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Educación

Nativos digitales y analfabetos audiovisuales: los docentes plantean estudiar cine en clase

Es la era de la imagen, pero la enseñanza del lenguaje audiovisual España no encuentra su lugar en los colegios

Luces, cámara y... ¡educación! Las voces que reclaman el cine como objeto de estudio en las aulas son cada vez más fuertes. No se trata de memorizar contenidos sobre la industria cinematográfica ni de enumerar todos los títulos de la filmografía de John Ford, sino de inculcar las bases de una cultura audiovisual mediante la comprensión de las obras, de sus creadores y a través de la práctica.

Aunque el séptimo arte entró hace décadas como herramienta pedagógica en las escuelas españolas, lo cierto es que la enseñanza del lenguaje audiovisual es una práctica "ocasional" que no se puede equiparar a otras disciplinas como la lectura. Mientras que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte cuenta con un Plan de Fomento de la Lectura, no dispone de un un plan integral de educación cinematográfica, una iniciativa que sí existe en Francia desde finales de los años 80 y a la que quieren caminar multitud de docentes, cineastas, productores y exhibidores nacionales. 

"El cine es una herramienta que contiene los cuatro pilares de la enseñanza: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir y aprender a ser. Los alumnos del siglo XXI están expuestos a la comunicación audiovisual, pero hasta el momento, el sistema educativo español no ha integrado el cine como objeto de estudio, recurso didáctico y medio de expresión", expone la Academia de Cine, que ha dedicado el último número de su revista a esta temática, además de organizar un encuentro entre profesores, artistas y demás profesionales del sector cinematográfico.

Alumnos del siglo XXI

"El niño del siglo XXI tiene que volver a jugar en el patio, pero también saber manejar una tablet. Hay que facilitar a la comunidad educativa el acceso al cine, si hay un Plan de Lectura por centro, ¿por qué no hay lo mismo a nivel audiovisual?", plantea Mercedes Ruiz, maestra, psicopedagoga y coordinadora de la red social Cero en Conducta. "Sin emoción no hay aprendizaje. Los profesores tenemos que emocionarnos para emocionar a nuestros alumnos", añade.

Entre sus reivindicaciones está que las autoridades faciliten el trabajo a los profesores para que estos no incumplan la legislación de derechos de autor y lograr una asignatura de audiovisual consensuada con los profesionales del cine y la televisión. "Es importante que la Academia constituya un lugar de encuentro, tomar conciencia de que los alumnos hoy en día son consumidores y productores audiovisuales y que ir al cine se convierta en una salida cultural como es la visita a un museo", pide.

"Somos analfabetos audiovisuales. Es muy difícil competir con asignaturas como el fútbol o el inglés porque los padres ven futuro en ellas, cuando en el presente, los niños no entienden lo que ven. Creemos que el cine tiene que estar en las aulas", considera Héctor García, presidente de Cineduca. Para Fernando Lara, exdirector del ICAA y de la Seminci, relacionar Educación y Cine en la práctica pasa por crear "una mesa de trabajo" con representantes de los sectores implicados para trazar "una hoja de ruta" y compartirla con los grupos parlamentarios. "No se trata de que tenga que ser una asignatura memorística, sino de que se imparta bajo los parámetros actuales", opina.

Licencia educativa

Según el estudio Film Education in Europe: showing films and other audiovisual content in european schools and best practices (FilmEdu), coordinado por el Gabinete de Comunicación y Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, entre las principales barreras para implementar la alfabetización audiovisual en los centros según el profesorado se hallan las dificultades para adquirir los derechos de exhibición (46%), la falta de formación del profesorado (40,4%) y la falta de infraestructura y recursos técnicos en las escuelas (35,4%).

En busca de una solución, Egeda, entidad de gestión de derechos de propiedad intelectual que representa y defiende los intereses de los productores audiovisuales en España, lanzó -junto con MPLC (Motion Picture Licensing Company)- la licencia educativa, que autoriza íntegramente, tanto a efectos formativos como de entretenimiento, el uso de contenidos audiovisuales en los centros educativos y asimilados. "La exhibición y la proyección de obras y grabaciones audiovisuales en pases escolares, académicos o universitarios requieren de licencia. la licencia educativa es un paraguas que posibilita que los centros hagan lo mismo que están haciendo ahora, pero de una manera autorizada y legal", explica Carlos Antón, director de Desarrollo de negocio de Egeda. 

"A lo mejor ha habido un cierto desconocimiento, pero el desconocimiento de la ley no exime de cumplirla. No creo que sea intencionado, pero a veces algunos prefieren ponerse la venda", agrega. "El coste de esta licencia depende del número de estudiantes y de los centros, pero se sitúa aproximadamente en un 1,5 euros al año por alumno y comporta un uso ilimitado de los contenidos dentro del aula", explica. Por ello, pregunta, "¿por qué no nos cuestionamos el acceso a lo libros cuando suponen de 200 a 300 euros al año y si nos cuestionamos el acceso al material audiovisual?".

Hacia el modelo francés

"En los años 80 la caída del número de espectadores en Francia fue tremenda y eso movilizó a la profesión y al Ministerio", dice la gestora cultural Maryse Capdepuy. "El 11,5% de los alumnos participan en programas de educación y cine y tienen sesiones dentro del horario escolar, durante las cuales trabajan con material diseñado para ayudar al docente y acuden a charlas con los cineastas. Además, en 2015 dos tercios de los franceses de más de seis años han ido una vez al cine, o sea, 39 millones de personas, y los jóvenes de menos de 25 años cuentan con descuentos en las entradas", explica.

¿El motivo? Existe un acuerdo a nivel nacional donde el Centro Nacional de Cine e imágenes animadas francés (CNC) asume un rol destacado. "También hay un comité que propone las obras de interés artístico e histórico, selecciona las películas. Los profesores tienen formación y las sesiones no son gratuitas, se reparten los ingresos entre productores y exhibidores. Son 2,50 euros por alumno, pero si alguna familia no dispone de recursos, lo pagan los ayuntamientos. Toda la clase tiene que ir al cine", detalla.

Peter Andermatt, managing director en Oficina MEDIA España, considera que "estamos en un momento en el que si no se actúa con contundencia, vamos a terminar mal". Se refiere a la cantidad de horas que pasan los niños delante de una pantalla al día. "En España ven la televisión en franjas horarias que difieren de las del resto de Europa, y además hay mucha dependencia de los dispositivos, pero no conocen la enorme herencia cultural del país", advierte. Además, Andermatt destaca el programa europeo CINED, una colección de grandes películas europeas seleccionadas para fines educativos.

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