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El rating de España tiene la última palabra en el éxito de la ampliación del Popular

El presidente de Banco Popular, Ángel Ron.

Banco Popular no se quiere jugar el futuro y la macroampliación de capital de 2.500 millones que acaba de poner en marcha está garantizada. Los 15 colocadores que participan en la operación tienen un compromiso de aseguramiento firmado para que salga adelante contra viento y marea. Popular depende de ella para cubrir su déficit de capital (estimado en 3.223 millones de euros por la consultora Oliver Wyman), esquivar las ayudas públicas y mantener su independencia. Eso sí, una bajada de rating a España o al banco en las próximos semanas puede suponer una seria amenaza para sus planes.

Los bancos colocadores (Deutsche Bank, Santander, Merrill Lynch, JP Morgan, UBS, Barclays, BNP, HSBC, Morgan Stanley, Société Générale, Mediobanca, BBVA, Crédit Mutuel, Keefe, Bruyette & Woods, JB Capital Markets) se han comprometido a vender el 83,2% de la ampliación y solo podrán romper el contrato en caso de que se den una serie de supuestos que hicieran la operación “impracticable o no recomendable”. Y el más peligroso es una rebaja de la calificación crediticia de España o del banco de más de dos puntos. El resto serían supuestos bastante más improbables como cambios en el negocio, patrimonio o gestión del banco; una suspensión prolongada de la cotización, cambios legislativos que afectaran a la operación, una moratoria en las actividades de banca comercial o cambios adversos en las condiciones financieras, entre otros.

¿Sería posible una rebaja de rating en las próximas semanas? Fuentes financieras consultadas lo ven poco probable. El periodo de suscripción preferente de los derechos concluye el 28 de noviembre y a tan corto plazo parece difícil que España o la entidad reciban un susto tan grande de las agencias de calificación.

El último gran golpe que recibió España se produjo a principios de octubre cuando Standard & Poor’s decidió degradar la calificación de la deuda soberana a largo plazo en dos escalones hasta dejarla en BBB-, al borde del temido bono basura. El informe, eso sí, situó la perspectiva a largo plazo en negativo, lo que puede provocar nuevas rebajas en el futuro, pero quizá no a tan corto plazo, independientemente de que en esas fechas España solicite o no asistencia a sus socios comunitarios.

Las agencias, pese a todo, siguen vigilantes. La semana pasada Moody’s reconoció que sigue viendo riesgos sobre los rating de los países de la zona euro y advirtió que en el caso de España la clave estará en la capacidad de acceso al mercado que tenga. La agencia, en cualquier caso, reafirmó el grado de inversión de España el 16 de octubre, al mantenerlo en Baa3, un grado por encima del nivel especulativo, al considerar que pedirá el rescate y tendrá suficiente acceso a la financiación.

Popular, por su parte, sufrió por última vez el hacha de agencias de calificación el pasado 16 de octubre como consecuencia de la rebaja de calificaciones otorgada al Reino de España. Entonces Standard & Poor’s le bajó el rating de BB+ a BB. Fitch, por otra parte, le da una nota de BB+; Moody’s tiene la calificación en Ba1 mientras que DBRS la tienen en A (low).

Popular captó 277 millones el primer día de la ampliación de capital, el 11% del total

El papel de los bancos colocadores (con permiso de las agencias de rating) resultará clave para Popular en las próximas semanas. Tienen el compromiso de encontrar compradores por un total de 2.079 millones de euros de los 2.500 que aspira a captar el banco, lo que supone toda una garantía para el buen puerto de la operación. Sobre todo, teniendo en cuenta que el núcleo duro de accionistas de la entidad ha garantizado que acudirán con el 16,8% del capital restante. La clave estará en ver el grado de aceptación que tiene la oferta tanto entre los pequeños inversores, que actualmente controlan el 46% del capital y los inversores institucionales a los que se aspirará a vender la operación.

La entidad informó ayer que en el primer día de la operación se suscribieron ya 277,7 millones, el 11% del total.

Los derechos de suscripción de Popular comenzaron a cotizar el miércoles. De cada acción se desgajó un derecho que permitirá a los accionistas suscribir tres acciones nuevas a 0,401 euros. Los títulos partieron con un precio de referencia de 0,562 euros y subieron hasta cerraron ayer a 0,58 euros. Los derechos, por otra parte, cerraron sin cambios al quedar en 0,468. Esto significa que ayer comprar una acción de Popular en el mercado costaba 0,58 euros mientras que hacerlo vía derechos requería 0,557 euros, un 3,8% menos. Lo normal es que el precio se vaya ajustando con el tiempo si el mercado confía en que la operación salga adelante.

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