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España

Críticas a Rajoy: el PP se desespera por su pasividad ante el calentón soberanista

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el líder de ERC, Oriol Junqueras

El Partido Popular observa con inquietud la nueva deriva de los acontecimientos en Cataluña. Artur Mas prosigue su delirante tránsito hacia la independencia sin que se aprecie un plan claro en Mariano Rajoy que, por ahora, se limita a insistir en sus contundentes declaraciones sobre la imposibilidad de la independencia y en engrasar la maquinaria jurídica del Estado frente a posibles ilegalidades en las elecciones autonómicas de septiembre.

La artillería judicial logró frenar el plebiscito convocado por Mas el pasado año, pero no evitó la celebración de una consulta apócrifa y trapacera, con urnas de cartón, pero que movilizó a casi dos millones de personas. Ahora se teme en el PP una jugada similar de cara al 27-S, la fecha en la que Mas busca transformar los comicios autonómicos en otro referéndum secesionista camuflado. Esa fórmula es obligada, pero hay que hacer algo más, piensan los dirigentes más veteranos del PP, ahora desplazados por la nueva cúpula que se ha hecho cargo del partido en Génova, con Jorge Moragas a la cabeza. En el 'viejo PP' se ha aplaudido la severa frialdad con la que el Rey recibió a Mas esta semana en la Zarzuela. No puede el Monarca ir más allá de los gestos, pero su actitud resultó expresiva y elocuente, mencionan. A Rajoy, desde luego, le exigen mucho más, pero no reciben señales en la línea deseada.

En el 'viejo PP' se ha aplaudido la severa frialdad con la que el Rey recibió a Mas esta semana en la Zarzuela. A Rajoy, desde luego, le exigen mucho más, pero no reciben señales en la línea deseada

El imperio de la ley

El Gobierno no parece tener otro plan que el de los jueces y las declaraciones, salvo algún movimiento en el espinoso y siempre aplazado asunto de la financiación, es decir, otro gesto más en la línea de 'dar cariño' a la sociedad catalana para dejar en evidencia el programa secesionista de Mas, tal y como informaba ayer La Razón. A la vuelta del verano, antes de las elecciones catalanas, Rajoy pretende desempolvar precisamente este debate, para subrayar las mentiras recurrentes de la Generalitat en torno al supuesto maltrato del que son objeto las arcas catalanas por parte del Estado. Una estrategia que nunca ha dado buenos resultados, piensan las mencionadas fuentes populares, porque ya se ha intentado en otras ocasiones descalificar a Mas mediante gestos 'buenistas' desde el Gobierno central. Lo único que se consigue es el efecto contrario, es decir, el de irritar a las propias filas del PP, donde se considera un agravio comparativo el trato que recibe la Generalitat con relación a algunas comunidades del PP, en especial, Madrid. Cataluña, por ejemplo, recibe casi el 30% de los fondos del FLA, un dato que los dirigentes del PP siempre le reprochan al minisitro de Hacienda.

En Moncloa se atiende con interés el lento declinar de las fuerzas independentistas en los sondeos, en los que ni siquiera la suma de Convergencia y ERC logran ahora alcanzar la mayoría absoluta. De ahí el invento de la 'lista de unidad' ideada por Mas, a fin de contrarrestar el empuje de las fuerzas de izquierda no secesionistas, agrupadas en torno a Podemos. Las elecciones municipales supusieron una seria advertencia para el nacionalismo catalán, donde aumenta la inquietud por el avance de estas 'mareas' de la izquierda radical, que le arrebatan votos a los secesionistas.

El resultado de las elecciones catalanas se aguarda con enorme inquietud en el PP, puesto que se da por descontado que su formación recibirá un nuevo varapalo, víctima fundamentalmente del ascenso de Ciudadanos, bien implantado en la comunidad catalana. Salvo sorpresa mayor, como que Rajoy se invente un candidato con mayor tirón que Alicia Sánchez-Camacho, o que recurra a una estrategia electoral de insólita firmeza, nadie duda de que el PP está condenado a convertirse en una formación casi testimonial. La oferta efectuada por Ciudadanos a Pedro Sánchez y al propio Rajoy para sumar diputados constitucionalistas después del 27-S, en el caso de que logren los votos suficientes para convertirse en alternativa de Gobierno, ha sido recibida con enormes reticencias por el PSC, que también atraviesa por una particular crisis de dimensiones preocupantes. 

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