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España

Rajoy duda si dar la puntilla a Pedro Sánchez en el debate sobre el estado de la Nación

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante una sesión de control en el Congreso.

Hay dentro del PP y también en el Gobierno un debate intenso sobre qué hacer con Pedro Sánchez, si reforzarle como líder de la oposición o, por el contrario, contribuir a su creciente desgaste. De momento, Mariano Rajoy se decanta por apuntalarle, preocupado como está por la posibilidad de que Podemos se convierta después de las próximas elecciones generales en la segunda fuerza política dentro del Congreso, orillando a los socialistas a una posición marginal. “Estamos realmente preocupados por la división interna en el PSOE y por la posibilidad de que una fuerza del perfil de Podemos le arrebate la hegemonía dentro de la izquierda, algo que sería muy malo para un modelo de alternancia política que ha dado una gran estabilidad al país desde el inicio de la Transición”, refieren fuentes del PP.

En la dirección del PP preocupa la debilidad del PSOE y la posibilidad de que deje de ser alternativa de Gobierno

En todo caso, no le será nada fácil a Rajoy morderse la lengua este martes en el Congreso frente a Pedro Sánchez, teniendo en cuenta que este último buscará el cuerpo a cuerpo con el presidente del Gobierno para tomar oxígeno y reforzarse dentro de su partido. Por ello hay quien opina en la dirección del PP que no compensa, en el arranque de la campaña electoral, dar bazas al enemigo, sobre todo cuando se percibe en su comportamiento una cierta deslealtad. Se pone como ejemplo todo lo que Pedro Sánchez y el PSOE han mareado el pacto contra el terrorismo yihadista, un ámbito que siempre ha servido para fortalecer al jefe de la oposición, como bien sabe el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. La conclusión es que “Rajoy hará un discurso poco agresivo contra el PSOE, pero responderá con firmeza a cualquier provocación”, refieren fuentes del PP.

Ya ningún grupo político serio cuestiona las bases de la recuperación económica, por lo que el presidente del Gobierno ha decidido pasar en su discurso a una nueva fase acentuando los avances sociales que se están consiguiendo después de una política de consolidación presupuestaria sin precedentes que ha librado a España del rescate y le ha devuelto a los mercados. Según fuentes del PP, Rajoy enfatizará este martes el buen comportamiento del mercado laboral en los últimos trimestres, a pesar de que la intensa creación de empleo no puede disfrazar el problema existente para el 23,7% de la población activa. Con el fin de paliar las consecuencias de este lastre, el Gobierno ha prorrogado la paga de 426 euros a los parados de larga duración, desarrolla un plan de empleo que ya ha dado salida a más de 300.000 jóvenes y está promoviendo un programa integral de apoyo a las familias más necesitadas a través de un amplio abanico de medidas que se complementan con los beneficios que ha empezado a reportar la reforma fiscal. El cambio normativo que arrancó el pasado enero implica una rebaja de la carga tributaria para 20 millones de contribuyentes y ha supuesto un antes y un después en los esfuerzos hechos por el Gobierno para sanear la economía y conseguir el objetivo último, que es la creación de empleo, uno de los principales compromisos contraídos por Rajoy en su discurso de investidura.

Más de cinco millones y medio de parados como herencia

Las mismas fuentes recuerdan que este Gobierno heredó casi 5,5 millones de personas buscando empleo, después de que en la anterior legislatura más de 3,4 millones de españoles perdieran su puesto de trabajo y se cerraran 250.000 empresas. El número de cotizantes a la Seguridad Social descendió entre 2008 y 2011 en 2.150.000 personas, mientras que en ese último ejercicio el déficit público superó el 9% del PIB. Como contraste, el  año pasado se crearon cerca de 1.600 puestos de trabajo diarios y el número de afiliados a la Seguridad Social creció en más de 417.000 personas.

La presencia de Manuel Chaves cerca del líder del PSOE desacredita su discurso contra la corrupción

La coyuntura, vista con una cierta perspectiva, no invita ni mucho menos al pesimismo. En el equipo económico del Gobierno se recuerdan las enormes diferencias estructurales que median entre la crisis por la que ha pasado España y la de los años noventa. Ahora hay 16,7 millones de ocupados frente a los 12,5 de entonces, el PIB per cápita ha pasado de los 13.000 millones a más de 24.000 y la inversión directa extranjera ahora supone el 46% del Producto Interior Bruto frente al 7% de 1995. Un escenario radicalmente diferente, pese a las dos recesiones recientes.

El económico será, sin duda, un capítulo importante en el discurso de Rajoy, pero no el único. Las fuentes recuerdan que el presidente  sabe por las encuestas que la corrupción es otro de los sumideros principales por los que se han colado tres de los casi 11 millones de votos que obtuvo en las últimas legislativas. A ellos irá dirigido este martes su discurso en un debate sobre el estado de la nación concebido por el PP como el arranque de una larga y trascendental campaña electoral. El presidente enumerará las medidas tomadas en el último año para combatir casos de corrupción que, en su inmensa mayoría, provienen del pasado. Lo hará con el extesorero del PP Luis Bárcenas disfrutando de unas vacaciones en la nieve, pero también con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, atrapado en sus propias contradicciones y sentado a pocos metros del expresidente andaluz Manuel Chaves, atornillado a su escaño pese a haber sido imputado por el Supremo.

Cinco elecciones en diez meses

“Sabemos que un escándalo como el de las tarjetas negras supone un mazazo para nosotros y eclipsa cualquier avance normativo que hayamos podido hacer para limpiar la vida pública, pero también confiamos en que el ciudadano corriente se dé cuenta, al final, de que ninguno de los casos que están saliendo a la luz afectan a este Gobierno y, lo que es todavía más importante, se conducen con total autonomía por parte de los jueces, con apoyo total por parte de las instituciones”, comenta un alto cargo del PP.

El PP espera una alta movilización de los alcaldes andaluces, que conciben el 22-M como unas primarias

Este debate sobre el estado de la nación va a suponer para los dos grandes partidos el inicio de una larga campaña electoral que empezará con las andaluzas del mes que viene, seguirá con las locales y autonómicas de mayo, después con las catalanas de septiembre y, por último, con las legislativas previstas para noviembre o principios de diciembre. En las últimas semanas, los ministros están abordando con los diputados del PP en reuniones sectoriales las principales reformas pendientes con el fin de que movilicen al partido en las distintas circunscripciones electorales. Rajoy ha transmitido a los órganos de dirección del PP que la tendencia en las encuestas le benefician y que hay que poner toda la carne en el asador para vender la gestión del Gobierno por toda la geografía nacional.

La primera parada, muy importante por sus consecuencias, será en Andalucía. El PP tiene asumido que Susana Díaz ganará en votos el próximo 22 de marzo, pero no por una diferencia de 10 puntos como la que reflejan sus encuestas, sino por mucho menos, debido a la alta movilización que están teniendo los alcaldes populares en las principales capitales. Saben que se la juegan porque si no dan la talla dentro de un mes, se arriesgan a caerse del cartel electoral de mayo. En La Moncloa consta también que las andaluzas también tendrán gran relevancia para que se consolide o no el liderazgo de Pedro Sánchez al frente del PSOE.

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