantes o simpatizantes del Estado Islámico residentes en nuestro país. “Es imposible establecer un censo de militantes del EI que pueden estar asentados en nuestro país –coinciden fuentes de los servicios antiterroristas de Policía y Guardia Civil-, pero hay indicadores que nos permiten afirmar que su número es menor que en otros países europeos de nuestro entorno, como Francia o Bélgica”.

Política preventiva

Después de la matanza del 11M los servicios antiterroristas y la fiscalía optaron por un enfoque preventivo, que se traduce en la anticipación de operaciones con el fin de desbaratar la planificación de posibles atentados. La decisión ha permitido detener a yihadistas en una etapa inicial de radicalización, antes de que tuvieran tiempo de actuar, además de tener un efecto disuasorio para los aspirantes a ingresar en las filas del Estado Islámico, pero tiene el inconveniente de que las pruebas recabadas son menos sólidas que las obtenidas tras una investigación prolongada, lo que incide en las sentencias dictadas, no siempre condenatorias. “Ahora no esperamos a ver por dónde puede salir esta gente”, resume un agente de los servicios antiterroristas.

Los servicios antiterrorias de todos los cuerpos policiales y el CNI celebran una reunión semanal para evaluar el riesgo de atentado

Los atentados múltiples de junio de 2015 cometidos en Francia, Kuwait, Somalia y Túnez decidieron a las autoridades españoles a aumentar a 4, sobre 5, el nivel de amenaza, lo que supone un riesgo alto de atentado, según lo previsto en el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista. Ello supone que representantes de todos los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado y el CNI celebren semanalmente una reunión para evaluar la amenaza. “Nuestra situación es de una calma tensa –dice un mando policial-. El nivel 4 de alerta está impidiendo que este fenómeno se extienda como una mancha de aceite porque se están empleando muchos medios para impedirlo”.

Tras los atentados llevados a cabo en noviembre de 2015 en París, en los que un grupo coordinado hizo estallar varios artefactos explosivos, disparó sus rifles de asalto en una concurrida zona de ocio de la ciudad y atacó la sala de fiestas Bataclan, con un saldo de 130 víctimas mortales, la Mesa de Valoración de la amenaza terrorista realizó una nueva evaluación específica que concluyó con el mantenimiento del nivel cuatro, si bien se impartieron instrucciones para reforzar las medidas de prevenciones en infraestructuras críticas y lugares o eventos en los que se registran grandes aglomeraciones de personas. “Que el riesgo sea menor que en los países de nuestro entorno no significa que el riesgo no exista –señalan fuentes de los servicios antiterroristas-. El riesgo existe y es elevado, lo que justifica el mantenimiento del nivel de alarma”.

PERFIL DE LOS MILITANTES YIHADISTAS EN ESPAÑA

Las personas detenidas en nuestro país por su implicación en actividades de terrorismo yihadista permiten establecer un perfil aproximado del militante del Estado Islámico asentado en España, según los datos recabados en el informe “Estado Islámico en España”. Así, la mayoría de los detenidos puestos a disposición judicial son hombres jóvenes, casados y con hijos, tanto españoles como marroquíes, entre los que predominan individuos con estudios secundarios y cuya tasa de desempleo es similar a la del conjunto del país. Aunque de ascendencia musulmana, su conocimiento del Islam y de la ley islámica o sharía es elemental.

Su radicalización tuvo lugar en domicilios privados, lugares de culto, centros culturales islámicos, espacios al aire libre y en prisión. Algunos fueron captados también a través de Internet, aunque el número de individuos radicalizados online es marcadamente inferior al de los que lo fueron por los medios antes citados.

La mayoría de ellos formaban parte de células, grupos o redes que se dedicaban a la difusión de propaganda, reclutamiento de nuevos militantes para enviarlos a combatir Siria e Irak, y a labores de financiación de su propia actividad terrorista, si bien un tercio de los detenidos pertenecía a células con capacidades operativas y tenían voluntad de atentar en España. La mayoría, además, se había desplazado a Siria e Irak, lo había intentado o tenía intención de hacerlo.

Aunque el principal escenario de la movilización promovida por el Estado Islámico en España está en la provincia de Barcelona por el número de detenciones practicadas, resulta significativa la implicación de jóvenes de segunda generación que han nacido y viven en Ceuta.

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