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S&P vuelve a bajar el rating a Francia al no creerse sus cuentas públicas

El presidente de la República francesa, François Hollande

La agencia Standard and Poor's (S&P), que fue la primera en retirar la "triple A" a Francia, le rebajó hoy de nuevo la calificación para dejarla en "AA" por considerar que el débil crecimiento que las reformas del Gobierno no mejora de forma sensible le dejan un corto margen para sanear las cuentas públicas. S&P explicó en un comunicado que "es poco probable que el enfoque actual del Gobierno" con sus reformas "mejore de forma sustancial las perspectivas de crecimiento" a medio plazo del país presidido por François Hollande.

La agencia, que en enero de 2012 había quitado a Francia la máxima calificación, dejó ahora su "AA" asociado a una perspectiva estable, con lo que la posibilidad de bajarla otra vez o subirla en los próximos dos años es inferior al 33%. El ministro francés de Finanzas, Pierre Moscovici, en una primera reacción lamentó la decisión de S&P por considerar que se basa en "juicios críticos e inexactos", teniendo en cuenta que su Ejecutivo, en los 18 meses que lleva en el cargo, ha llevado a cabo "reformas de envergadura para restablecer la economía del país, sus finanzas públicas y su competitividad gracias a la escucha y el diálogo".

"Hay un creciente descontento de la opinión pública" por los impuestos, señala el informe de la agencia calificadora

"Esta agencia no ha tomado suficientemente en cuenta esas reformas", señaló Moscovici, en una entrevista a la emisora de radio "France Info", en la que hizo notar que la "doble A" con la que se queda su país para S&P "es una de las más elevadas del mundo y una de las más elevadas de Europa", con lo que "somos un país extremadamente sólido". "Francia sigue teniendo un crédito sólido" y "financiará su deuda a unos tipos de los más atractivos del mundo", aseguró el ministro al ser preguntado sobre el repunte registrado en los intereses que su país va a tener que pagar por esa deuda.

Presión fiscal elevada

S&P señaló en su análisis que las subidas de impuestos lanzadas por los sucesivos gobiernos franceses "incrementan una presión fiscal ya elevada" y que el equipo que preside el jefe del Estado, el socialista François Hollande, muestra "incapacidad" para "reducir los gastos del Estado de forma significativa", y todo eso "limita el margen de maniobra presupuestaria del país". A ese respecto, estimó que la deuda pública culminará en el 86% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2015, mientras la actividad este año crecerá a un ritmo "próximo a cero", mientras en los dos próximos ejercicios lo hará a una cadencia "apenas superior al 1% de media".

Igualmente predijo que la tasa de paro seguirá por encima del 10% hasta 2016, frente a una media del 8-9% antes de 2012, y advirtió de que el nivel actual de desempleo "reduce el apoyo popular en favor de nuevas reformas estructurales". S&P reiteró su idea de que los poderes públicos franceses tienen un margen estrecho para incrementar sus ingresos, como lo ilustra el "creciente descontento de la opinión pública" por los impuestos, que ha dado lugar a correcciones de su estrategia por parte del Ejecutivo.

Al final, eso significa que "el margen presupuestario de Francia se ha reducido" y el déficit público será este ejercicio del 4,1%, superior al 3,5 % que la propia agencia de calificación había aventurado en noviembre de 2012.

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