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España

Interior se decanta por la visión optimista del fin de ETA: ya no mantiene comandos para atentar

Tres servicios de información y tres visiones distintas sobre el mismo problema. Las dudas que provocaron recientemente en el Palacio de La Moncloa los tres análisis contradictorios sobre la actual situación de ETA realizados en las últimas semanas por el Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) parecen haberse despejado dentro del Gobierno a favor de hipótesis menos alarmistas. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, defendió este martes durante la rueda de prensa en el que anunció el desmantelamiento del aparato logístico de la banda tras la detención de seis de sus presuntos integrantes en Francia, que la rama militar de la estructura de la organización terrorista "formalmente no existe porque ha cesado su actividad". "La ETA que hemos conocido y padecido durante décadas no volverá a existir", apostilló. Esta postura es la defendida, de hecho, por el Instituto armado, que en el mismo acto, y dentro de una novedosa presentación que hizo sobre los arrestos de este martes, dejó claro que en opinión de sus expertos dicho aparato militar se ha ido difuminando desde que la banda anunció su tregua definitiva en octubre de 2011.

En el nuevo organigrama de ETA elaborado por la Guardia Civil ya no existe 'aparato militar'. Toda la estructura de la banda depende de los tres cabecillas 'políticos' que esperaron en Noruega para negociar con el Gobierno

En concreto, el Servicio de Información de la Guardia Civil apuntó en dicha presentación a que la estructura tradicional de un comité ejecutivo del que dependían los aparatos militar, político y logístico se mantuvo hasta el cese de la violencia y que, a partir de ese momento, esta tres órganos diferenciados comenzaron a solaparse y difuminarse. De este modo, en 2012, el comité político, encabezado por David Pla y Iratxe Sorzabal, ambos actualmente en paradero desconocido tras ser expulsados de Noruega donde esperaban sentarse a negociar con el Gobierno, asumieron la "capacidad política" de la organización. Mientras, su compañera en la dirección, Izaskun Lesaka, se encargaba de la capacidad logística, en la que se integraba ya la parte militar de la organización. La detención de Lesaka el pasado mes de octubre llevó a la banda a reducir aún más dicha estructura, que quedó reducida a comienzos de 2013 a sólo dos aparatos: el político y el logístico-operativo. Este último es el que ha quedado seriamente 'tocado' tras las detenciones de este martes. Los expertos de la luchan antiterrorista del Instituto armado han eliminado, por tanto, cualquier referencia a los comandos.

En un segundo cuadro, la Guardia Civil incidía en este planteamiento al dibujar el organigrama "actual" de ETA. En él, de nuevo, ha vuelto a desaparecer cualquier referencia al aparato militar o a grupos dispuestos a cometer atentados. Lo único de lo que habla es de terroristas en la "reserva", que los agentes sitúan desperdigados por Francia y Europa. En este cuadro, los expertos antiterroristas mantienen a Pla y Sorzabal como máximos responsables de la organización junto al veterano José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera. De los tres depende, directamente, el aparato logístico operativo, actualmente en manos de dos etarras tras la caída de Lesaka. De estos dos nuevos terroristas, cuya identidad no quisieron hacer pública los responsables policiales, dependían los taldes de falsificación, robacoches y zulos cuyos responsables fueron detenidos ayer en Francia. El documento incluso apunta a la existencia de otros dos miembros de la organización aún en libertad encargados de vigilar los zulos donde las Fuerzas de Seguridad consideran que la banda aún puede atesorar 10 toneladas para fabricar explosivos, centenar y medio de pistolas, y entre 30 y 40 armas largas.

De la Policía al CNI

De este modo, la Guardia Civil reafirmaba lo que recogía en el informe que hace unas semanas remitió a Mariano Rajoy y en el que insistían que ETA está, efectivamente, más debilitada que nunca y que prácticamente ya no tiene capacidad de reacción. No obstante, el documento dejaba abierta la posibilidad remota de que un grupo muy reducido y radical de la banda pudiera descontrolarse e intentar un atentado. El propio ministro del Interior incidió en esta idea de "prudencia" este martes al asegurar que "una, dos o tres personas, si quieren hacer daño y tienen medios, pueden hacerlo". Los análisis de la Guardia Civil tienen el valor añadido de que las dos últimas grandes operaciones contra ETA, los últimos arrestos y la captura hace seis meses de Izaskun Lesaka, fueron realizados gracias a ellos y, por tanto, "poseen información de primera mano", en palabras de uno de los expertos consultados por este diario. "Pese a la tregua, han seguido manteniendo agentes desplegados en el Sur de Francia recopilando información sobre todo lo que se mueve allí", añaden estas mismas fuentes.

La Policía cree que la banda aún baraja la posibilidad de cometer un atentado sin víctimas. El CNI, sin embargo, considera prácticamente imposible que vuelva a las armas

Totalmente opuesto es el documento que también en abril elaboraron sus compañeros del Cuerpo Nacional de Policía. Para éstos, ETA permanece en estado de hibernación dispuesta a actuar si el proceso abierto tras su anuncio de cese definitivo de la violencia sigue atascado. En este sentido, los responsables de la Comisaría General de Información no descartaban en su análisis un atentado puntual y sin víctimas mortales como golpe de efecto, a imagen y semejanza de lo que intentaron con la voladura del aparcamiento de la T-4 para reventar la tregua de 2006. Este mismo planteamiento es el que transmitió Europol, la Oficina Europea de Policía, en su último informe sobre las amenazas en la UE, dado a conocer el pasado 25 de abril. Dicho documento aseguraba que la banda "mantiene su estructura logística y continúa su función como organización clandestina" y alertaba de que un sector de la misma "puedan tratar de retomar las actividades terroristas si fallaran en la consecución de sus objetivos políticos”.

Por último, los espías del CNI presentaron a Moncloa un informe aún más optimista que el de la Guardia Civil. En su análisis sobre la situación actual de ETA, aseguraban que ésta estaba totalmente acabada y que no tenía ya ninguna capacidad para de volver a las armas. Los responsables del servicio secreto, que siempre han presumido de tener agentes infiltrados en el entorno de la dirección de la banda, destacaban en su informe que los últimos comunicados de la banda son fruto de un "enfado" por los últimos reveses recibidos, entre ellos el que su cúpula hubiera tenido que abandonar Noruega, pero que su vuelta a los atentados estaba, en su opinión, descartada.

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