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España

El rey fracasó en su intento de convencer a Artur Mas de que renunciara a la consulta soberanista

Artur Mas, junto al rey Juan Carlos I

Rubalcaba se despide del PSOE con la sensación de haber sido ninguneado por el Gobierno de Mariano Rajoy, pero también con la convicción de haber hecho todo lo que estaba en sus manos para resolver algunos problemas de Estado, el de Cataluña incluido. El pasado febrero, el todavía líder socialista habló directamente con el rey Juan Carlos para pedirle que convenciera a Arturo Mas, así llama ahora en privado Rubalcaba al presidente de la Generalitat, de las ventajas que podría reportarle desconvocar la consulta soberanista fijada para el 9 de noviembre. Según fuentes socialistas, el rey se volcó en el encargo, pero no obtuvo éxito alguno. La repuesta de Mas fue rotunda: "No hay marcha atrás mientras Rajoy no entre a negociar un acuerdo favorable para todos".

"No hay marcha atrás mientras Rajoy no entre a negociar un acuerdo favorable para todos", le respondió Mas al rey Juan Carlos

Después de esta mediación frustrada del monarca, Rubalcaba reforzó su ofensiva a favor de una reforma constitucional para dar un nuevo encaje a Cataluña, algo que después del batacazo socialista en las elecciones europeas ha vuelto a quedar en suspenso ya que ni la crisis abierta en el PSC ni tampoco el caos al que han conducido al PSOE estos resultados electorales, han facilitado la interlocución con el Gobierno y con las principales fuerzas políticas.

Según otras fuentes, Mariano Rajoy estuvo al tanto de la mediación del rey en el problema catalán y su actitud, después del fracaso cosechado, no ha variado: no es posible sentarse a negociar con Mas mientras siga adelante con la convocatoria del referéndum. Un bucle muy difícil de deshacer.

Las ventajas de unas elecciones plebiscitarias

Otra novedad importante: a la vista de que el presidente de la Generalitat no tiene intención alguna de ceder, empiezan a oírse voces en el Gobierno que valoran las ventajas que tendría la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias el próximo otoño en Cataluña. La razón es sencilla: sería altamente probable en ellas un triunfo de ERC, en un momento en el que, todavía, el frente soberanista carece de estructuras sólidas como para declarar la independencia. Es más, en el Gobierno la mayoría de los ministros, sobre todo los que más contactos tienen con el problema, opinan que CiU evitará en lo posible esta convocatoria, estirando la tensión narrativa del soberanismo hasta las municipales de mayo del año que viene, ya que unas autonómicas anticipadas supondrían jugársela al todo o nada.

En el equipo económico del Gobierno se opina también que, al margen del nulo espacio existente para conceder privilegios a Cataluña cuando comience a hablarse en serio del nuevo modelo de financiación autonómica, sería un mero parche abrirse a una solución de esta naturaleza y no haría más que empeorar el problema, teniendo en cuenta, además, la imposibilidad de dar a Mas un Concierto Económico como el que disfruta el País Vasco desde el inicio de la Transición.

El anuncio del referéndum cambió la actitud de Rajoy

Rubalcaba no tiene ningún reproche que hacerle al rey Juan Carlos sobre Cataluña. Sin embargo, algunas voces que se escuchan en el PSOE sí recriminan al monarca no haber presionado lo suficiente a Rajoy ante su negativa a mover ficha. La actitud del presidente del Gobierno tuvo un antes y un después cuando las pasadas Navidades le sorprendió el anuncio de la convocatoria del referéndum soberanista para el 9 de noviembre, junto a las dos preguntas ya conocidas. Eso ocurrió el pasado diciembre cuando Artur Mas compareció junto a Oriol Junqueras (ERC) y Joan Herrera (Iniciativa) para informar del acuerdo que había alcanzado con sus socios para sacar adelante la consulta.

En el PSOE hay quien recrimina al monarca no haber presionado a Rajoy para que mueva ficha en Cataluña

El papel desempeñado por el Rey en el conflicto catalán fue comentado por algunos miembros de la dirección del PSOE la semana pasada cuando los grupos nacionalistas se abstuvieron en la ley de Abdicación de don Juan Carlos. Tanto el PNV como CiU, colaron mensajes que han preocupado al Gobierno ya que se han interpretado como un aviso directo dirigido al Príncipe de Asturias cuando se convierta, a partir del próximo jueves, en Felipe VI.

Aitor Esteban, portavoz del PNV en este debate, profesor de Derecho en la Universidad de Deusto, no se anduvo con rodeos: “Para nosotros, Felipe VI es una auténtica incógnita, no podrá limitarse a ser una figura de cera y si quiere legitimarse, deberá dejar una idea clara más pronto que tarde de qué modelo de Estado imagina”. El relato que Esteban hizo en el Congreso anticipa la actitud que adoptará el PNV si ve que el nuevo rey no responde a los intereses del País Vasco: “Si quiere la monarquía demostrar alguna utilidad, tiene ante sí el reto de responder a las aspiraciones de las diferentes naciones que conforman el Estado español, comenzando por su reconocimiento. Si quieren que demos nuestra aquiescencia a esta forma de Gobierno, deberá renegociarse el conjunto de la Constitución, discutir y acordar el propio modelo de Estado”, sentenció.

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