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Los inversores encienden las alarmas ante un posible cambio de gobierno en Reino Unido

La economía inglesa

Las elecciones de Reino Unido que se celebrarán en mayo han encendido las alarmas de las firmas de inversión internacionales. Las encuestas anticipan que el partido conservador de David Cameron tendrá dificultadas para lograr la mayoría absoluta e incluso para repetir la actual alianza con los liberaldemócratas. La política de austeridad y fuertes recortes en gasto social realizada durante la última legislatura podrían afectar las expectativas de los 'tories' y de sus socios de gobierno, el partido liderado por Nick Clegg, que tendría grandes dificultades para seguir siendo la bisagra para formar el próximo gobierno.

Si estas previsiones se cumplen, muchos inversores en la City temen que se frene el ímpetu reformador que ha permitido a Reino Unido sortear estos años de crisis. No es que teman que si accede de nuevo al poder el partido laborista se frene la inercia positiva de la economía. Pero, tal como adelantan los sondeos, lo más probable es que tuviera que recibir el apoyo de los nacionalistas escoceses, dentro de un Parlamento que sería la fiel imagen del multipartidismo. Y tomar medidas importantes en estas condiciones, a ojos de los mercados, podría resultar complicado.

Tanto es el temor que ha suscitado esta posibilidad que la semana pasada más de cien directivos de las empresas más importantes de Reino Unido publicaron una carta en The Daily Telegraph http://www.telegraph.co.uk/news/politics/labour/11507586/General-Election-2015-Labour-threatens-Britains-recovery-say-100-business-chiefs.html en la que pedían el voto para los conservadores con la esperanza de que se mantenga la agenda reformista. Lo inusual de esta misiva da una idea de la inquietud que reina entre los empresarios, en un año en el que se espera la primera subida de tipos de interés por parte del Banco de Inglaterra, siguiendo la iniciativa de la Reserva Federal norteamericana.

No preocupa cuándo será la primera subida, que algunos analistas ya descuentan que será el próximo año, sino el ritmo con el que se realizarían las sucesivas. La economía inglesa afronta el dilema de vivir entre dos mundos, el del euro y el dólar, que se encuentran en estos momentos atravesando caminos divergentes. A un lado del Atlántico, una reducción de la expansión monetaria vivida durante los últimos años, y al otro, el comienzo de una lluvia de liquidez en el mercado. Para las empresas británicas que generan la mayoría de sus ingresos de exportación en euros pero que importan los productos en dólares, esta conjunción es esquizofrénica.

De ahí que aparte de los riesgos que afronta la economía con la cotización de la libra y los tipos de interés, los inversores desconfíen de un incremento del gasto público que proponen los laboristas. Por no hablar del riesgo político del que advierte hasta BlackRock, comparando el panorama postlelectoral británico con el de la España anterior a la crisis, si las regiones de Reino Unido comenzaran una carrera de endeudamiento.

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