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España

Rajoy quiere sumar a sindicatos y empresarios al frente anti Mas

Mariano Rajoy, acompañado de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, los secretarios generales de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, y los presidentes de CEOE y Cepyme, Juan Rosell y Antonio Garamendi.

Rajoy quiere también a sindicatos, empresarios y agentes sociales en su frente de unidad contra el secesionismo de Artur Mas y sus compañeros de aventura. Moncloa ha lanzado ya mensajes tanto a los representes de los sindicatos como a CEOE y otros agentes sociales. Juntos por el Sí y la CUP están logrando lo que en principio parecía un objetivo inalcanzable: sumar a buena parte de las fuerzas democráticas para frenar su deriva secesionista, para plantarle cara a su reto al Estado.

Esta semana se acercarán por Moncloa los representantres de Unió, UPyD y de IU, partidos todavía con representación parlamentaria. Y en los próximos días harán lo propio, de acuerdo con los planes de Moncloa, tanto líderes indicales como patronales, para escuchar el planteamiento del presidente y, al tiempo, para trasladar al Ejecutivo su postura sobre el arduo desafío independentista. El jueves pasado UGT reclamaba al presidente que, al igual que ha hecho con PSOE, Ciudadanos y Podemos, no ha de olvidarse de los interlocutores sociales en el diálogo abierto con los partidos. "La solución que surja del diálogo tiene repercusiones decisivas sobre la confección de la política esenciales que determinan el grado de desarrollo económico y la cohesión social", mencionaba la UGT. También Comisiones se sumaba a la voluntad de diálogo, aunque sugería que esta iniciativa no ha de circunscribirse estrictamente al ámbito de Cataluña.

El jueves pasado UGT reclamaba al presidente que, al igual que ha hecho con PSOE, C's y Podemos, no ha de olvidarse de los interlocutores sociales en sus encuentros

Los aspectos que tienen que discutir el Gobierno con los sindicatos fuera de la cuestión catalana ya se abordan, con perfecta fluidez, con el ministerio de Empleo. También desde Génova se celebran diálogos interesantes con algunos dirigentes sindicales a los que se les ha sondeado a los efectos de introducir algunas sugerencias en el programa electoral del PP. Pero Rajoy de lo que quiere hablar con ellos, ahora mismo, es sobre el gran reto de los secesionistas. Pretende lograr una respuesta clara y unívoca, pese a que las secciones catalanas de los sindicatos mayoritarios siempre se han mostrado partidarias del 'derecho a decicir', es decir, de la postura ambigua entre la autodeterminación y el plebiscito.

Las centrales sindicales no tienen demasiadas dudas a escala nacional, ya que su posición es abiertamente opuesta a todo tipo de órdago secesionista. No quieren aparecer como 'los monaguillos' de Rajoy, según confesión de un veterano sindicalista, pero consideran que en estos momentos aparecer al lado de Mas significaría una traición a la clase trabajadora, ya que los restos de Convergencia y la ERC representan planteamientos muy alejados o abiertamente contrarios a lo que defienden los sindicatos en toda España.

También la CEOE tiene previsto reunirse con el presidente del Gobierno para insistir en su defensa de la unidad nacional y de la Constitución. Los jefes de la empresa en Cataluña no se han mostrado nunca taxativamente contrarios a Artur Mas. En las últimas semanas, en especial antes de los comicios del 27S, han dejado oír su voz en defensa del statu quo y la legalidad, pero no han tenido la audacia de dar un paso al frente para desacreditar el desafío al Estado de Derecho protagonizado por el consorcio que pilota Artur Mas. Esa postura de ponerse de perfil tan sólo ha sido rota por algunas voces empresariales. como en su momento el desaparecido José Manuel Lara o José Luis Bonet, de Freixenet, que no se anduvieron con medias palabras a la hora de desmarcarse drásticamente de cualquier tentación secesionista y totalitaria.

El bajo nivel de Pablo Iglesias

La iniciativa de Rajoy de recibir en la Moncloa tanto a Pedro Sánchez como a Albert Rivera o a Pablo Iglesias ha resultado sumamente positiva, de acuerdo con círculos del Gobierno. Sánchez incluso tuvo que movilizar a sus terminales para reivindicar la idea de la celebración de este encuentro. "Quién telefoneó fuimos nosotros, y no Moncloa", dicen en fuentes del PSOE. Luego lo demás vino dado. Albert Rivera no podía quedarse fuera y a última hora se reclutó también a Pablo Iglesias para 'tapar' el protagonismo de Ciudadanos en la intensa jornada del viernes.

 Fuentes del Gobierno subrayan el bajísimo nivel de Iglesias en los argumentos que ofreció al presidente en su largo diálogo en la 'escena del sofá'

Iglesias aprovechó como nadie su casi una hora en directo que le ofreció RTVE durante su rueda de prensa. Evidenció su escasez de argumentos y su obsesión por fijar dos mensajes claros. Que Rajoy está en el búnker (lo que repitió cinco veces) y que Podemos no sabe qué hacer en Cataluña pero quiere estar todo lo lejos posible del PP, al menos de aquí a las generales. Fuentes del Gobierno subrayan el bajísimo nivel de Iglesias en los argumentos que ofreció al presidente en su largo diálogo en la 'escena del sofá'. El líder de Podemos, según estas fuentes, carece de preparación, de formación, desconoce la Carta Magna, las leyes, no sabe nada de Cataluña y, desde luego, no puede hablar en nombre de su formación en Cataluña, porque se trata de un grupo sin dirección clara. Allí quien manda es Colau, decían estas fuentes. Iglesias apenas tiene voz y voto entre sus filas catalanas. 

Los estrategas de Moncloa creen que el protagonismo del asunto catalán afecta positivamente a los intereses del PP en los comicios generales. No sólo porque Mas evidencia día a día su penoso papel de comparsa o mendicante de una fuerza tan disparatada como la CUP, sino que los actos de piratería de la familia Pujol también arrasan con la imagen de los nacionalistas. Rajoy movió ficha la semana pasada y le ha salido bien, dicen estas fuentes. Ahora hay que seguir en esta línea, transmitiendo la idea de que el control del Estado está en muy buenas manos y que las amenazas secesionistas apenas van a tener más recorrido que el de darse de bruces contra los muros de la Ley y la Constitución.

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