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España

La querella de la Fiscalía contra Mas refuerza las tesis de quienes en CiU pugnan por adelantar las elecciones catalanas

En el mapa político catalán ha penetrado como un proyectil la querella que prepara la Fiscalía contra Artur Mas y dos de sus consejeros, una decisión que ha reforzado las posiciones de quienes dentro de CiU apuestan por convocar elecciones cuanto antes, ante la eventualidad de que el proceso judicial que ahora se inicia llegue a inhabilitar a Mas e impida su candidatura. Los tiempos de este proceso todavía están por definir, aspecto que alimenta las incertidumbres sobre el futuro cartel electoral nacionalista.

Es cierto que hay muchas voces dentro de CiU que se han definido en público y en privado en contra de un adelanto electoral. Una de las más significadas en los últimos días ha sido la del coordinador general de la coalición, Josep Rull, partidario de ganar tiempo para ensanchar el espacio nacionalista y de no regalar la hegemonía política a Oriol Junqueras (ERC) después de que éste haya anunciado la ruptura del acuerdo parlamentario con el Gobierno catalán. “Ya no se trata de hacer aquello que es posible, sino de hacer posible aquello a lo que aspiramos”, ha sentenciado Rull, convencido de que un manejo inteligente de los tiempos puede favorecer el proyecto independentista. En ello están de acuerdo también, por intereses distintos, los principales candidatos de CiU a las municipales de mayo, entre ellos el alcalde barcelonés, Xavier Trías, contrario a mezclar la tensión soberanista con la gestión local.

Parte del equipo de Mas y los candidatos a las alcaldías de CiU presionan para que se agote la legislatura catalana

Pendientes de lo que pueda ocurrir y de la agenda que, finalmente, decida Artur Mas, todas las formaciones catalanas han multiplicado sus movimientos para que nada les pille desprevenidas. El PP de Alicia Sánchez-Camacho ha hecho suya la estrategia de Mariano Rajoy: intentará convencer a más de dos tercios de la población de Cataluña, los ciudadanos que no acudieron a la llamada del 9N, de que está en sus manos que el Gobierno ayude a esta comunidad a salir de la crisis si contribuyen a dar definitivamente la espalda al soberanismo. El mensaje es muy simple: Artur Mas sigue izando la bandera secesionista para desviar la atención sobre los graves problemas que aquejan a Cataluña, en buena medida derivados de una penosa gestión económica que sigue impidiéndole el acceso a los mercados. Este aviso, afirman en el PP, va también dirigido, como es lógico, a una parte del electorado catalán que defiende la independencia de forma sobrevenida, como consecuencia de la eficacia con la que ha calado la frase de “España nos roba”.

Durán i LLeida acelera su nueva plataforma

Estos movimientos del PP catalán están siendo tutelados desde La Moncloa por el equipo de confianza de Mariano Rajoy, mientras el presidente frecuenta sus encuentros con importantes empresarios, banqueros y exdirigentes del Partido Socialista partidarios de que el Gobierno y el PSOE sigan yendo de la mano ante el conflicto catalán. Otras altas autoridades del Estado, como el presidente del Congreso, Jesús Posada, llevan tiempo analizando también el problema con personas tan bien informadas como Alfredo Pérez Rubalcaba, Isidro Fainé o Rafael del Pino, nombres conectados directamente con el Ibex o con el desafío soberanista, dispuestos a dar sus opiniones aunque sea fuera de la política. El denominador común de sus juicios sigue apostando por una negociación con la Generalitat, todo lo discreta que se quiera, con el fin de evitar que el problema se agrave después de las elecciones de mayo, obligue a un choque institucional sin precedentes y debilite a España también en los mercados.

Unió Democrática y Josep Antoni Durán i Lleida han acelerado también los preparativos de su nueva plataforma política, orientada a recuperar el espacio de centralidad que el nacionalismo tuvo en Cataluña antes de precipitarse por la senda independentista. Hay numerosas empresas del Ibex comprometidas ya con la financiación de este proyecto.

Jesús Posada se ha entrevistado en las últimas semanas con Rubalcaba, Fainé, Rafael del Pino y otros representantes del Ibex

Esquerra republicana tampoco se queda quieta y persigue ensanchar todavía más su base electoral fichando a viejos referentes del PSC con la mirada puesta, sobre todo, en las elecciones municipales de mayo. Los socialistas catalanes han hecho el movimiento de ofrecer a Mas su apoyo a los Presupuestos de 2015 a cambio de que apure la legislatura y orille a un segundo plano la apuesta soberanista. Miquel Iceta necesita también tiempo para evitar una nueva sangría de votos y conseguir que los socialistas catalanes no se queden fuera del campo de juego cuando, después de las próximas autonómicas, llegue el momento de la verdad para Cataluña.

Hace unos días, el exvicepresidente Alfonso Guerra vaticinaba malos tiempos para su partido en esta comunidad si no corregía el tiro. “Está en una situación complicada y sabe que si no se pone de perfil, se le complica la vida. El PSC no quiere estar en la posición de CiU, pero tampoco quiere que le despierten por la noche. Y esta es una estrategia que no conduce a nada. No se puede competir en la pista de otro porque se pierde. O cambia de estrategia o cambia el partido”, concluye uno de los mejores analistas que todavía conserva el PSOE.

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