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Mercados

La deuda española cae fulminada ante una oleada de ortodoxia germanófila

El presidente del BCE, Mario Draghi, se ajusta las gafas durante una rueda de prensa en Frankfurt, Alemania.

España e Italia estuvieron en situación crítica hace dos semanas, lo que motivó un plante de Mariano Rajoy y Mario Monti en el último Consejo Europeo en Bruselas, celebrado el viernes 29 de junio. De ahí se salió con el compromiso de que el Fondo de Rescate podría recapitalizar, a través del Mede, directamente a bancos y no sólo a Gobiernos. Asimismo, se permitiría a los mecanismos estabilizadores la compra de deuda en el mercado secundario. Un trágala para Angela Merkel, que lejos de sonreir amablemente, comenzó a filtrar veladamente a principios de esta semana las pocas ganas con las que aprobó todo. Finlandia y Holanda fueron los portavoces esta vez, indudablemente dirigidos desde Berlín. Ayer llegó la puntilla: Mario Draghi reiteró en su discurso, después de bajar tipos, todos los planteamientos germanófilos, hundiendo los mercados hasta cotas previas a la cumbre del 29 J. Por si fuera poco, los principales economistas alemanes están constituyendo un armazón de legitimidad a Merkel para que siga bloqueando las facilidades a los países periféricos.

Draghi decepcionó mucho a los inversores, que querían noticias concretas sobre nuevas inyecciones de liquidez o programas de compras de deuda. O, al menos, “una simple declaración de que permanecerá vigilante y no tolerará determinados niveles de prima de riesgo, lo cual no constituye una promesa de compra pero es una advertencia a especuladores en un mercado ilíquido”, comentaba un operador de tesorería español.

Merkel ya no da la cara contra las ayudas a España o Italia, pero no cesan de aparecer oportunos ataques contra la flexibilización, en teoría no coordinados. El último, el de los economistas del IFO.

Con este panorama, “los spreads se han ido otra vez a hacer gárgaras”, comentaba con un tono de hastío dicho experto. “Estamos de nuevo en niveles previos al Eurogrupo, cuando la situación se consideró tan desesperada”, añadía. Algo más tranquilo en la forma, pero no en el fondo, se  manifestaba Javier Ferrer, de Ahorro Corporación, diciendo que “tras las palabras de Draghi, los especuladores han vuelto a tener claro que seguirá sin haber un BCE vigilando el mercado, por lo que se ha hundido de un plumazo con una simple rueda de prensa”, decía, alarmado por el hecho de que “el Tesoro ha colocado deuda a 10 años al 6,51% por la mañana y ahora está al 6,80% en el secundario”.

De parte de Merkel

De nuevo en niveles críticos, a pesar de que a principios de semana se tocó la cota del 6,15%, que despejaba de nubarrones el horizonte de la financiación del estado. Pero no tardaron en salir los países satélites, Finlandia y Holanda (totalmente aliados con la ortodoxia germana y con su deuda híper barata), en poner en tela de juicio los avances de la cumbre. Unas declaraciones que “llegaban de parte de Merkel, estoy seguro”, decía un presidente de una gestora de fondos.

Esta irrupción tuvo la virtud de comenzar a minar los avances del pasado viernes y lunes, acentuados por la impaciencia de los mercados que, además de declaraciones y anuncios, quieren hechos concretos. La aprobación de la ayuda a España debería haberse firmado el 9 de julio, pero todo apunta a que será, como pronto, el 20 de julio. Tal como indica Barclays, esto ha ido lastrando al mercado, que está lleno de inversores en modo wait and see. Cuando más tengan que esperar, más se impacientarán. Así, en tres días se pasó del 6,15% al 6,50%, en un goteo no muy llamativo, pero continuo. 

IFO: los que faltaban

Por si hubiera alguna duda de la poca complacencia con la que Alemania contempla que se eche una mano a los países periféricos, un importante pool de economistas se está oponiendo a Merkel ante las concesiones realizadas a España e Italia. Una oposición aparente, ya que la canciller no está, precisamente, encantada con las medidas aprobadas. Los expertos hacen ahora la labor de zapa que tanto desgastaba a su canciller. 

En una carta publicada por el Frankfurter Allgemeine Zeitung, un grupo de 150 economistas alemanes, liderados por el centro de investigación IFO que elabora los índices de confianza que tanto peso tienen en los inversores internacionales, no dudaron en decir que “las decisiones que la canciller se vio obligada a tomar en la cumbre de la UE son erradas”. De paso arremeten contra la unión bancaria europea.

Mientras todo esto ocurre, el bono español a 10 años se ha ido ya al 6,78%, pero lo más preocupante es que a 5 años vuelve a estar sólidamente por encima del 6% y el tres años repuntó hasta el 5,4%. Una curva plana, que indica un cierre claro del mercado. España vuelve a estar casi igual que antes. 

Por su lado, Alemania volvió a beneficiarse de este desplome y acabó con su bund a 10 al 1,39%. El británico finalizó en el 1,67%. Inglaterra está a punto de aprobar un nuevo plan de recompra de bonos, por un importe de 50.000 millones de libras. EE UU también usa a la Reserva Federal para controlar los tipos de su deuda. La Eurozona no, frenada por Alemania, que se financia cómodamente a tipos negativos. 

Hoy se espera que el Gobierno suba el Iva. El tono de los mercados volverá a condicionar el tono de la comperecencia del Consejo de Ministros. Pero, con semejante presión de los mercados, resulta imposible para cualquier Ejecutivo ejercer su tarea con un mínimo de normalidad. 

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