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Abante busca captar negocio en el extranjero con su sicav luxemburguesa

Abante ha registrado su sicav en Luxemburgo, en la que colocará los fondos de sus gestores José Ramón Iturriaga, Juan Manuel Mazo y Alberto Espelosín. La entidad independiente busca así crecer en el extranjero, tal como está haciendo la mayor parte de firmas de gestión, bancarias o no bancarias. Su presidente, Santiago Satrústegui, subrayó que resulta casi imposible que los extranjeros vengan a comprar fondos españoles (“ese tren ha pasado ya”) y ahora toca salir al exterior.

La presión sobre el secreto bancario en Suiza ha abierto un hueco a las gestoras domésticas, ya que las entidades off shore han basado su éxito en la opacidad fiscal. Acabada o al menos seriamente amenazada esta ventaja, los clientes se encuentran con una gestión que no ofrece los mejores resultados y, sobre todo, aplica unas comisiones desmesuradas. 

Por tanto, será una constante ver a entidades españolas rumbo a Luxemburgo, Suiza y también Miami, punto de encuentro de los capitales de EE UU y Latinoamérica. 

Muchos fondos

Inicialmente, se colgarán cuatro fondos de inversión de la nueva sicav: un fondo de fondos denominado Global Selector, así como el Spanish Opportunities, instrumento de bolsa española manejado por Iturriaga, Maral Macro (Mazo) y Abante Pangea (Espelosín).

La entidad gestiona 1.200 millones de euros y el año pasado consiguió unas sucricpciones netas de 250. Ha ampliado sus oficinas de Madrid y también tiene sede en Barcelona.

Más allá de las cifras, conviene señalar a Abante como otro de los escasos reductos de la gestión que van quedando en España, mercado en el que el gestor de fondos y carteras es un profesional casi en vías de extinción, debido entre otras cosas, a la fuerte crisis que aún perdura y ha producido una gran criba. 

La fuga de inversores de fondos de renta variable ha provocado que sobraran muchos gestores en las grandes compañías. La indiciación y la compra de fondos de terceros han llevado al mundo de la gestión a una situación de abandono. Abante, sin embargo, presume de gestión propia, cosa que no podrían decir algunas entidades bancarias del Ibex. 

Grupo fundacional 

Esta entidad tiene como equipo fundacional a Satrústegui y los profesionales que le siguieron en 2002 después de una larga etapa en AB Asesores y una más corta en Morgan Stanley, firma que compró AB en 1999.

Este banco privado comenzó de cero, aunque en cuanto ha podido, ha incorporado a gestores como Iturriaga, de Bankinter, Mazo, de Caja Madrid y Valórica o Espelosín, de Ibercaja. Todos con vocación exclusiva por la gestión, a pesar de que esto ya se está convirtiendo en algo casi artesanal.

Sin embargo, la independencia parece la mejor garantía de futuro o al menos así se deduce al escuchar la reflexión de Santiago Satrústegui, cuando ponía de manifiesto que “firmas como Privanza (BBVA), Altae (Caja Madrid) o Banif (Santander) ya no existen y nosotros continuamos”.

Precisamente, la integración de esta última entidad en su matriz Santander es un filón que toda la banca privada independiente intentará explotar. Pocas veces han tenido una opción tan oportuna para esgrimir ante los clientes las bondades de las gestoras dedicadas exclusivamente a cuidar de los intereses de sus inversores, en lugar de otras entidades dependientes de su matriz, muy lastradas por asuntos como Lehman Brothers, fondos inmobiliarios, Madoff, Meinl y otro tipo de productos híbridos. 

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