Quantcast

Startups

Otra aceleradora: El Corte Inglés se une a cinco empresas para cazar startups

Seis empresas del sector de la moda lanzan su aceleradora de startups

El sector de las telecomunicaciones, el de la banca, el de las infraestructuras y ahora el de la moda. Cada vez más surge la sinergia entre startups y grandes corporaciones. Esta semana se ha anunciado que Grupo Cortefiel, El Corte Inglés, El Ganso, Mayoral, Camper y Aristocrazy se han unido con la escuela de negocios de moda de la Universidad de Navarra (ISEM Fashion Business School) para lanzar Atelier, una aceleradora vertical de startups que combinará moda y tecnología. 

Es un secreto a voces en el sector empresarial que esta serie de alianzas corporación-emprendedor son una respuesta a la necesidad de seguir siendo competitivo. "Yo no creo que esto sea buenismo; esto es necesidad de competir", decía hace unos días a Vozpópuli el director general del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), Francisco Marín.

Con él coincide Javier Martín, uno de los inversores del sector emprendedor y ahora responsable de Innovación Abierta de Sngular, una compañía de tecnología de la información: "Las grandes empresas están obligadas a hacerlo porque puede que en unos años hayan desaparecido".

Atelier ha lanzado esta semana su convocatoria a startups de la industria de la moda.

Sonará fatalista y dejará a las startups como las salvadoras -ni una cosa ni la otra-, pero Martín no es el único que comparte esta teoría. Diferentes inversores consultados por este diario sostienen la misma afirmación. También lo hacen los emprendedores, mentores y corporaciones.

"Sabíamos que podía haber conocimiento fuera de la compañía, en startups que trabajan con tecnologías disruptivas. Trabajamos -con al menos unas treinta- relacionadas con eficiencia energética, robótica, drones y wearables", explica a este diario el director general de sistemas de información e innovación de Ferrovial, Federico Florez.

Innovación abierta

Se habla de innovación abierta desde hace más de una década. El término acuñado por el teórico estadounidense Henry Chesbrough supone una nueva estrategia en el que las empresas salen de su estructura tradicional para desarrollar proyectos en cooperación con organizaciones o profesionales externos.

Es un asunto de velocidad; de tiempo y de flexibilidad. Las grandes corporaciones suelen pecar de ser más lentas y rígidas, por la naturaleza propia de su estructura, mientras que las startups, al ser más pequeñas, suelen ser más rápidas y flexibles. La intención es que la convergencia de ambos modelos permita un beneficio para ambos actores; que los emprendedores se beneficien de los recursos y estructuras de las corporaciones, y que éstas se ven favorecidas por el talento y las ideas frescas. 

Atelier cuenta con la escuela de negocios de moda de la Universidad de Navarra .

Algunas compañías han optado por la creación de aceleradoras para reconocer el talento externo. Otras han apostado por concursos. Lo cierto es que buscan la manera de establecer el primer contacto con las startups.

En el caso de BBVA Open Talent, la responsable de innovación abierta de la entidad, Marisol Menéndez, ha asegurado en una entrevista a este diario que el centro de innovación del banco es una especie de laboratorio donde se buscan validar nuevos modelos de negocio y admite que este tipo de fusiones con las startups "están jugando un papel especial" en la industria financiera. Desde Innsomnia, la incubadora de Bankia, incluso utilizan el término "departamento de innovación externo".

La moda de las aceleradoras

Las aceleradoras son -en teoría- plataformas destinadas a impulsar el desarrollo y crecimiento de una startup. Esta labor suele hacerse a través de un programa que, según la fase en la que se encuentre el proyecto, ayuda a un emprendedor a dar forma a su idea, a establecer el modelo de negocio, a diseñar y probar su escalabilidad, a conseguir clientes o a captar financiación -o a todo-. ¿Qué reciben a cambio? Según el Global Accelerator Report, el 41% no pide equity (un porcentaje de la compañía), mientras que el 22% pide entre un 4% y un 6% de la startup.

Así funcionará el programa de aceleración de Atelier

Las primeras aceleradoras españolas nacieron en 2008. La lista fue creciendo a medida que pasaba el tiempo, pero no fue hasta 2013-2014 que se puede decir que empezó el boom. Desde entonces la llegada de aceleradoras no se ha detenido. El fenómeno es mundial. En 2016, se invirtieron a través de 579 aceleradoras en todo el mundo unos 200 millones de dólares -50 millones en Europa- en más de 11.000 startups, según el Global Accelerator Report.

Las primeras aceleradoras españolas nacieron en 2008

"En los últimos años, las aceleradoras y los programas que han operado se han convertido en actores clave dentro de los ecosistemas de startup", señala el informe en el que se sostiene que las aceleradoras "se han convertido en mucho más que simples proveedores de servicios comerciales o vehículos de inversión" y han logrado reunir a empresarios, inversores, entidades públicas y corporaciones "con el objetivo común de ayudar a que empresas innovadoras se arraiguen rápidamente".

La evolución también se ha notado en el caso español. "Cuando empezamos (en 2009), emprendimiento y startups eran algo desconocido. No había quien te diera pautas completas para el desarrollo de un producto tecnológico. Ahora el ecosistema ha crecido, hay más iniciativas", contaba a Vozpópuli el CEO de la aceleradora española Tetuan Valley, Karel Escobar, en un reportaje previo.

Cada vez más aceleradoras forman parte del ecosistema español

Desde aquellos primeros años se han sumado muchas otras aceleradoras; en el camino, algunas han ido cambiando de modelo. En un principio, trabajaban con todo tipo de startups y luego, de a poco, se fueron verticalizando, a medida que los inversores y mentores se empezaban a especializar en un sector u otro. 

En el caso de las corporaciones, el escenario es parecido. Las primeras llegaron hace unos ocho años y desde entonces no han parado de llegar. El centro de innovación de BBVA funciona desde 2009. Telefónica trabaja con Wayra desde 2011 y con Open Future desde 2014; Juan Roig presentó su Lanzadera en 2013. Y la lista ha seguido creciendo. El pasado septiembre, Acciona anunció el lanzamiento de su aceleradora. Y esta semana, seis corporaciones de la industria de la moda se han reunido para sacar Atelier.

Fórmula 'fallida'

No todas las corporaciones tienen éxito con sus aceleradoras. No es algo que comuniquen a la prensa, pero se sabe. Son varios los inversores consultados por este diario que, sin revelar sus nombres, aseguran que se trata de un común denominador en este tipo de proyectos.

"A las corporaciones ahora mismo las aceleraciones les están saliendo mal. 'Nos estamos gastando un montón de dinero y no vemos el retorno', nos han dicho varias empresas", señala Javier Esteban, CEO The Cube, un nuevo espacio de coworking y aceleración en Madrid.

Pero no todos se quedan en el error. Esteban admite que hay corporaciones "que ya se han dado cuenta de que hay gente que trabaja en esto (aceleradoras) y que hay que hacer esto de forma compartida". Aún así, considera necesario que el cambio incluya a ambos actores. "Hay que verticalizar las aceleradoras, porque hay aceleradoras que aceleran de todo y eso también es un fallo", dice. Por ello, subraya, desde The Cube solo se encargarán de acelerar startups enfocadas en el internet de las cosas (IoT) junto con diferentes corporaciones.

A las corporaciones ahora mismo las aceleraciones les están saliendo mal

Este no es el único caso. Uno de los más sonados este verano ha sido Plug and Play Spain (Valencia), que este año ha decidido variar su fórmula de aceleración. Ahora, focalizará sus esfuerzos en la inversión y la unión de proyectos tecnológicos en fase de crecimiento con grandes corporaciones globales. De hecho, es una tendencia global. En Europa, el 63% de las aceleradoras son verticales, de acuerdo a los datos publicados en el Global Accelerator Report.

Corporaciones y startups buscan un modelo que funciona para ambos.

La aceleradora anunciada esta semana, Atelier by Isem, será vertical (solo moda) y parece que ha seguido la recomendación de los especialistas del sector. Además de contar con la veteranía en moda de las compañías participantes, se dejará asesorar por otras empresas con experiencia en innovación tecnológica -Samsung, Telefónica On The Spot, Contiac, The Customer Spirit, Move Branding- y por gente con experiencia en generación de startups -TheVenture.City-.

Entre las empresas que se encargarán del asesoramiento en la aceleradora de El Corte Inglés se encuentran Samsung, Telefónica On The Spot, Contiac, The Customer Spirit, Move Branding y TheVenture.City.

La fórmula, en general, no solo falla por la falta de verticalidad. Otros de los problemas, señala Martín, es que se ha intentado integrar en un solo modelo la forma en la que funciona una startup y la manera en que se gestiona una gran corporación. "Eso es incompatible", señala el responsable de Innovación Abierta de Sngular. De ahí que considere necesario encontrar un nuevo modelo.

"Es probable que no sea un modelo único. Tiene que ser una cosa muy flexible, dinámica y personalizada, que no encaja -para nada- con lo que buscan las grandes organizaciones", explica. Lo cierto es que nuevas propuestas -buenas o malas- seguirán llegando al ecosistema.

Según el Global Accelerator Report, la relación entre aceleradoras y corporaciones "ha crecido en fuerza y frecuencia". Los datos apuntan a que el 52,1% de las aceleradoras del estudio han sido financiadas al menos parcialmente por una corporación y que el 67,2% tiene como objetivo generar ingresos futuros de los servicios vendidos a las corporaciones. Funcionen o no, las aceleradoras seguirán llegando aunque en el camino tengan que cambiar. ¿Cuál será la próxima?

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.