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España

Así es una de las charlas voluntarias sobre el ébola que los hospitales madrileños ofrecen a su personal

Personal sanitario en su puesto de trabajo

Sanidad ha trabajado a contracorriente desde que se detectara el primer caso de ébola contagiado en un país no Africano. Pese a afirmar hasta la saciedad que España estaba preparada para gestionar esta crisis sanitaria y que todos los protocolos estaban actualizados y habían funcionado, lo cierto es que la indignación de los profesionales sanitarios pone de manifiesto que no ha sido así. De hecho, los hospitales madrileños han empezado a ofrecer formación a los sanitarios varios días después de que la preocupación por el brote del virus fuese creciendo de manera exponencial. 

La mayoría de centros hospitalarios madrileños han organizado charlas informativas para médicos, enfermeros, auxiliares de enfermería, celadores, personal de limpieza y en general a todo aquel que trabaje en un hospital y que pueda tener riesgo de entrar en contacto con un paciente afectado por el virus. Vozpópuli ha tenido acceso a una de esas sesiones, de apenas cuarenta minutos y de asistencia voluntaria para el personal que no sea de urgencias. 

Son charlas de 40 minutos con turno de preguntas incluido a las que asisten una media de 50 personas de modo voluntario para ver cómo otro facultativo se pone y se quita el traje en apenas 5 minutos

Varias enfermeras y médicos consultados por este periódico han afirmado que desde que estallara el caso de Teresa Romero no han recibido especial información como tal sobre protocolos ni sobre el modo específico en que deberían actuar. "Hay un documento colgado en la intranet del hospital al que tenemos acceso cuando estamos en el centro, pero a los que se está formando más ampliamente es a los que trabajan en urgencias, que serán los que entrarían en contacto con los pacientes en caso de contagio", explica una de las enfermeras. 

En su hospital en concreto, se ofertaron charlas de asistencia voluntaria el jueves y el viernes pasados con dos sesiones diarias. Se trataba de clases de unos 40 minutos, turno de preguntas incluido, en los que una media de 50 personas atendían a lo que microbiólogos y enfermeras de preventiva explicaban sobre el protocolo. "A todo paciente que llegue a urgencias, da igual los síntomas que tenga, se le preguntará si tiene fiebre. En caso de que responda que sí, se le preguntará también si ha viajado recientemente a África. Si ambas respuestas son positivas inmediatamente se comunicará con la enfermera de triaje, que facilitará guantes y mascarilla para auxiliar y paciente, y éste será trasladado a una sala de traje especial, que precisamente se ha delimitado esta semana con una reforma, antes no estaba así. A partir de ahí, los dos adjuntos de enfermedades infecciosas y el jefe de guardia del hospital se pondrán en contacto con los responsables de Salud Pública, que serán quienes decidan qué hacer a continuación", relata la enfermera. 

El esgrimido protocolo no es uniforme: algunos centros no esperan a que la fiebre alcance los 38,6 grados y en la demostración no se usaba el doble guante para evitar el contagio

Si se decide seguir al paciente sospechoso de contagio, se le lleva a la planta habilitada con circuito cerrado, donde tendrá una habitación el posible enfermo y una contigua será destinada al personal que le atenderá, que se intenta que sea el mínimo imprescindible. En ese momento la enfermera, ya protegida con material específico, deberá tomar una muestra de sangre que se remitirá a Salud Pública para que sea analizada en Majadahonda, que es donde se centraliza el análisis de todas las muestras, salvo que se tomen en el propio hospital Carlos III. Si se confirmara un positivo en ébola, el paciente sería trasladado al Carlos III directamente. En caso contrario se levantaría el protocolo de actuación. "Te quitas el uniforme desechable, hay duchas con clorhexidina jabonosa al 4% y la vigilancia se limitaría a llamadas a domicilio y tomas de temperatura si hubiese algún riesgo", explican a Vozpópuli

A vueltas con el protocolo y los trajes

Sin embargo, el tan manido protocolo de actuación no es ni mucho menos uniforme. Elaborado por la Organización Mundial de la Salud, es enviado al Ministerio de Sanidad, que a su vez lo envía a la Comunidad de Madrid, quien lo distribuye a los hospitales, y cada centro lo adapta a sus necesidades de servicio. "En mi hospital, por ejemplo, no esperamos a que la fiebre alcance los 38,6 grados, con que tengas unas décimas -a partir de 37- ya es suficiente para posibles medidas", informa la sanitaria. 

"No te dicen nada nuevo, sobre cómo ponerte un mono hay mil vídeos. Hay gente que ha venido y gente que ha considerado que era perder el tiempo. No diría que hay miedo pero sí preocupación y mucha indignación"

Uno de los asuntos que más interés ha despertado ha sido el traje de aislamiento utilizado, que en este caso simplemente han visto cómo se ponía y quitaba uno de los ponentes de la charla sin conocer siquiera el nivel de protección. "Aquí se ha utilizado uno blanco, pero también tenemos amarillos. En la demostración por ejemplo no se instaba a usar doble guante, salvo para los sanitarios de urgencias que sí lo utilizan en este tipo de actuaciones. Primero se ponían el traje, luego las calzas, una mascarilla de máxima seguridad, que es la misma que para la tuberculosis, gafas protectoras -que nos recalcaron que no eran las que se usan realmente porque están desapareciendo- y por último la capucha. Luego nos explicaron el procedimiento para retirarlo, diferenciando las zonas contaminadas de las no contaminadas, pero en ningún momento interactuamos con el traje. Supongo que con el personal de urgencias tendrán más dedicación", argumentaba la enfermera a este diario. 

Durante la parte final los asistentes planteaban diferentes dudas a quienes impartían las charlas, preguntando, por ejemplo, si no sería recomendable rociar los trajes con desinfectante antes de quitarlos como se hace en otros países, a lo que los ponentes explicaron que aquí se estaba preparando para un posible caso, no para un virus que llega en su momento álgido. Del mismo modo informaron de que se colgaría un vídeo en la intranet para que pudieran ver cómo se embalan las muestras de sangre de los pacientes sospechosos, y expusieron que había material suficiente, con monos de cuatro tallas diferentes, después de la polémica generada por el médico que atendió a Teresa Romero y que había criticado que su traje le quedaba muy corto. 

"No te dicen nada nuevo, sobre cómo ponerte un mono hay mil vídeos. Es útil en caso de que se diera un nuevo contagio y te pillase trabajando en urgencias, pero sería más útil si nos lo pusiéramos y quitásemos nosotros", responde la enfermera. "¿Que si hay miedo? Aquí hay gente que ha venido y gente que ha considerado que era una pérdida de tiempo. No diría miedo, pero sí preocupación, y mucha indignación. Es insultante ver cómo la ministra o el consejero han dicho cosas que atacan tanto a la profesión. Evidentemente ha habido fallos y al final todo lo van a achacar a la enfermera contagiada", sentencia. 

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