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España

El cisma en el PSC y el ‘pase de modelos’ para las primarias minan las expectativas electorales del PSOE

Fotografía facilitada por el PSOE del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba (d), durante su intervención este sábado ante el Comité Federal del PSOE.

Buena parte de las casi cuarenta peticiones de palabra abordaron ayer la división abierta en el PSC y el proceso de primarias que culminará entre septiembre y noviembre con la elección de los candidatos a las autonómicas y locales de mayo del año que viene y también a las generales. La razón de tanta preocupación descansa en que dentro del PSOE anidan dos grandes temores a las puertas del largo proceso electoral previsto hasta 2016: hay miedo a que el cisma catalán provoque una sacudida en las urnas sin precedentes y también a que del invento de las primarias solo obtenga réditos el PP.

En las dos últimas elecciones generales, Cataluña le ha aportado al PSOE entre el 13 y el 14% de los votos, algo que puede no volver a repetirse

El discurso pactado para evitar el divorcio entre Alfredo Pérez Rubalcaba y el primer secretario del PSC, Pere Navarro, encierra grandes inconvenientes, reconocían ayer fuentes socialistas, ya que no solo está cogido con alfileres sino que tampoco entusiasma a la mayoría de los socialistas catalanes, comprensivos con las posiciones que está defendiendo el sector crítico. Dentro de este sector hay quienes han decidido hacer la guerra desde dentro y mantenerse en el partido, como es el caso del alcalde de Lérida, Ángel Ros, y quienes mantendrán el pulso hasta el final, aun a riesgo de ser expulsados del PSC.

El sector crítico del PSC está dispuesto a hacer la guerra desde dentro y desde fuera del partido, si fuera necesario

Pero, al margen de las guerrillas internas, lo que más inquieta a los dirigentes del PSOE es el roto electoral que puede provocarles en las próximas legislativas el hundimiento del PSC en Cataluña. En 2008, los socialistas obtuvieron casi 11,3 millones de votos en toda España, un 14% de los cuales procedieron de esta comunidad. A finales de 2011, con Rubalcaba como cabeza de lista, los apoyos no llegaron a los siete millones, de los que el 13% se cosecharon también gracias al PSC. El batacazo redujo su representación en Madrid de 25 a 14 diputados, los mismos que dentro de pocas semanas se verán en la tesitura de volver a fotografiarse en la votación sobre el derecho a decidir. En parecida situación se encuentran los cientos de cargos municipales que tendrán que retratarse en las mociones que tiene en su agenda presentar el frente soberanista. Poniéndose la venda antes de la herida, Rubalcaba pidió ayer para ellos el máximo apoyo, pues tal y como está el patio no sería descartable que en el Congreso vuelva a reproducirse en algunos la indisciplina que ya ensayaron en  octubre del año pasado cuando se abstuvieron para no votar en contra de una moción de Rosa Díez (UPyD) contra el referéndum.

Los 14 diputados del PSC en Madrid y sus cuadros en Cataluña estarán obligados a retratarse de nuevo en numerosas votaciones sobre el derecho a decidir

Rubalcaba parece convencido de que su pacto con Navarro ya ha vacunado a los diputados del PSC en Madrid contra estas alegrías, pero la cúpula del PSOE sabe que el precio pagado por los socialistas catalanes va a ser muy alto, pues las clases medias que tradicionalmente les apoyaban en las elecciones generales y en las municipales continúan de retirada ante la ausencia de liderazgos carismáticos y el catalanismo español que antes encarnaba el PSC desde su alianza plural con una amalgama de sectores en los que participaban obreros inmigrados, socialistas, republicanos y hasta anarquistas, ha quedado muy desdibujado. Consecuencia de ello es la permanente sangría electoral que el partido viene sufriendo en Cataluña desde hace más de una década, cifrada en la pérdida de casi 800.000 votos en las legislativas y de la mitad en las autonómicas y locales.

Fuentes del PSC ven difícil que después del acuerdo alcanzado por Pere Navarro con Rubalcaba, el PSC vaya a estar en buena disposición para recuperar ese catalanismo español que colocaba en el mismo escaparate la identidad catalana y la reivindicación del autogobierno con el compromiso claro con España, sobre todo en un contexto en el que el frente soberanista, con CiU y ERC a la cabeza, ha llevado a una parte considerable de los catalanes a identificar la independencia con la cura de todos los males y con la superación del expolio al que, desde su óptica, España ha sometido a Cataluña.

Dirigentes del PSC admiten que les va a ser muy difícil reconstruir un discurso que combine el catalanismo con un compromiso claro con España

Sin esta comunidad como granero garantizado de votos, el PSOE dirige su mirada hacia Andalucía, como feudo donde quiere mimar al máximo, por la cuenta que le trae, a Susana Díaz, y también hacia la comunidad valenciana, donde el invento de las primarias abiertas, con la participación de simpatizantes, se estrenará el próximo 9 de marzo. En el resto de las comunidades y ayuntamientos, los candidatos se elegirán en septiembre, dos meses antes de que se conozca quien competirá en el cartel socialista frente a Mariano Rajoy en las legislativas previstas para finales del año que viene.

Fijadas las fechas de las primarias, la ejecutiva socialista teme ahora que se abra un espectáculo poco edificante de ‘pase de modelos’ durante los próximos 11 meses, que distraiga lo que se juega el PSOE en las europeas de mayo. Su resultado se considera clave por dos razones: puede aportar, o no, oxígeno a Rubalcaba para animarse a repetir como candidato y también puede estimular o, en su caso, desmoralizar, a los aspirantes a alcaldes y a presidentes de comunidad que pasarán su examen dentro de 16 meses.

Muchos de los miembros del comité federal salen con la impresión de que los resultados de las europeas animarán o no a Rubalcaba a presentarse a las primarias

La batalla ya ha comenzado, como lo demuestran las críticas vertidas ayer a puerta cerrada por la exministra Carmen Chacón a la ejecutiva de su partido por la forma tan opaca con la que ha elaborado el reglamento por el que se regirán las primarias. Los temores de algunas federaciones socialistas se han confirmado: para que los ciudadanos que no militan en el partido puedan votar, tendrán que inscribirse con antelación en un censo, pagar una cantidad simbólica de dos euros, comprometerse con los principios socialistas y, lo que es más relevante y podría desincentivar a muchos, entregar unas referencias personales sobre las que tendrá que andar vigilante la Agencia de Protección de Datos. Casi nada.

La ejecutiva socialista advierte que en las primarias no debe tomarse como referencia la alta participación que tuvieron los socialistas franceses e italianos

Algunas federaciones sospechan que la dirección del PSOE no está jugando limpio y que lo que quiere, en realidad, es garantizar la continuidad del actual ‘aparato’ ahuyentando al mayor número de simpatizantes posible para tener las primarias bajo control. En la ejecutiva se niegan estas intenciones pero, al mismo tiempo, se esquivan como referencia las elecciones internas por las que ha pasado la izquierda francesa y la italiana en los tres últimos años, con participaciones que en ambos casos superaron los dos millones de electores. La actual cúpula del PSOE se daría con un canto en los dientes si en sus primarias para elegir el cartel de las legislativas participaran 300.000 personas, una cantidad que algunos cuadros del partido consideran ridícula

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