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Ahorrar a largo plazo para la jubilación con medidas de corto plazo

Más concienciación de los ahorradores y de las autoridades públicas sobre la necesidad de ahorrar a largo plazo para la jubilación. Este podría ser el consejo unánime que los expertos ofrecerían para intentar solucionar el irreversible cambio que se avecina en la estructura piramidal de la población española. Y no es que los cambios demográficos vayan a afectar a las futuras prestaciones o que el sistema público vaya a quebrar. Se trata de analizar si el modelo actual podrá responder adecuadamente a las necesidades de los futuros pensionistas.

Diego Valero, presidente de la consultora Novaster, aseguró durante su intervención en unas jornadas organizadas por IIR sobre Planes de Pensiones y Previsión que el sistema público en España no va a quebrar, aunque “no es sostenible en los términos actuales”. “La crisis ha acelerado en diez años la evolución decreciente del fondo de reserva de las pensiones”, señaló. Una circunstancia que acentúa las estrecheces de un modelo que ya no se corresponde con la realidad demográfica de la sociedad española, como se puede comprobar en la persistencia de la pensión de viudedad o una edad de jubilación que está disociada de la evolución de la esperanza de vida.

Aunque el sistema público quisiera atender todo el gasto social derivado de sus obligaciones, la percepción que correspondería a cada ciudadano podría ser insuficiente. “¿Tendremos pensiones para vivir dignamente cuando nos jubilemos?”, preguntó Valero. Y la respuesta ya es evidente: hoy en día el 25,6% de las pensiones de la Seguridad Social se encuentra en el límite o por debajo del umbral de la pobreza.

Las últimas medidas adoptadas por el Gobierno, como elevar la edad de jubilación hasta los 67 años, situar en 25 años el período de cómputo para el cálculo de la prestación o incrementar hasta los 37 años el plazo de cotización para percibir la totalidad de la pensión por jubilación, además de introducir algunos factores de sostenibilidad, van en la línea de reducir y controlar el gasto público en pensiones. Pero faltan medidas de mayor calado.

Valero recordó que los países que ya han realizado reformas importantes han conseguido estabilizar su cifra de gasto, en un entorno en el que los países desarrollados viven un fenómeno progresivo de envejecimiento de la población. Y en un país como España, donde el porcentaje de sustitución de la pensión pública se eleva hasta el 74%, la necesidad de introducir cambios es más palpable.

Para el presidente de Novaster, se deberían de fomentar los planes de pensiones de empleo, al igual que han hecho otros países recientemente, como Reino Unido. Este desarrollo pasaría por una afiliación voluntaria, que fueran sencillos de comprender, transparentes y baratos, en el sentido de maximizar la diferencia entre la rentabilidad de los planes y las comisiones que cobran.

Diego Valero, quién afirmó que falta una estrategia política sobre el tema de las pensiones, también destacó la importancia de que los ciudadanos tomen conciencia sobre la importancia de ahorrar para su jubilación. “Se infravalora la longevidad de nuestra vida y se tienden a cobrar de golpe las prestaciones, porque las rentas vitalicias no son atractivas para el ahorrador”, subrayó.

María Asunción Bauzá, socia de Cuatrecasas Gonçalves Pereira, destacó que la última propuesta del Gobierno para incentivar el ahorro de cara a la jubilación tiene el efecto psicológico contrario, al contemplar unos productos denominados planes de ahorro a largo plazo que tan solo fijan un período de cinco años para su inversión en ellos. “Cuando se habla de ahorro, se piensa más en el financiero a corto plazo que en la previsión a largo plazo para la jubilación”, resaltó.

Una circunstancia que afecta al planteamiento de los ahorradores a la hora de abordar la planificación de su jubilación. “Cuando piensan en invertir en planes de pensiones, se siguen fijando en el impacto fiscal o en los regalos más que en si ayudan a complementar la pensión pública”, señaló Belén Alarcón, directora de asesoramiento patrimonial de Abante Asesores.

Alarcón explicó que los asesores deben incidir en ofrecer soluciones personalizadas para cada cliente. A su juicio, cuando un ahorrador comprueba de primera mano la necesidad de evaluar sus necesidades económicas de cara a la jubilación y las aportaciones que debería realizar para conseguirlo, modifican su percepción del riesgo, puesto que lo plantean a largo plazo con un objetivo concreto. “Debemos ayudar a nuestros clientes a planificar su jubilación con la ayuda de los mercados financieros”, subrayó.

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