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España

El hombre que hizo tambalearse Génova 13

Él abrió la caja de los truenos del caso Gürtel. Él fue quien denunció lo que estaba pasando en la trastienda de su propio partido, el PP. Y, sin embargo, él sigue siendo aún uno de los protagonistas menos conocidos de esta farsa de comisiones, obras públicas y mucho dinero que de vez en cuando vuelve a la primera página de los diarios. José Luis Peñas Domingo aún vive en el chalé que ocupaba cuando saltó el escándalo, en una urbanización de Majadahonda, la localidad residencial a las afuera de Madrid donde fue concejal hasta 2007 por el partido conservador. Entre sus vecinos, un exministro socialista y uno de los damnificados de que tirase de la manta. Funcionario del Ayuntamiento de la capital y abogado en ejercicio, Peñas se muestra locuaz, dispuesto a contar de nuevo cómo ayudó a la Policía y a la Justicia a destapar la trama. Dice que las últimas revelaciones de la investigación le han dado nuevos bríos. “Todo lo que dije en aquella denuncia a finales de 2007 se está demostrando punto por punto como cierto”, asegura mientras una sonrisa de satisfacción se dibuja en su rostro.

"La primera pista sobre el dinero de Bárcenas estaba en mis grabaciones. Se escucha a Correa asegurar que le había dado 1.000 millones de pesetas"

De hecho, fue aquella denuncia ante la Policía y, sobre todo, las 18 horas de grabaciones que entregó al juez Baltasar Garzón lo que permitieron destapar toda la trama que dirigía el que hasta entonces había sido su amigo, Francisco Correa. Ahora, tras conocerse la existencia en Suiza de una cuenta con más de 22 millones de euros presuntamente controlada por el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, el exconcejal insiste: “La primera pista de ese dinero estaba en mis grabaciones. Se escucha a Correa asegurar que le había dado 1.000 millones de pesetas al tesorero del partido”.

Imputado en la causa que él ayudo a destapar, asegura que los peores momentos ya han pasado. “Es duro que la gente con la que había tratado hasta unos días antes, que se decían mis amigos, dejasen de dirigirme la palabra y me tratasen como un apestado. Hasta hubo una circular del partido para que no se me dejase entrar en ninguna sede del partido. Ahora, muchos de los que entonces me dieron la espalda están reconociendo que todo lo que conté era verdad y empiezan a darme la razón”, asegura mientras resalta un anécdota reciente: “Hace un par de días, una señora se me acercó y me dijo que tras conocer lo de Bárcenas en Suiza se había convencido de que lo que hice estaba bien hecho. Me dijo que era votante del PP. No te puedes imaginar cómo me animó eso”.

-¿Conocía usted personalmente al extesorero del PP?

-No se puede decir que fuéramos amigos, pero más de una cerveza hemos tomado juntos... y celebrábamos juntos las victorias electorales del partido en la sede. Me hablaba de su afición por el alpinismo y el deporte en general.

-¿Y de sus cuentas en Suiza y sus negocios internacionales?

-No, nunca me dijo nada. Si lo hubiera hecho, lo habría incluido en mi denuncia.

Tampoco incluyó entonces la supuesta existencia de gratificaciones a dirigentes y cuadros del PP que se ha sido destapada ahora por la prensa, pero asegura que conocía esa práctica. “Lo de los sobres con sobresueldos estaba institucionalizado. Era fácil saber cuándo se entregaban porque ese día veías a la gente en [la sede de] Génova con una sonrisa de oreja a oreja. Si no lo denuncié entonces fue porque no sabía que era delito.

-¿Usted recibió alguno?

-Yo no. Era un cuadro intermedio. Ese dinero se daba en Génova para gratificar a los trabajadores por algún esfuerzo extra y a altos cargos.

José Luis Peñas insiste que entonces no sabía de dónde salía ese dinero, ni de qué cantidad se trataba. “Sólo sé que se daban y que se firmaban recibís. Ahora, con todo lo que se conoce gracias a la Gürtel, me empiezo a explicar determinadas cosas que veía en la sede como ésta”.

El día que tomó la decisión

Pese al tiempo transcurrido, el exconcejal popular recuerda perfectamente el día que decidió dar el paso y denunciar lo que sabía. “Eran las navidades de 2005. Estaba intentando crear un partido nuevo porque a otro compañero y a mi nos habían marginado en el grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Majadahonda. Estaba reunido en la habitación de un hotel con Correa, que lo iba a financiar, cuando le escuché discutir por teléfono con un dirigente del PP en Madrid sobre el pago de 3 millones de euros que éste decían que le debían. Al día siguiente decidí empezar a grabar mis conversaciones con ellos”. Primero utilizó un reproductor de música que tenía la función de grabar y que, paradójicamente, le había regalado el propio Correa. Más adelante, compró una grabadora “de periodista”. Con ellas en el bolsillo, “y siempre con el miedo a que me descubrieran porque me ponía muy nervioso y sudaba de modo aparatoso”, registró durante dos años cerca de 80 horas de conversaciones.

"El dinero en sobres se daba en Génova para gratificar a los trabajadores por algún esfuerzo extra y a los altos cargos"

“Muchas las descarté porque eran intrascendentes. En otras no se oía bien lo que se decía y también las aparté. A veces la cinta o las pilas se acababan cuando iba a empezar ‘lo bueno’”. Al final, cuando en noviembre de 2007 acudió a la sede en Madrid de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía, había conseguido recopilar 18 horas de grabaciones comprometedoras, una auténtica bomba de relojería cuyos efectos aún se sienten en los cimientos del PP. “Ahí estaba la conversación en la que se hablaba de Bárcenas y el dinero que le daban”, insiste. Durante meses peregrinó por las dependencias policiales, los despachos de la Fiscalía Anticorrupción y la Audiencia Nacional explicando a los responsables de la investigación todo lo que sabía, “sin guardarme nada”.

-¿Por qué denunció?

-Yo llegué a la política con 36 años y sin aspiraciones de poder. Cuando vi lo que había detrás, sólo tenía dos opciones, callar o destaparlo todo. Me decidí por tirar de la manta porque si no nunca hubiera podido dormir con la conciencia tranquila.

José Luis recuerda que durante aquellos años muy pocas personas, además de su mujer, supieron lo que estaba haciendo. Uno era su amigo Juanjo, quien finalmente no se decidió a dar el paso de la denuncia, “pero siempre me ha apoyado”. Recuerda que en una ocasión puso una de las grabaciones a un amigo que era miembro del partido. “Cuando terminó de escucharlo, se quedó callado, pálido. No sabía qué decirme. Estaba tan escandalizado como yo de lo que había escuchado. Esta reacción me animó a seguir”.

"Rajoy y Aguirre no quisieron hablar conmigo"

Finalmente, la operación policial dirigida por Garzón se llevó a cabo a comienzos de 2009 y numerosos políticos se vieron salpicados. Meses después se conoció que todo había partido de su denuncia y tuvo que dar la cara. “Cuando se supo que había sido yo el que había destapado todo, mi vida cambió. Mi familia sufrió mucho e, incluso, a mi mujer la persiguieron cuando iba en su coche y la echaron de la carretera. Luego me llamaron para decirme que la próxima vez iba a acabar en un barranco”. Cuando recuerda aquellos momentos, su gesto se tuerce por primera vez en toda la conversación con este diario. “Fueron meses muy duros, con insultos por la calle, con llamadas de teléfono amenazantes… nadie quiso escuchar entonces mis motivos. Ahora muchos van a tener que darme la razón”, desafía.

"Rajoy no quiso ni recibirme. A Aguirre le escuche decir: 'con ese hijo puta no tengo nada de qué hablar'"

Peñas asegura que entonces quiso hablar con Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre para explicarles lo que pasaba y que ellos pudieran actuar contra la corrupción dentro del partido. “Rajoy no quiso ni recibirme y a Aguirre me planté en la puerta de su despacho. Le escuché decir que ‘con ese hijo puta no tengo nada de qué hablar' y tuve que marcharme sin cruzar una palabra con ella”, recuerda a la vez que acusa a los partidos de ser “sectas en los que se defiende a los que son imputados y a los que denunciamos irregularidades se nos echa a los leones. El PP debería pedirme perdón por todo lo que han dicho en mi contra ahora que se está viendo que lo que denuncié es cierto”, se queja. Sin embargo, esas excusas nunca se han producido “ni supongo que se vayan a producir jamás”.

-¿Ha vuelto a votar al PP?

 -[Se ríe] No he vuelto a votar ni a Rajoy ni a ese partido, y dudo que lo vaya a hacer de nuevo.

Sobre la mesa de la cocina de su casa hay una carta con membrete del PP. Su abogado, presente durante la charla, sonríe y me explica que, pese a todo, la mujer de Peñas sigue afiliada al partido. La misiva la convoca para que acuda a la elección de la nueva dirección del partido aquí, en Majadahonda. El exconcejal, sin embargo, hace años que dejó la formación -"no sé muy bien si expulsado o simplemente que me marché"- aunque aún conserva el carné con su nombre que, cuando aún era un valor en alza dentro de las filas conservadoras en Madrid, le permitía franquear sin problemas la puerta de la sede nacional en la calle Génova. La misma que aún tiembla de vez en cuando por culpa del escándalo que él destapó. 

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