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España

Dívar pierde apoyos en el Supremo: ya no hay unanimidad para librarle de la querella

Carlos Dívar saluda al ministro del Interior en un reciente acto institucional.

El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, vio como ayer el apoyo sin fisuras que se le suponía entre los magistrados de este último empezaba a resquebrajarse como anteriormente le había pasado en el seno del órgano de gobierno de los jueces. Ayer, la Sala de Admisión de Causas Especiales del Supremo decidió mandar al pleno la decisión de tramitar o no la querella que por sus 20 viajes de fin de semana a Marbella con dinero público interpuso recientemente el abogado murciano José Luis Mazón. Una demanda por idéntico motivo también presentada por Mazón había sido rechazada de plano hace escasos días. Ahora, esa unanimidad no ha existido pese a que la Fiscalía sigue defendiendo, como entonces, que en estos deplazamientos privados con cargo a los gastos de protocolo no hubo delito económico.

Aunque la admisión de la querella no obliga a Dívar a dimitir, miembros de la judicatura creen que debería hacerlo

La noticia saltó sólo dos horas después de que los cinco magistrados de la sala, los conservadores José Manuel Maza, Miguel Colmenero y José Ramòn Soriano, y los progresistas Perfecto Ibáñez y Juan Saavedra, iniciaran el debate sobre la querella presentada contra Dívar por estafa, apropiación indebida y malversación de caudales públicos. Todos ellos acordaron finalmente que la decisión sobre tan polémica cuestión sea tomada por los 14 magistrados del pleno del Supremo (su decimoquinto integrante, Francisco Monterde, queda excluido de la deliberación para que pueda instruir la causa si deciden que siga adelante), quienes tienen previsto reunirse mañana miércoles a partir de las 11 de la mañana.

Este retraso 48 horas más no sólo saca a la luz la existencia de disensiones entre los magistrados del Supremo, a los que hasta ayer se les consideraba alineados mayoritariamente junto a su presidente, sino que coloca de nuevo a Dívar en una posición delicada mientras continuada parapetado en su puesto negándose a dimitir. Este nuevo flanco se une al que ya desde hace semanas tiene en el otro órgano judicial que preside, el CGPJ, donde cinco de sus vocales han pedido en varias ocasiones que dimita al considerar que no ha dado explicaciones suficientes sobre el motivo de aquellos viajes y las personas con las que comió en restaurantes de lujo a costa del erario.

A una semana de los actos de bicentenario del TS

La decisión del pleno del Supremo se tomará, además, a una semana vista de que el alto tribunal celebre los actos conmemorativos del bicentenario del mismo. Una ceremonia en el que estarán presentes el Rey don Juan Carlos y numerosas autoridades judiciales de países iberocamericanos invitados a la misma. Dívar, en su condición de máximo representante de la judicatura, es el encargado de presidirlo. Algo que formalmente puede hacer aunque sus subordinados decidan mañana la admisión a trámite de la querella ya que legalmente no sería suspendido hasta un hipotético procesamiento.

Sin embargo, su posición dentro de la judicatura es cada vez más débil, ya que muchos magistrados consideran que su retraso en dar explicaciones, la insuficiencia de éstas y, sobre todo, su decisión de no dimitir están debilitando la imagen del colectivo ante los ciudadanos. Por ello, desde el CGPJ hay voces que piden que se marche si finalmente la querella es admitida a trámite mañana. Y si no, también. De hecho, los vocales del Consejo aún se guardan una carta en la manga: tres quintas parte de sus 20 integrantes pueden destituir al presidente si consideran que ha cometido una falta grave.

En estos momentos, los partidarios de esta drástica medida son minoría y están lejos de alcanzar el número de 12 que se requiere para tomar esta decisión. No obstante, un miembro del Consejo consultado por este diario ayer no descarta que en las próximas 48 horas, y en función de la actitud que mantenga Dívar durante las mismas, empiece a haber un trasvase del grupo de los que aún lo respaldan hacia aquellos que quieren acabar con su presidencia antes de que concluya su mandato dentro de año y medio. "Nos estamos jugando el prestigio de la justicia española", añade.

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