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Nuevas formas de inversión: el oro vuelve a ponerse de moda

El oro siempre ha sido designado como el valor refugio por excelencia de todos los inversores internacionales, ya que se trata de un activo globalmente conocido y estimado, a la vez que cuenta con propiedades específicas que impiden su depreciación en el tiempo. Estas inversiones se han traducido en la tenencia propia de oro, o en otras formas indirectas de invertir en oro, a través de herramientas y productos financieros.

Sin embargo, el desarrollo de estas nuevas fórmulas ha derivado en productos financieros complejos que utilizan el oro como base para operar:

  • ETF: Significa Exchange Traded Funds o Fondos Cotizados, es decir, fondos de inversiones que cotizan en bolsa como si de una empresa se tratase. Seleccionan el oro como valor a invertir y suelen ser de las mejores opciones, ya que indexan su cotización a la valoración del oro en un momento dado, con la ventaja de que se realiza a posteriori.
  • Fondos de inversión: seleccionan un determinado activo a seguir, a través del cual se va realizando un seguimiento de su cotización, durante el cual el fondo va incrementando su valor o depreciándose.
  • Certificados, contratos y warrants: son productos complejos a través de los cuales se produce una negociación o transacción de acuerdo a un activo. Dependiendo del tipo de producto, este variará de precio, cantidad y momento pactado. Por otra parte, al igual que ha ocurrido con la situación anteriormente comentada, en la que las inversiones en oro han sabido reconvertirse, adaptarse a los nuevos tiempos, así como desarrollarse, hoy día también surgen nuevas formas de inversión en la economía que difieren sustancialmente de las hasta hoy conocidas. Vamos a tratar algunas de ellas:
  • Business Angels: son personas que se dedican a investigar aquellas start ups y empresas de nueva creación, con novedosas formas de relacionarse. Apostar desde un inicio e invertir capital en este tipo de empresas sin duda es una de las mejores formas de inversión hoy día, por el retorno que puede producir. Suelen estudiar bien cada caso de emprendimiento y apostar por el caballo ganador. El retorno suele ser elevado debido al crecimiento exponencial que suelen alcanzar determinadas entidades con unos beneficios crecientes
  • Inversión en materias primas secundarias: nos referimos a materias primas secundarias cuando hablamos de aquellas que están al margen de las principales (petróleo, gas, oro) y que han visto crecer el interés por parte de inversores internacionales en los últimos años, como el aceite de oliva, el vino y similares. Estas inversiones, a diferencia de la selección de opciones o futuros, tratan del almacenaje de la producción con el fin de incrementar los precios y luego distribuir en el mercado. Para ello, los inversores ya no solamente adquieren la mercancía, sino que compran fábricas y distribuidoras con el fin de poder controlar la oferta al antojo del productor o exigencias del mercado.
  • Adquisición de bienes futuros: en este caso, son inversiones a largo plazo en las cuales se adquieren los elementos de producción con el fin de obtener sus rendimientos en el futuro. Suelen ser inversiones de carácter agrícola, y son de largo plazo porque desde que se adquieren hasta que se producen los primeros resultados distan varios años. Son, por ejemplo, los bosques que se plantan y replantan con el objetivo de vender una madera de calidad en el futuro, o aquellas tierras en las que se deciden cultivar árboles con frutos muy demandados y de alto precio, de forma que pueda atender a la demanda o crearla.

En general, los mercados financieros, al igual que cualquier otro mercado, también se deben a la innovación y desarrollo de nuevos productos y nuevas prácticas que incidan sobre la necesidad de dar respuesta a los inversores. Durante la crisis, la inversión a nivel internacional ha sufrido, por una parte, un parón generalizado en las economías desarrolladas y, por otra, una duda constante sobre dónde acudir y en qué sectores inmiscuirse, labor que han desarrollado a través de la innovación en prácticas tradicionales, como introducir productos financieros más complejos o activos como el oro.

Iniciándose en nuevas aventuras empresariales y de emprendimientos de forma integral, tal que permita controlar todo el proceso productivo y el control total sobre la oferta de los bienes, como, por ejemplo, el control de determinadas materias primas.

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